Un merchan que esperabas sin saberlo

Por Lucía Perdomo

Los meses que transcurren entre la “vuelta al cole” y enero son la mayor plataforma de lanzamientos del año en el sector de los videojuegos: todas las compañías llevan a los escaparates sus mejores bazas de cara a la campaña de Navidad, una época en la que todos compramos, muchos de nosotros videojuegos, gastando más de lo que tal vez nos podríamos permitir en aras del amor que profesamos por el prójimo, conmovidos adecuadamente por el espíritu navideño.

Bien. No he descubierto la pólvora a nadie, supongo. Con esta introducción sólo pretendo dar a entender que sé que tal vez debería estar escribiendo de otras cosas. Tal vez algo referente a las toneladas de información relevante que nos llegan estos días acerca de títulos que esperamos, o que no sabemos si adquirir. Pero qué sería de esta sección, y si me apuran de muchos blogs acerca de esta temática, si no nos saltamos alguna vez las normas de la lógica para dedicarnos a lo que nos ha movido hasta aquí: el ocio, el entretenimiento, y probablemente una moral que se permite relativizar los conceptos de “deber” y “relevancia”.

Es por eso que voy a pasar por alto muchos temas de los que debería comentar, para hacerlo sobre uno que me ha puesto contenta, y es que han salido a la venta los peluches de Angry Birds. Sí; los simpáticos polluelos del estudio finlandés Rovio han salido al mercado, cada uno a un precio de 14,99 $, para deleite de los muchos que pasamos horas intentando espachurrar a los malvados cerdos-roba-huevos. Si finalmente me hago con alguno probaré sin falta a lanzarlo sobre aquél o aquello que crea merece ser derribado, eso sí, sin dejar de tratar de calcular el punto flojo de la estructura. Para más información y ventas, visitar http://shop.angrybirds.com.

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