Poética

Por Aarón García Peña.

Al lector, o le aburrimos o le matamos. Un poema malo —de leerse— podría causarte un dolor de cabeza. Un poema bueno —de acabarse— podría matarte a ti y a todo ser vivo en un radio de siete kilómetros. La poesía no es sólo fin y medio de sí misma; el lector debe ser asesinado, pero con todo el cariño. Para este fin exijo que cada verso merezca la pena el esfuerzo de leerse. En el mundo hay dos clases de personas: los ignorantes y los que no quieren serlo. Con la poesía pasa exactamente lo mismo: la hay que no sirve ni para dejarse la vista en ella.

En poesía cada imagen es una defensa de la idea. Sin idea no hay poema. Sin imagen no hay poesía. Ya sea por medio de la idea o de la imagen —si no ambas—, el poeta sólo debe aportar lo que no existe y ser él mismo hasta cuando miente. Así como sólo si un grano de arena irrita el tejido de la ostra, se forma la perla; sólo si el poeta es irritado debe escribirse el poema. Lo demás es lo de menos.

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