Lo inefable, por Chuang Tse

«Aquellos que conocen la naturaleza no intentan expresarla con palabras; los que lo intentan, muestran con ello que no la conocen. El hombre vulgar yerra buscando en los libros de las verdades; no contienen sino ideas trucadas.

Un día, mientras que el duque Hoan de Tsoi estaba leyendo en la sala alta, el carretero Pien estaba trabajando en la confección de una rueda en el patio. De pronto, dejando su martillo y su cincel, subió las escaleras, se dirigió al duque y le preguntó: -¿Qué estás leyendo?

-Las palabras de lo sabios , respondió el duque.

-¿De los sabios vivos?, preguntó Pien.

-De los sabios muertos, dijo el duque.

-¡Ah! -dijo Pien- los detritus de los antiguos.

Irritado, el duque le dijo: -Carretero, ¿en qué te metes? Apresúrate a disculparte o mando que te sentencien a muerte.

-Me disculparé como un hombre de mi oficio, exclamó el carretero. Cuando fabrico una rueda, si lo hago con poca intensidad, el resultado será débil; si lo hago con mucha intensidad, el resultado será macizo; si lo hago, no sé cómo, el resultado será conforme a mi ideal, una buena y hermosa rueda; soy incapaz de definir este método; es un truco que no puede ser expresado, hasta tal punto que no he podido enseñárselo a mi hijo y, a mis setenta años, para obtener una buena rueda todavía es necesario que la haga yo mismo.

Los antiguos sabios difuntos cuyos libros estás leyendo, ¿acaso han podido hacerlo mejor que yo? ¿Han podido depositar en sus escritos sus trucos, su genio, lo que hacía su superioridad frente al hombre vulgar? De lo contrario, los libros que lees no son, como he dicho, más que los detritus de los antiguos, el desperdicio de sus espíritus, los cuales han dejado de ser».

Fuente: Tradición Perenne

2 thoughts on “Lo inefable, por Chuang Tse

  • el 7 octubre, 2022 a las 8:45 am
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    El libro, de las verdades, no contiene mas, que ideas trucadas.
    Y, la idea trucada de el otoño, es la idea de el ambivalente ruido sonoro, de los aires. Y de los furores, de el Dios, de los dragones… el ultimo, eslabon. El complice, eres tu. El hombre afuera de uno mismo. Como epopeya, de naturaleza… como la vaca escolástica, de los tiempos Pasados Otoñales… en medio, de un tifón, de huracanados, pasos. En medio, de el principio, de nuevo, de el tiempo. Como un huracan, como una mañana. Como el ojo, rojo, roto, de el Dios, pensante. Naturalmente, desbancando el viento, y el dolor recorrido, por los siete, mares, anchos, como veredas… de el Oceano. Mas alla, hay un campo y un camino de casa en el huerto, tuerto. Siete sellos, y un nuevo hexagrama, chuang tzu lo dejo, claro, la naturaleza… no es ideografia de palabras, ha de ser expresada, no comunicada, por medio de el lenguaje, se caé, en la trampa, de la idea. Sin lenguaje, se contiene, el fenomeno natural, por medio, de el arte, pictorico.

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  • el 29 octubre, 2022 a las 9:48 pm
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    El campo y el uso. La maquina… y el tractor.
    Los siete abriles, y un mayo más.
    Miles, de hojas otoñales..
    Van camino, de los jueves.
    Y rieron, no, mas pasos.
    Junto, a tu candela.
    El pajaro, se posó, en la alambrada.
    Por que dentro de la fuerza de la guerra
    esta pintado, el cuadro del Guernica.
    Cuando, el fuego se apaga, de la hoguera, el mar desnudo queda.
    Y, el pintor piloto vuelve, y vuela, se cuela. De el alma, humo del tiempo.
    Quizas, otro ayer.
    Fue, el paso, oscuro, ya,
    acampanado.
    Fin.

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