No te signifiques (9)

Por Jorge Díaz.

Vamos a subirnos en una máquina del tiempo y a desplazarnos al futuro. No al futuro lejano, nos basta con un par de años… Cogemos un suplemento literario y leemos las noticias más interesantes:

–      Localizada la sexta parte de la trilogía Milennium, olvidada por Larsson en un cajón antes de morir. “Ha sido una sorpresa – han declarado sus herederos – no sabemos cómo no se nos había ocurrido mirar ahí dentro”.

–      Los vampiros han pasado de moda, este año sólo han aparecido seiscientas novelas basadas en ellos y apenas nueve han llegado a la lista de las diez más vendidas; la décima cuenta la historia de una mujer que cosía botones en la resistencia francesa.

–      La crisis en la industria papelera es grave, un dispositivo para el nuevo I-Plus elimina la necesidad de papel higiénico en los baños. A la crisis se une la bajada de ventas de libros en papel hasta el diez por ciento del total.

Ésta era la noticia que nos interesaba, ¿qué pasará cuando desaparezcan los libros en papel? ¿Llegará a suceder?

Tenemos dedicadas las paredes de nuestra casa a los libros y los cuadros. Si hay dinero, cuadros; si no lo hay, libros.

–      ¿Son los libros la decoración de los pobres?

–      Me gustan los lomos de los libros, pero si pudiera pagarme un Barceló, te diría con qué ocuparía la pared de mi salón.

Y, dentro de nada, vamos a tener toda la biblioteca nacional a nuestro alcance, en una pantallita que cabe en el bolsillo de fuera de una americana. Una pantallita que no cansará la vista, que no pesará, que tendrá una batería que durará semanas, que permitirá escoger el tamaño de letra, que hará que leer sea más barato…

Todo parecen ventajas. ¿Qué se puede oponer a eso?

Que los libros huelen a libro, que es mejor regalar un libro que un derecho a descarga, que los libros te los puede firmar el autor y los ficheros en pdf no, que los libros son decorativos…

Poca cosa, realmente.

–      ¿Y el romanticismo del libro?

–      También era romántico cambiarle el carrete a la cámara de fotos y esperar a revelarlas para ver cómo habían salido y si quieres te digo cuántas cámaras no digitales quedan.

–      ¿No se puede luchar contra eso?

–      Sí, hay grupos humanos que se oponen al progreso; fíjate en los amish y en los hermanos Castro.

Como en todo en esta vida, habrá gente a la que le beneficie y gente a la que le perjudique.

Beneficiará a los vendedores de teles de plasma, los piratas informáticos y los banqueros.

–      ¿Los banqueros?

–      Vaya hacia donde vaya la humanidad, los beneficiados serán los banqueros. Incluso el día que desaparezcan los bancos; también entonces saldrán ganando, no sé cómo.

–      ¿Los piratas informáticos?

–      Si el programa que proteja los contenidos es muy bueno, lo reventarán en una hora; si es inviolable, en dos; si la Nasa toma cartas en el asunto, en cuatro.

–      ¿Los vendedores de teles de plasma?

–      El mundo se quedará con un montón de paredes vacías. Las teles de plasma son cada vez más grandes y ayudan a ocuparlas, pero quizá no sea suficiente.

Perjudica a los escritores, los fabricantes de estanterías y los libreros.

–      ¿Los escritores?

–      Víctimas de los piratas. No nos salva ni Teddy Bautista. Y lo de los fabricantes de estanterías está claro; por muchas figuritas de porcelana que tengamos, nos van a sobrar metros de baldas.

–      Sí, claro, eso sí… ¿Y los libreros?

–      Son los que más me preocupan. Ya estaban en peligro de extinción. Imagínate ahora.

Quedan muy pocos libreros y no han sido víctimas del libro electrónico sino del código de barras. Cada vez se compran más libros pasando por caja, como si fueran cereales para el desayuno. Aprecio a los libreros que leen, que aconsejan a sus clientes, que prefieren vender un libro que saben que va a agradar al lector que el último producto de masas, aunque ganen menos dinero con él.

–      Tú eres un pelota y lo que quieres es que vendan tus libros.

–      Yo lo que quiero es ser un producto de masas. Pero que ellos me recomienden qué leer.

Hace años se podían comprar lomos de libros por metros, del color que te viniera bien en el salón, para decorar. Ya no es necesario, no van a existir ni los de verdad, para qué tenerlos falsos. Las paredes se convierten en un problema. ¿Sabrán adaptarse los arquitectos a las casas con menos paredes?

4 thoughts on “No te signifiques (9)

  • el 20 septiembre, 2010 a las 3:36 pm
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    Analógicas. Cámaras análogicas.

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  • el 21 septiembre, 2010 a las 11:06 am
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    Qué sutil, qué sibilino. Esa mala baba que destilas, capaz de significarte completamente sin significarte en absoluto, es digna de encomio, elogio, ovación, felicitación y de un par de cervezas con patatas ali oli.

    Dios!, eres mi ídolo.

    PS:- Lo de los banqueros y lo de los hermanos Castro, de antología.

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  • el 21 septiembre, 2010 a las 1:04 pm
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    Amigo, lo malo que tenemos los sibilinos con mala baba es que pensamos que todo el mundo es como nosotros. Pese a lo cual, agradezco las palabras de apoyo y los elogios.
    Tiene usted razón, señor Comisario: analógicas. Son tan antiguas que he olvidado hasta su nombre.
    Muy bien tu blog, José Luis. Aunque reconozco que tus entradas están mucho más curradas que las mías.
    Saludos y gracias por los comentarios.

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