El Teatroscopio

Por Vanessa Monfort.

“Dadme una palanca y moveré el mundo» dijo un griego, pero el suyo no era un mensaje optimista sino científico, una advertencia: no hay que subestimar la capacidad de impacto de las pequeñas cosas. Por eso te invito a observar el mundo de la escena a través de esta columna de opinión, una lente subjetiva, deformada por el análisis, la curiosidad, las vivencias y la pasión por las manifestaciones escénicas más valientes. Casi nada va a escapar a la atenta mirada del teatroscopio y su campo de acción será imprevisible.

Dependiendo de dónde se detenga su lupa caprichosa —por grande e inaccesible o por pequeño que parezca el motivo—, activaremos la mirada telescópica o microscópica de este singular artefacto hasta que se presente ante nuestros ojos de un tamaño manejable: desde el nacimiento de un nuevo autor en NY hasta una iniciativa de microteatro a 1 euro, el teatroscopio rastreará el mundo de la escena para descubrir cualquier alteración en el tejido teatral que pueda impactar en nuestra sociedad.

No hay que subestimar las pequeñas cosas, porque una causa pequeña produce un gran efecto, como una piedrecita soltada a 3.000 metros de altura produce un efecto desastroso en la cabeza que hay debajo o ese insecto chino que produce huracanes en Tejas, o cada estornudo de un líder que provoca 100.000, o un mensaje en Facebook que desata una oleada de revoluciones en África. Einstein no hablaba de guerras ni de terremotos, fue mucho más romántico: «hasta la más pequeña gota de rocío caída del pétalo de una rosa repercute en la estrella más lejana», y que no os engañen, esto no es idealismo, como dijo el griego, esto es CIENCIA.

Imaginaos ahora el poder de esa palabra que se lanza al vacío desde un escenario. Ese cambio infinitesimal —desde un gran teatro o durante una representación de calle—, que impacta en el público e inocula el caos. Ese instante milagroso es el que intentará captar el teatroscopio.

Qué le vamos a hacer pero así de sencilla es la ciencia. Aquí nos encontraremos si os apetece conocer los movimientos menos complacientes de la escena teatral. ¿Batir o no nuestras alas de mariposa a ver qué pasa? Pensad que como ellas, quizás vivamos sólo un día.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *