«Llévame hasta el cielo» reúne de nuevo a Lolita Flores y Luis Mottola

Por Ana Riera

En julio 2020 fue la primera función teatral tras el confinamiento. Un nuevo éxito que resultó inolvidable para quienes lo aplaudieron allá donde se representó la singular historia de dos personajes que se quedan encerrados en un ascensor para descubrir la existencia de un universo mágico en el que lo imposible se convierte en realidad, cambiando sus vidas para siempre.

Se trata de una comedia con algunos brochazos trágicos, y es la tercera obra que reúne a estos dos magníficos actores. Coincidieron por primera vez en Prefiero que seamos amigos, de Laurente Ruquier, y luego en La fuerza del cariño, de Dan Gordon. De modo que se conocen lo suficiente como para complementarse a las mil maravillas. Y esa complicidad se nota en el escenario.

La acción de esta comedia transcurre en el ascensor de un edificio cualquiera de una gran ciudad. Ángela y Marcelo coinciden en él de un modo aparentemente casual. Pero algo ocurre y el ascensor se detiene antes de que ninguno de ellos pueda llegar a su destino, quedando atrapados en su interior.

Poco a poco, a través de los diálogos y las situaciones que se suceden, vamos descubriendo la vida de ambos. Él es un hombre de 40 años que se siente derrotado y traicionado. Cree que lo ha perdido todo y se dirige al ático del edificio con la intención de cometer una locura. Ángela, por su parte, es una mujer madura de gustos aparentemente caros, que se comporta de un modo un tanto extravagante, incluso algo desquiciado.

El público, obligado a compartir espacio y tiempo con estos dos personajes, como si también estuviese encerrado en ese ascensor, va descubriendo los secretos que ambos esconden y que acaban entrelazándose. Curiosamente, será estando encerrados en un espacio relativamente pequeño donde los personajes conseguirán conquistar la libertad que tanto anhelan.

Se nota que tanto Lolita Flores como Luis Mottola sienten ternura por los personajes que interpretan y probablemente por eso despiertan el cariño del público desde los primeros diálogos y resultan tan creíbles, incluso en los momentos más fantasiosos. Además, cuentan con una “doble” interpretación que les permite lucirse especialmente.

La obra está basada en un texto de Nacho A. Llorente. En un primer momento fue concebida para ser un trabajo audiovisual. Pero afortunadamente, con el apoyo de Producciones Lerele, de la propia Lolita Flores, acabó convertida en pieza teatral y llevada a este espacio tan sugerente y apropiado.

La escenografía, de César Recuenco, con DRAO Producciones, que se limita a una simple caja de ascensor con unas puertas móviles, resulta sencilla pero muy eficaz. La iluminación, de Lucas García, destaca por su dinamismo, y se encarga de realzar la acción y potenciar el trabajo actoral. Lo mismo que la música, obra del perfeccionista Guillermo Furiase, hijo de la protagonista.

En definitiva, una pieza aparentemente despreocupada y ligera, pero que esconde más lecturas de las que se ven a simple vista. Un buenísimo plan para disfrutar de la noche madrileña que, además, se puede complementar degustando la oferta gastronómica de La Bicicleta Café, que sirve en el mismo patio, antes,  durante o después de la obra.

Reparto: Lolita Flores y Luis Mottola
Dramaturgia: Nacho A. Llorente
Dirección: Juan Carlos Rubio
Ayudante de dirección: Pedro Morales
Gerencia y regiduría: Javier Zapardiel
Escenografía: César Recuenco, DRAO Producciones
Luminotecnia: Lucas García
Música: Guillermo Furiase
Producción ejecutiva: Dolores González Flores
Colaboración especial: Elena Furiase y Álex Biehler
Management: Mucho Arte Management – Elena Lázaro
Una producción de Lerele Producción

PATIO DEL TEATRO GALILEO-HASTA EL 12 DE SEPTIEMBRE 2021.

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