‘La saga de los Confines’ o cuando la memoria es una casa en la que cabemos todos

ANA BELÉN JARA.

“Y ocurrió hace tantas Edades que no queda de ella ni el eco del recuerdo del eco del recuerdo. Ningún vestigio sobre estos sucesos ha conseguido permanecer. Y aun cuando pudieran adentrarse en cuevas sepultadas bajo nuevas civilizaciones, nada encontrarán”.

Con estas palabras, Liliana Bodoc nos adentró en su propio mundo fantástico hace ya 20 años, cuando publicó Los días del Venado (2000), novela que da origen a la Saga de los Confines. A esta primera entrega le siguieron Los días de la Sombra (2002) y Los días del Fuego (2004), en los cuales los lectores nos convertimos en águila testigo de una guerra entre el bien y el mal que se abre paso entre dos continentes: Las Tierras Antiguas y las Tierras Fértiles

En este mundo nuevo, la autora configura su propio mapa, sus propias culturas, especies, y voces que, como la serpiente, tienen una cola y una cabeza. Pero también, la trama principal se nutre y resignifica las claves de un suceso histórico atroz como lo fue la llegada de los españoles a América en el siglo XV. Por eso, conforme avanzamos por el relato, nos encontramos con personajes y costumbres que nos son familiares y hasta propias. 

La escritora nos narra las guerras del espíritu y del cuerpo en un mundo abatido por el extranjero, por el sideresio, que busca instaurar el poder en las Tierras Fértiles ¿Qué se esconde detrás de estos esfuerzos? El quién del mal tiene un nombre, una casa y una madre, se llama Misáianes.

Guerreros Husihuilkes, artistas zitzahays, artesanos, campesinos, lulus, brujos que habitan el cielo, los montes y los ríos se enfrentan a la invasión. Pero sobre todo mujeres, que caminan la tierra, que juegan una partida de yocoy, con el amor como fin último. También están las criaturas que conviven con los pueblos, desde el Lalafke al Yentru. Todos ellos tienen voz en esta historia que recorre nuestras culturas precoloniales desde la óptica fantástica de Liliana

 Para quien se introduce al mundo de Bodoc algo está claro: La escritora no le teme a la muerte, no le huye a la derrota, boceta un mundo ficticio lleno de realidad.  En sus propias palabras: “no nos alcanza para tanta vida, para tanta muerte, para tantos miedos, para tantas dudas, no nos alcanza, somos seres humanos y necesitamos el espacio que nos proporciona la fantasía”.

Las novelas recuperan los modos del narrar de la tradición oral, pero también nos hacen viajar, cual obra audiovisual, entre distintas escenas, entre distintos personajes y tramas, sin la necesidad de abrir y cerrar capítulos. De esta forma podemos mirar al norte y al sur, a la caída de unos por el dolor de otros. 

La saga de los Confines configura un mundo nuevo, nacido del recuerdo y de una canción que cantada viaja y se transmite de generación en generación. Así, como las primeras voces de nuestros pueblos lo hicieron, leer a Bodoc es escuchar con los ojos la narrativa de los abuelos y las abuelas, es volver a los sabores vírgenes de la comida autóctona, al olor del pan que se hornea desde las manos. Un sinfín de sentidos da veracidad a la magia de esta historia.

Desde su tierra natal, Argentina, se celebra el aniversario esta obra a través de distintas actividades. Las mujeres de los confines, junto a la asociación EDELIJ y la compañía El alma en un Hilo, realizaron un ciclo de lecturas junto a educadores y artistas, por ejemplo. Por otra parte, el documental Liliana Bodoc, la madre de los confines (de Diego Ezequiel Avalos) fue recientemente estrenado y galardonado en el Festival Internacional de Cine de las Alturas 2020. Además, Canal Encuentro publicó “Bodoc, memorias de una maga”, una serie de capítulos para rememorar su creación literaria. 

Sin dudas un país entero recuerda las historias de los confines. Así que, ya sea a través de la voz de Liliana, captada para el tiempo, o la de sus lectoras y lectores, la saga vuelve continuamente a reconfigurar el universo de lo fantástico en el sur latinoamericano.

3 thoughts on “‘La saga de los Confines’ o cuando la memoria es una casa en la que cabemos todos

  • el 2 octubre, 2020 a las 1:36 am
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    Excelente, obra y reseña. Es la memoria de América

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  • el 4 octubre, 2020 a las 1:16 am
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    Qué buen recuerdo para Liliana Bodoc y su obra!

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