La vida y la muerte entrelazadas para que «Los hermanos Machado» logren reencontrarse

Horacio Otheguy Riveira.

Teatro del Temple presenta «Los hermanos Machado», historia de un viaje dentro de una casa. Obra maestra que traslada al campo de lo verosímil teatral el encuentro que nunca se produjo entre dos hombres de talento separados violentamente por la guerra civil española.

El proceso de reconstrucción histórica se realiza en la vieja casa familiar, en el tiempo previo a la segunda guerra mundial, donde Manuel se justifica y atormenta por su entrega al régimen franquista para evitar el fusilamiento por haber defendido las ideas republicanas, y viene a su encuentro el fantasma de Antonio muerto en un pueblo francés, exiliado junto a su madre, siempre fiel a sus ideas revolucionarias.

El viaje está poblado de mujeres que admiraron y amaron, de voces pergeñadas de dialéctica y conflictos ancestrales, política y armas… ninguna violencia queda fuera entremezclada con la ternura fraternal, el humor en ráfagas de felicidad, el ingenio de los poetas y la profunda belleza de algunos de sus poemas que se cruzan, naturalmente, con diálogos desarrollados con una precisión de orfebre en el magno mundo de una habitación, y tres intérpretes con recursos que cautivan al afrontar los perfiles históricos, entre muchos personajes de la historia española, sin el menor tono discursivo, con la fluidez del teatro contemporáneo, y las dosis cotidianasa de humor y tragedia que envolvieron las vidas de Miguel de Unamuno, García Lorca, Valle Inclán… y los propios Machado.

Al final el público tarda en reaccionar y se va poniendo de pie entre ovaciones a medida que con aplausos se pide el regreso a escena. Tan grande es el impacto emocional que impide que la entusiasta despedida se produzca de inmediato… va creciendo, como la conciencia de que se acaba de presenciar uno de los espectáculos más profundos sobre la tragedia de la guerra civil española, aún hoy dando vueltas entre el vociferante grito de los que quieren volver a vencer y el odio irracional ante cualquier cambio estructural de un ¡Arriba España! que cuanto más se vocifera más miseria y atraso genera.

España rota por un golpe de estado se baña de sangre, divide y enfrenta a millones de hombres y mujeres, y también a la numerosa familia Machado. Un espacio escénico cálido, acogedor y fabuloso porque la realidad palpable de la época confluye con la necesidad de unir a los muertos con los vivos en busca de paz.
Antonio Machado, muerto a los 63 años en el exilio francés. Sentado, su hermano Manuel, el «traidor» de la familia, autor de poemas al «Alzamiento nacional». Aquí, entre simbólicos zapatos la voz de Antonio ante el tormento de Manuel, bloqueado emocional y literariamente, hermano mayor que moriría a los 72 años, seis años después que aquel.
Manuel reivindica la diversión que tantas veces les unió: su llamada al reino de los muertos le permite disfrutar de algunas de las más felices veladas.
Alba Gallego interpreta a una gran variedad de mujeres en breves secuencias. Aquí, la hermosa Leonor en su boda con 18 años. Su marido, el ya célebre escritor Antonio Machado, contaba con 34 años. Ella ríe, recordando cómo le gritaban «asalta cunas».
Un trabajo admirable el de Carlos Martín, también director de la función, y Félix Martín. Aquí en otro de los momentos dichosos en medio de la dolorosa tragedia nacional.

Dirección: Carlos Martín

Texto: Alfonso Plou

Producción: María López Insausti

Dramaturgia: Alfonso Plou, Carlos Martín y María López Insausti

Ayudante de dirección y Coordinación técnica: Alfonso Plou

Composición musical: Gonzalo Alonso

Música en directo: Alba Gallego

Espacio escénico: Carlos Martín

Escenografía (diseño y coordinación): Oscar Sanmartín

Construcción de decorados: Jesús Sancho Cuartero

Iluminación: Tatoño Perales

Vestuario: Ana Sanagustín

Fotografía: Marcos Cebrián

Diseño gráfico: Ana Baiges/Línea Diseño

Equipo de producción: Pilar Mayor y Pilara Pinilla

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