«Como polvo en el viento»: cubanos por el mundo en una novela visceral de Leonardo Padura

Horacio Otheguy Riveira.

Voces espléndidas y trágicas de herederos o nacidos en una isla en crisis permanente. Gente en conflicto, desgarrada, divertida, enfrentada a sus fantasmas y a los de los demás. Amores diáfanos y complejos, sexualidad exuberante, sensación musical en cada respiración: estos tópicos relacionados con Cuba se expanden con la riqueza de un escritor que ya ha dado muchas muestras de talento, añadiendo en esta novela, más que en ninguna otra, que estos cubanos podrían ser de cualquier parte del mundo buscando su norte, odiando su origen y amándolo casi al mismo tiempo, volviendo una y otra vez a los penosos días en que perdieron la inocencia y se estrellaron contra muros cuyo aroma a oleaje marino no logran desprender de sus éxitos ni de sus fracasos. Sobre todo en la primera gran crisis del país, finales de los 80, con la caída de la URSS y la RDA, buscando insospechados aliados en países diversos con la base de su generosa formación universitaria, pero en busca de la estabilidad emocional perdida…

Con el ritmo de un policiaco negro (género muy cultivado por el autor), se desarrolla un espléndido novelón con historias cruzadas desde las experiencias de un grupo de amigos en La Habana con alcance a diversos países. Padura logra llevarnos a la vida profunda de gente que padece y disfruta la existencia, acaso como cualquier ser humano pendiente y al margen de la vida política de su país, dentro y fuera de la comunidad en que le ha tocado crecer, aprovechar lo mucho bueno, padecer lo malo, y sobre todo procurar ser él mismo a medida que se hace hombre, que se construye como ser, o ser ella misma que se hace mujer, como por ejemplo Adela, nacida en Florida de madre cubano-británica y padre argentino-norteamericano, u otras mujeres ciento por ciento cubanas afincadas en la isla o en huida perpetua…

Mosaico de personajes muy atractivos en historias contadas con el estilo de quien se compromete visceralmente en el macrocosmos de sus criaturas, y consigue que sintamos la sal del Mar Caribe, el húmedo calor casi irrespirable de Florida, la oleada de frío helado repentino, el amor y el miedo en la constancia de vivir aunque se tenga conciencia de no ser más que Como polvo en el viento.

Padura es un escritor de éxito mundial que vive en Cuba. Es crítico con los aspectos que considera (los corruptos que se aprovechan de las debilidades del régimen) y no se ocupa de enredarse con una misión profética, por el contrario, exhibe, muestra hechos que enaltecen privilegios grandes y oscuros procedimientos de la revolución; en realidad se ocupa de un grupo de gente que vive intensamente los altos y bajos de una sociedad a la que enemigos internos y externos no dejan respirar…

Un lugar en el mundo en el que sus éxitos brotan del esfuerzo comunitario de la gente, como el horror provocado por la caída de la URSS, principal apoyo ante el acoso de Estados Unidos, así como el desorden de la vida caribeña en medio de un mundo cargado de prejuicios con gente que llega a Europa como puede y se mantiene con imaginación y esfuerzo por pertenecer a alguna clase de nueva existencia, arrastrando la nostalgia de donde se salió para no regresar.

Y como si no hubiera poco material vital y literariamente apasionado, todos los personajes son emigrantes de distinto signo, con lo cual se magnifica el título para los millones de seres humanos que emigran con dolor y esperanza: el dolor y la esperanza, un dueto que arraiga en sus corazones por lo general confundidos, por lo general hambrientos de futuro.

Paisajes con variaciones

Bahía de La Habana, óleo de José María Velasco, 1889. Un tiempo lejano que parece sobrevolar esta novela del siglo XXI con su carga secreta de ilusiones y desdichas, de sueños frustrados y viajes imponderables.
Hialeah, con 225 mil habitantes, es la segunda ciudad de Florida, tras Miami con unos 440 mil. En Hialeah comienza intensamente la novela para después ir hacia atrás, y retornar mucho después. Una ciudad donde se encuentra la mayor concentración de cubanos con sus tiendas, costumbres, esperanzas y nostalgias.

El monumento al Ángel Caído en el Parque del Retiro de Madrid destaca en un momento clave de la trama, en el encuentro de determinados personajes y en las elucubraciones de uno de ellos que también ha vivido en Barcelona, pero que queda fascinado por las peculiaridades de esta obra escultórica dedicada al demonio en un ambiente paradisiaco.

Fue creada por Ricardo Bellver, inspirado en un fragmento del «Canto I» de laobra de Milton El Paraíso perdido, según se recoge en el catálogo de la Exposición Nacional de 1878:

«… por su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a él jamás, reflejando en su mirada la soberbia y el orgullo».

 

Femenino íntimo y plural

Las imágenes de arriba, en La Habana, Florida o Madrid (que ilustran este reportaje y no figuran en el libro), son perlas en una obra poblada de situaciones y paisajes diversos. Destacan por diversos motivos que no voy a desentrañar, pues forman parte del largo recorrido en que todos los personajes tienen su propia historia mechada de enigmas.

Entre una mayoría de hombres con diferente rango protagónico destacan Walter, Darío, Bernardo, Horacio, Irving, Ramsés, Marcos… cada uno con historias que prenden con fuerza, a la sombra de la seducción de personajes femeninos: una seducción total con dinámicas completas, con un dominio exhaustivo de las cadencias psicológicas, sexuales y sociales, forjando itinerarios con generosas raciones de aventuras  y misterio.

… pensó: ahora sí me voy a volver loca. Y tuvo deseos de correr, de esconderse debajo de la cama, hasta de llorar, pero a la vez sintió cómo crecía en ella, de día en día, un alborozo que creía extraviado ante una posibilidad, pronto realidad, que ya también pensaba irrealizable, más que perdida. (…) Y en medio de sus sentimientos encontrados, se descubrió reconfortada. Una exultante manifestación de amor y fraternidad le advertía que en un mundo donde se demolían tantas cosas, algunas esencias no se desvanecían. No, no todo estaba perdido.

Es evidente la dedicación del autor a las mujeres en todas sus novelas, sobre todo en la serie del policía Mario Conde, ocho títulos con buenos personajes masculinos, empezando por el protagonista, metido en la institución policial para mantener a su familia de muy bajos recursos, pero en cada novela las féminas son concebidas con un deleite minucioso, convirtiéndolas siempre en seres donde confluye lo individual con lo social, en un paisaje íntimo y plural muy notable.

El propio Padura, hablando de Como polvo en el viento, subraya una preocupación que logró convertir en páginas modélicas.

… sin duda, mi mayor desafío fue narrar desde el punto de vista de las mujeres. Fue todo un reto meterme en el interior de Clara, Elisa y Adela, tres personajes femeninos completamente diferentes, a pesar de que tienen una cantidad enorme de confluencias. Ellas expresan la realidad del exilio desde la distancia, la pertenencia, el conocimiento y el estudio. Tenían que ser muy reales, no podían ser entelequias que representaran conceptos… 

TODOS LOS LIBROS DEL AUTOR LEONARDO PADURA

«Ya llevo alrededor de 120 páginas de una nueva novela que va avanzando bastante bien. Hasta ahora tiene un título provisional, le he puesto Huracanes tropicales. Es una historia en la que vuelve el policía Mario Conde. Está marcada por varios huracanes que revuelven a la sociedad cubana y no son precisamente meteorológicos. Estoy narrando hechos que ocurren alrededor de 1910, que tienen como centro al proxeneta más famoso de la historia de Cuba: Alberto Yarini». (Extracto de una entrevista de Karina Medina Pino para El Magazin Cultural de El Espectador)

Aparentemente en torno a otra historia, sí reapareció Mario Conde en 2022, bajo el título de PERSONAS DECENTES. Sin duda, muy interesante…

 

2 thoughts on “«Como polvo en el viento»: cubanos por el mundo en una novela visceral de Leonardo Padura

  • el 7 septiembre, 2021 a las 10:34 am
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    Padura siempre magistral.

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  • el 23 junio, 2022 a las 6:13 pm
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    Gracias Horacio Otheguy por abrirnos la puerta de esta manera tan completa e ilustrada a la obra de Leonardo Padura. Como siempre felicidades por tus magníficas crónicas

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