Obra poética de J.M. JUNOY

Obra poética
J.M. JUNOY

Estudio y edición de Jaume Vallcorba

Traducción de los poemas por Andrés Sánchez Robayna

Editorial Acantilado, Barcelona 2010

486 páginas

ISBN 978-84-92649-30-3

Por Rosa Fabuel de Mora


Mis compañeros de mapa y yo, bastante al centro y tirando al sur, no supimos de la existencia de un Apollinaire español y nos conformamos con las golondrinas y fuentes del francés y las girándulas de Guillermo de la Torre. La reciente y cuidadísima edición de Acantilado de la Obra poética de J. M. Junoy, acompañada de la tesis doctoral de Jaume Vallcorba, nos acerca a la figura de un verdadero precursor y animador de las vanguardias en Cataluña y en España.

J. M. Junoy (Barcelona 1887-1955), de familia burguesa desahogada como la de todo artista que se precie, abandonó sus estudios de derecho y luego de medicina para entregarse a lo que realmente le interesaba: el dibujo caricaturesco y publicitario. Se fue a París a probar fortuna y a su vuelta a Barcelona se convierte en una figura clave de la cultura catalana, tan bien conectado como estaba con grandes escritores y pintores, compañeros suyos geográficos y temporales: Apollinaire, Piccabia, Braque, Jacob, Picasso, Juan Gris, Cocteau, Chesterton, J. PLa, Carles Riba, Salvat Pappasseit etc. A Eugenio D´Ors le consintió todo menos que le llamara novecentista, prefería el apelativo de mediterraneísta. Cuestión de nombre, pues en la conferencia que leyó en el Ateneo Barcelonés en 1919 coincide con Xenius (recuérdense su famosa teoría de los eones) en que hay dos formas antagónicas de entender el arte y la cultura: la clásica o la romántica. La inteligencia o el sentimiento. Francia o Alemania. Incluso, casi todos los mediterraneístas vieron la primera guerra mundial como “una lucha entre la barbarie teutona y la civilización mediterránea”.

La vanguardia europea llegó a Cataluña, a través de la revista Troços, publicada y dirigida por Junoy  entre 1916 y 1917. Sus primeros poemas y caligramas aparecen aquí. En ellos se fusionan la forma visual cubista con los temas futuristas,”nada que ver, compañeros del mapa,(…) con la tradición grecolatina, nuestra loba”. Muestra de ello es el poema dedicado al pintor ruso Charchoune, palabras yuxtapuestas sin puntuación simulando la letra de una partitura del músico futurista Balilla Pratella. O Estela angular, dos triángulos negros casi lapidarios bajo los que se escribe la necrológica a Boccioni, pintor y escultor futurista italiano que murió luchando en la Gran Guerra. O C2H2 (fórmula química del acetileno) que dibuja una llama saliendo de un mechero. O su caligrama más famoso, alabado por Apollinaire como obra maestra y que pasa por ser el primero escrito en catalán (1915): Oda a Guynemer, héroe también de la Primera Guerra Mundial que al parecer murió surcando el cielo de Francia en avión como se lee en la línea que asciende sinuosa y vertical perdiéndose en el horizonte celeste: “en el avión mortalmente herido por el espacio zumba todavía el luciente corazón del motor pero el alma del pálido héroe adolescente vuela ya hacia las constelaciones”.

En Amor y paisaje (1920) y Fin de paisaje (1935) el vanguardismo de Junoy va limándose y se abraza al clasicismo y la tradición. Micropoemas que poco a poco van recuperando la puntuación, pero que no acaban de apearse de pequeños guiños visuales, por ejemplo centrando los versos en busca de geometrías triangulares o romboidales. Tres versos, casi siempre, descriptivos, de frases nominales y como mucho un gerundio, para apenas una impresión fugaz, como de álbum de fotos de una triste y dulce historia de amor que empieza por el final aunque el primer poema se titule Prefacio (“ay, el amor es un paisaje loco y falso”). Se puede decir que Junoy es clásico y mediterraneísta avalado por más de media docena de diosas griegas, pero sus paisajes son románticos estados de ánimo (“montañas biombo sombrío de mi amor”). Poemas estos que se parecen por su brevedad al haiku japonés al que imitó sobre todo en Hai-kaïs de Navidad (1944) o Hai-Kaïs de Castilla (1944).

En definitiva, esta edición de Acantilado, recoge toda la poesía de Junoy en castellano, catalán y francés junto con el estudio más exhaustivo de su vida, su obra y su contexto noucentista o mediterraneista a cargo de Jaume Vallcorba.

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