Hongos de Yuggoth

HONGOS DE YUGGOTH, H.P. Lovecraft

Edición bilingüe.
Traducción de Luis Gámez.
Prólogo de Javier Calvo.
Ilustran Carmen Burguess y Daniela Zahra.
Ed. El Cangrejo Pistoleros Ediciones. 2011. 110 pag.
 
Por Begoña Callejón Aliaga
 
Luis Gamez le da la mano a Lovecraft en esta brillante obra, nos regala una traducción impecable y una clara continuidad. Las ilustraciones que acompañan al libro, realizadas por Carmen Burguess y Daniela Zhara, nos invitan a introducirnos en un mundo oscuro y tétrico. El Cangrejo Pistolero ha conseguido con esta edición bilingüe atrapar al lector y provocarle un estado de sorpresa continua.
 
Lovecraft fue un poeta y novelista norteamericano nacido en Providence, Rhode Island en 1890. Su gran inteligencia y desbordante imaginación hicieron que iniciara la carrera literaria desde muy joven. Inspirado en su ídolo, Edgar Allan Poe, y atraído por la literatura imaginativa, escribió relatos fantásticos que sólo se hicieron famosos después de su muerte. Finalmente falleció de cáncer en 1937.
 
Los textos y versos de Lovecraft se han convertido en un icono para jóvenes solitarios, para esos melancólicos de las noches de invierno, aquellos que están ligados al ensueño terrorífico de sus palabras. Cuando cerramos el libro, es decir cuando despertamos, nada parece ser lo mismo. Cuando lo maligno se eleva nos ofrece irregularidades, otras perspectivas, otras aventuras que vibran y florecen en el instante en el que las observamos.
 
Esta obra de terror gótico bastante ortodoxa, está escrita en verso. A lo largo de treinta y seis sonetos nos introduce en una serie onírica de versos para provocarnos un miedo atroz y adentrarnos en el subconsciente. El deseo morboso, la voz lírica y la simbología, nos convierten en parte de los versos, perdemos nuestra esencia y nos convertimos en palabras, en letras acostumbradas a la noche, al ocaso invernal. Destruimos y construimos conforme nos adentramos en sus textos poéticos.
 
Lovecraft conmueve cuando alberga los años pasados, cuando traza imágenes en nuestra mente; consigue acercarnos al faro solitario, junto a las criaturas descarnadas en el momento en el que la ciudad envejece. Nos asusta con espectros ligeros y éstos dan forma a los sueños de nuestra niñez. Los aullidos nocturnos nos abren las puertas del sanatorio y así terminamos en un desván, perdidos y arrugados, sin reconocernos a nosotros mismos. Estas micronarraciones nos llevan a descubrir que el demonio no tiene cabeza, que los escalones de piedra nos llevan a la noche eterna y nos conduce a plantearnos las leyes del tiempo y del espacio. En uno de estos poemas nos dice, Bailaron como locos al gemir agudo y leve de una flauta quebrada que una zarpa monstruosa agarraba, desde las que fluyen las ondas sin precario cosmos su ley eterna.


El resto de su poesía es desconocida, pero en este caso, la poesía de “Hongos de Yuggoth” no se parece al resto de su obra. Este hombre que transitaba junto a otros visionarios como Poe o Machen, es conocido por sus relatos pero desde 1908 hasta 1913 principalmente se centró en la poesía. Javier Calvo en su prólogo ya nos dice que El ermitaño de providence es probablemente uno de los escritores del s. XX que cuentan con más seguidores.


Después de descartar su poesía anterior buscaba un equivalente poético de “La llamada de Cthulhu” para experimentar con la filosofía y la mitología, trataba de buscar los elementos que le habían sido útiles en la narrativa, así a través de los versos, acercaría al lector a un estado de visiones y sueños.
 
De nuevo en el prólogo, Javier Calvo se pregunta ¿En qué consiste el poder de este libro? En mi opinión no se debe exactamente a lo que el lector de Lovecraft encuentra en este libro, sino más bien a lo que no encuentra. “Hongos de Yuggoth” es un libro constituido por treinta y seis poemas que siguen una estructura más o menos similar, dentro de un ambiente tomado por lo irreal, lo mítico y lo sobrenatural, ¿pero qué es lo que no encontramos? Lovecraft nos habla de las criptas y sus criaturas negras, de las campanas a medianoche, de la puerta de los viejos sueños, de la noche y su zigzag, de los pájaros del espacio, de las historias de cuervos, de los barrios bajos, de los murmullos a oscuras del demonio, de las figuras furtivas y encorvadas, del caos, del éxtasis… sin ningún rastro de sonido.
 
En la lápida escribieron: No está muerto lo que puede yacer eternamente, y con extraños eones incluso la muerte puede morir. Para finalizar nos quedamos con sus palabras A través de los sueños sombríos mandan una línea de marcha de forma e indicios y vistas aún  más sombríos; ecos de los vacíos exteriores, y claves sutiles para cosas que ellas mismas no pueden definir.
 
(Estelle Talavera)

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