Vivir de un ideal lejano hasta que la muerte los separe

Por Gerard Altés.
Sons of Anarchy es la serie que mejor consigue la seducción de un drama de culto, con una trama de acción galopante y atronadora. Por sus venas tatuadas circula fuerza, gasolina y tragedia shakesperiana. Esta serie tan macbethiana nos habla de la degradación del ideal por el  cual crees vivir, y cómo este se transforma en algo  más terrenal y humano.
Una pregunta lógica, de entrada,  podría ser… ¿Qué nos puede aportar la vida de un grupo de moteros en el siglo XXI? La respuesta es clara, decir que Sons of Anarchy es una serie de moteros es como insinuar que The Sopranos es una serie de mafiosos. Lo más eficaz seria apuntar que nos encontramos delante de una mezcla ecuánime entre The Sopranos y Los siete magníficos (western)… Aquí tenéis los nombres de los homenajeados: Clay, Jax, Bobby, Chibs, Juice, Tig y Piney.
Un amigo, que dosifica sus expresas recomendaciones, fue el principal instigador a que me decidiese a convertirme en prospect  de la serie creada por Kurt Sutter. Revisar precisamente su currículum (productor, guionista y director de una pila de capítulos de la aclamada The Shield) me ayudó a dirimir mi precaución y dejarme  llevar por el  ruido grave y profundo, potente, pero no escandaloso, y en que se distinguen las explosiones en los cilindros de las Harley Davidson.
Sons of Anarchy nos sitúa en la fraternidad de una vida basada en el grupo, en un momento de plena crisis existencial y de irreductibilidad individualista. Lo primero que hemos de saber es que los Sons son una banda organizada que actúa fuera de la ley y que se financia bajo actividades ilegales pero que, a diferencia de las otras bandas en competencia, su espíritu y razón de ser está en la luchar para proteger a Charming de los males modernos.
Por encima de todo, están sus tensiones internas derivadas de la autoconsciencia y del cuestionamiento de los medios y de los propios objetivos, ¿qué prevalece, entonces… la supervivencia del grupo o la lucha para los objetivos históricos…? El otro gran focus de incertidumbre se remite al conflicto generacional… Clay Morrow (un Ron Perlman sorprendentemente extraordinario) es el líder y cofundador, mientras que el protagonista, Jax Teller, el hijo del otro fundador, se verá avocado al cuestionamiento des del primer episodio. Y en esta desviación está el motor de la serie.
La imponente presencia de Gemma Teller (Katey Sagal), ganadora del Emmy a la mejor interpretación femenina de drama de 2010, aparece como una gata sobre un tejado de zinc caliente, sobre todo, realizando un  pulso continuo a la desmesurada  testosterona masculina, que reina  a menudo en  el ambiente.
El centro neurálgico está ubicado en un taller mecánico, que a la vez funciona como tapadera organizativa de los Sons, conocido como Samcro. Sons of Anarchy ha pasado de ser una organización local a tener cédulas por ende,  llegando incluso hasta Irlanda, donde sucederá casi toda la tercera temporada. 
La serie no se queda con el perfil psicológico y filosófico de los personajes, sino que  ataca de forma cruenta la degradación social, moral y económica de nuestro mundo global. Espero que no seáis  fans de franquicias como Starbucks…  porque entonces Charming no sería vuestro sitio. Es cierto que los Sons  trafican armas con el IRA, pero también lo es que evitan el tráfico de drogas en su ciudad. Por eso, en general, la gente los respeta y saben que, si tienen un problema que no  puede resolver la policía, ellos son sus  hombres.  Pero, obviamente, sus detractores son fuertes.
La organización funciona como un tercer poder en el pueblo, y esto carcome a los “honrados” políticos, ya que ven recortada su capacidad de decisión (viendo cómo los otros pueblos se enriquecen gracias a la especulación) y son ellos, muchas veces, los que encienden de forma oscura luchas contra otras bandas para demostrar a la población los peligros que encierra ceder su confianza  a la banda de Clay Morrow. O incluso  permiten la entrada al pueblo de grupos nacionalistas americanos (nazis), bajo la promesa de que derrocarán a Samcro.  Estos afanes de los políticos siempre intentarán ser parados  por el gran personaje del policía local, Wayne Unser (Dayton Callie, Deadwood), que simplemente sabe que ellos no son el enemigo o, aún más, quizá son la esperanza.
Con la llegada de la cuarta temporada… en octubre de 2011 seguirán haciendo el ruido y la furia que tanto ansiamos.
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