El genio Ifigenio: La luna de Sam

 El genio Ifigenio: La luna de Sam de Care Santos.  Ilustraciones de Issa Sánchez-Bella. Madrid, Macmillan, 2010. Cartoné, 76 pp., 13.50  €.

Por Anabel Sáiz Ripoll.

Ifigenio es un genio especial, singular y moderno. A Ifigenio no le valen los tiempos antiguos porque su tiempo éste. Es un genio en prácticas, muy elegante y con corbata. Para ser genio titular se esfuerza día a día, pero, claro, tiene que conceder un millón de deseos y esto es un trabajo arduo, aun para los genios. Se puede aparecer de cualquier manera, eso sí, de un cartón de leche, de una botella de zumo, del tubo de dentífrico… A Samuel, el niño protagonista de la historia que nos ocupa, se le aparece en el vaso de la leche y el susto que le da es impresionante, aunque eso, a Ifigenio, le da igual, su misión es concederle un deseo y vaya si lo hace.

Samuel es un niño normal, aunque algo triste, porque no tiene hermanos y porque le gustaría que su madre, que trabaja todo el día, fuese un poco más feliz, de ahí que el deseo que pida sea especial: a Ifigenio le pide, ni más ni menos, que la luna. Y el satélite aparece en casa de Samuel y pasa con él unos días para admiración del niño y algunos de sus amigos. No obstante, el revuelo que se produce en el mundo es tan grande, la pena de la luna tan visible, que Samuel, aconsejada por su amiga Bianca tiene que arreglar la situación…

Care Santos escribe La Luna de Sam y lo dedica, como el resto de los títulos de la colección “El genio Ifigenio”, a los niños que ya saben leer y que se acercan a sus primeros libros. La apuesta de la editorial, Macmillan Infantil y Juvenil, es ambiciosa, ya que, al lado de una presentación festiva, digna de un genio, ofrece una serie de elementos que complementan la lectura, las pegatinas con la historia y unos troquelados para que el lector se fabrique un móvil con la luna y un juego de mesa. Estos recursos más vistosos también pueden ayudar al fomento de la lectura, bienvenidos sean.

El relato está escrito de una manera directa, en tercera persona y muestra las dudas, los miedos y vacilaciones de Samuel que está creciendo y que, poco a poco, va a encontrar su lugar en el mundo, pero que aún no lo tiene muy claro. La madre de Samuel es otro personaje descrito con acierto, al que se muestra en su faceta no de madre perfecta, de supermujer, sino de madre normal, que quiere mucho a su hijo, pero que a veces se olvida alguna cosa, que otras está muy cansada, aunque siempre siempre cede el protagonismo a Samuel.

Issa Sánchez-Bella ilustra el relato, y muestra los distintos personajes, su asombro y perplejidad ante una oronda luna que, en el libro, se muestra muy cercana y complaciente, aunque deseosa de volver al cielo, que es donde tiene que estar.

A veces se desean cosas imposibles que, de cumplirse, harían más complicada la vida de otras personas, como en el caso de los astrónomos que se sienten desvalidos por la ausencia de la luna. Conviene, nos dice la autora, pensar muy bien qué deseo queremos porque… al final se puede cumplir, con o sin Ifigenio, aunque si interviene el mago, es mucho más divertido.

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