Entrevista a Javier Sarti

Por Cristina Consuegra. 

 “Hemos convertido en rentable la hipocresía”


El escritor valenciano, Javier Sarti, ha sido galardonado con la quincuagésimo sexta edición del premio de novela, “Ateneo-Ciudad de Valladolid”, por su obra Piranesi Construido (Algaida, 2010), una novela repleta de sabiduría literaria, donde las luces y las sombras se confunden y engañan para dejar al descubierto una historia que atrapa al lector desde la primera página, una historia que provoca no una reflexión inmediata de difícil recuerdo, sino una reflexión sosegada sobre la condición de ser humano y su atemporalidad.

Sin grandes pretensiones ni aspavientos, Javier Sarti ha facturado una de las novelas más interesantes de 2010. Partiendo de la colección de grabados “Carceri d’Invenzione”, del artista italiano Giovanni Battista Piranesi, cuyo motivo gira en torno a una serie de prisiones imaginadas que jamás serán habitadas, el autor elabora una novela (prácticamente) dialogada que se debate entre la ficción y la vida, temas que aparecen con fuerza y originalidad a lo largo de la narración. Este preciso equilibrio permite que Javier Sarti ofrezca al lector la posibilidad de elegir cuál personaje adquiere la condición de protagonista o antagonista, cuál es justo o injusto. Cuál debe vivir o morir. En definitiva, Sarti ofrece al lector la posibilidad de formar parte de una historia que se sabe difícil pero no por ello resulta menos interesante, historia que nos habla de una estrategia para una venganza, del miedo a vivir o morir, de la cobardía y la incapacidad para relacionarnos con el Otro. Una novela que, seguro, no dejará indiferente al lector que acuda a ella.


¿Cómo llega a Piranesi Construido?

Igual que a todas mis demás obras, tras muchos pasos en falso. No había una idea claramente estructurada, ni mucho menos. Había un exabrupto, un monólogo, un hartazgo…, pero eso era sólo una voz. Necesitaba cuerpo e historia. Algo con lo que darle consistencia, sentido. Luego, ya no sé muy bien cómo se van sucediendo las cosas: creo que un día los grabados de Piranesi se cruzan en el camino y, tras ellos, la idea de que alguien pudiera materializar esas realizaciones puramente ideales. Me pareció que esa persona podría acabar siendo víctima de todo aquello que la llevaría al hartazgo que yo sentía, y más lejos incluso. Ya tenía el individuo que pondría cuerpo a esa voz. A partir de ahí, no era difícil dar con la otra voz, el otro cuerpo, que daría a la novela su estructura dialogada.

¿Por qué decidió apostar por esta historia?

Eso nunca lo decide uno mismo. Muchas historias en las que confiabas ves cómo se quedan a medias y pierdes tu interés en ellas, y, de pronto, otra crece y va tomando forma. En cuanto a esta historia en concreto, creo que aquí repetiría casi todo lo que he respondido en la primera pregunta.

La estructura narrativa de la historia acompaña perfectamente al ritmo de lo que se quiere contar. ¿Cómo llega a este planteamiento narrativo?

En mis anteriores novelas abundan las elipsis, las retrospecciones, las anticipaciones…, esta vez quise hacer todo lo contrario. Una historia que comenzaría a primera hora de la mañana y concluiría al final de esa misma tarde. Y sería narrada de una forma puramente lineal. Sólo en las últimas páginas hay un pequeño salto temporal. Me pareció atractiva la idea de alguien que cuenta detalladamente el último día de su vida. Especialmente porque él mismo ha decidido que sea el último, que ya no haya más días. Y eso le aporta un gran significado a cada hora de las que se van sucediendo.

Gracias a Piranesi Construido, usted ha elaborado una crítica contundente sobre la sociedad actual, individualista y cobarde. ¿Se planteó esto desde el principio o surgió de forma espontánea?

Yo creo que la crítica va dirigida fundamentalmente a la hipocresía. Esto es algo que se ha dado siempre, pero creo que nunca se ha manifestado de una forma tan mediática y tan descarada como en los tiempos que corren. A esa hipocresía tan en boga y tan rentable que impregna todas las manifestaciones públicas de humanitarismo, de solidaridad, de pacifismo…, como si ése fuese realmente el principal anhelo de todo el mundo. Suena tan falso como esos discursos de las misses cuando decían que su único deseo para el año de su reinado era que ya no hubiese más guerras y desapareciese el hambre en el mundo. Y si encuentras una crítica a la cobardía, será a la que presupone la aceptación o la asunción de determinados presupuestos vitales. También a la ignorancia que lleva a disfrazar la realidad y no ver las cosas en sí mismas, tal y como son en todo aquello que ni siquiera es opinable. En cuanto al individualismo, no creo que lo critique: en lo que tiene de independencia de criterio y de librepensamiento me parece una enorme virtud y una cualidad a preservar.

Los personajes que sostienen la historia están perfectamente elaborados: el contraste de personalidades, de anhelos… ¿Cómo nacen?

Poco a poco. Primero es un esbozo que sólo contiene unos rasgos difusos. Luego, es como si ellos mismos se fuesen revistiendo de atributos. Siempre me sucede igual con mis novelas, los voy viendo conforme avanzo. Por eso, muy a menudo tengo que volver al principio para añadirles ya de entrada esos detalles que les he ido descubriendo en su transcurso.

… Y qué los atenaza más, ¿el miedo o la venganza?

El miedo y el ansia de venganza, como conceptos abstractos, son dos sensaciones constantes en ambos personajes. Seguramente, desde mucho antes del periodo de tiempo que se narra en la novela. Y seguramente sin ellos mismos saberlo.

¿Qué es más censurable el Fin o el Medio?

Lógicamente, depende del fin, depende del medio, depende de las circunstancias, depende de la escala de valores que apliquemos: todas son artificiales y hechas a la medida de la situación y de las conveniencias.

¿Qué voces o lecturas se esconden en Piranesi Construido?

Supongo que, tras tantos años, más de las que soy capaz de identificar. Uno a veces bebe de fuentes que él mismo desconoce, porque se le quedaron grabadas aunque ya no sea capaz de recordarlas. Imagino que habría que ir hasta las primeras lecturas que calaron hondo y te cambiaron los parámetros: en mi caso, los existencialistas franceses y algunos escritores latinoamericanos, el Cortazar de Rayuela y de algunos cuentos, las primeras obras de Vargas Llosa y Carlos Fuentes, Onetti… Y, luego, supongo que habrá que remitirse a otros intereses más recientes: la filosofía alemana del XIX, Nietzsche, Schopenhauer…


Javier Sarti, el autor tranquilo.

Este escritor valenciano es una de las voces más interesantes del panorama narrativo nacional. Manteniéndose al margen de tendencias o imposiciones editoriales, Sarti va construyendo su particular “fondo de armario” literario, un espacio propio original y contundente. Su primera novela La Memoria Inútil (Alianza, 2000) fue considerada por la crítica como sorprendente y de trascendencia. Tras ésta, publicó El Estruendo (Espasa-Calpe, 2002) y Blanca y Nieves (Anaya, 2007) ambas con igual critica debido a su capacidad para cautivar al lector.

 

¿Qué le ha dado la literatura?

Creo que un sentido vital, como lector y como escritor. Un camino que recorrer, de la mano de otros que lo recorrieron antes o que lo recorren simultáneamente. La posibilidad de sacar al exterior cosas que se te enquistan dentro. Una obra hecha o por hacer, con la que darme un significado, supongo que tan ilusorio como todos. Demasiadas cosas para resumirlas en unas líneas.

… ¿y qué le ha quitado?

Imagino que nada, porque responder “tiempo” presupondría que había algo mejor en lo que podría haberlo empleado. Y en mi caso particular, no es así. En todo caso, puede haberme quitado una visión muy idealizada que yo tenía del mundo editorial y de su público. Eso lo ha hecho de una forma radical, y ha sido muy duro.

Desde su punto de vista, ¿de qué adolece el panorama narrativo español?

De eso que se considera las “grandes firmas” literarias. Grandes firmas que no son otra cosa que “grandes marcas”, tan poco fiables como cualquier otro producto comercial que los grandes almacenes sitúen en un primer plano. Publicitados por los medios de comunicación, por sus grupos empresariales y mediáticos, por sus propias editoriales, por sus círculos afines…, acaban copando el mercado con productos, en muchos casos, muy mediocres y repetitivos. Y no me estoy refiriendo a los Best-Sellers ni a la literatura puramente de entretenimiento, que me parece muy respetable si se hace dignamente. Me refiero a lo catalogado como literario y que, por la relevancia que se le concede, la gente poco informada acaba creyendo que es lo mejor y más elevado que se puede leer. En muchos casos, cogen esos libros, les aburren o no les encuentran ningún interés, y abandonan la literatura para siempre. Mientras, la buena sobrevive a duras penas agazapada en los rincones que le dejan libres y sin que apenas nadie se haga eco de ella.

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