[Sitges 2011] Crónica 6: Kevin Smith recupera a su público y el prestigio

Por Nacho Cabana.

 

Red State (2011)

Red State (2011) de Kevin Smith se alzó con el galardón a la mejor película en la sección oficial fantástica del festival de Sitges que ayer echaba el cierre con cuatro maratones en las tres salas de exhibición con que cuenta la localidad catalana.

 

Con Red State (2011) Smith intenta recuperar a la parroquia “freaky” de la que es gurú natural y a la que él mismo había abandonado dirigiendo películas sin personalidad ni éxito como Vaya par de polis (2010) o Una chica de jersey (2004). Y lo hace abandonando (aunque no totalmente) la comedia y adentrándose en un thriller en el que unos adolescentes responden a un anuncio que les promete sexo en grupo con una mujer madura y acaban en manos de un grupo de fanáticos religiosos dispuestos a erradicar con métodos extremos la líbido de la juventud USA.

 

No estamos lejos, pues del Tea Party, y esperemos que su doble premio en Sitges (también ha sido reconocida la interpretación de  Michael Parks) facilite su distribución en España y en el resto del mundo, incluido su país de origen.

 

La otra gran ganadora (premio a la mejor banda sonora, premio especial del jurado, premio del público y premio de la crítica) es la muy mediocre Attack the block (2011) de Joe Cornish, proyectada por primera vez el jueves de la inauguración y que se ha convertido en la revelación del festival situando una invasión alienígena en el marco de un barrio periférico asolado por las bandas. Una película totalmente prescindible de una comicidad tan básica como el diseño de los extraterrestres invasores (apenas unas manchas negras con dientes fosforito) y llena de chistes con referencia a personajes de videojuegos. Las nuevas generaciones deberían ver las primeras películas de Kevin Smith para saber cómo se construyen buenas situaciones y gags con personajes colocados. Tiene distribución española, así que antes o después podrán verla en salas.

 

El premio al mejor director a Na Hong-jin por The Yellow Sea (2011) no hace más que consagrar por segunda vez en el festival al autor de The Chaser (2008) con un thriller fronterizo entre las dos Coreas y Rusia.

 

Brit Marling se alzó con el trofeo a la mejor actriz por Another Earth (2011) de Mike Cahill, una poética aunque algo pretenciosa historia sobre un planeta paralelo al nuestro que también se estrenará en España en algún momento del curso que ahora empieza.

 

El premio al mejor guión ha sido para Lucky Mckee y Jack Ketchum, por The Woman (2011) dirigida por el primero película que tiene su mayor hándicap en un segundo acto en el que ni la historia ni los personajes evolucionan lo que debieran pero que se abre y se cierra de forma brillante dejando al espectador con un buen sabor de boca. Imaginamos que la presencia del novelista Ketchum en el guión ha influido a la hora de concederle el galardón.

 

La mejor fotografía ha sido para la apocalíptica Hell (2010) de Tim Fehlbaum una cinta que no ha ido demasiado bien en taquilla en su Alemania natal  a pesar de estar producida por el inefable Roland Emmerich quien, al haberse lanzado este año al rodaje de Anonymous (2011) sobre la posibilidad de que William Shakespeare fuera un fraude, ha confiado a Fehlbaum su tradicional destrucción bianual del mundo.

 

El cine español se ha tenido que conformar con un premio a los mejores efectos especiales de Lluís Castells y Javier García para Eva (2011) de Kike Maíllo. Incompresible y lamentablemente, la estupenda Emergo (2011) de Carles Torrens ha quedado fuera del palmarés siendo una de las propuestas más terroríficas y logradas del certamen.

 

El premio a la mejor película de ficción dentro de la sección Novas Visions ha sido para Night Fishing, de PARKing CHANce (Park Chan-wook y Park Chan-kyong) un mediometraje grabado con el iphone 4, una estética interesante y una historia con excesivas referencias a la cultura local que ha dejado sin premio a Dernier Seance (2011) de Laurent Achard película que debería haber figurado (y triunfado) en la sección estrella del certamen. Knukle (2011) de Ian Palmer y su relato sobre dos familias irlandesas que arreglan sus diferencias en peleas callejeras ha desbancado al devenir vital del chimpancé protagonista de Proyecto NIM (2011) de James Marsh como mejor documental en la misma sección. Kill me please (2010) de Olías Barco es la ganadora al mejor largometraje de Dark Ficció dejando a la bizarra Underwater love (2011) con una mención especial.

 
La lista completa de ganadores la pueden consultar en el siguiente enlace: http://sitgesfilmfestival.com/cas/noticies/?id=1003088#01
 

No quiero despedirme sin recomendarles vivamente la que ha sido la película sorpresa del festival: Killer Joe (2011) de William Friedkin en la que el veterano autor de El Exorcista (1973) pone en imágenes una obra teatral de Tracy Leads (autor que ganó el Pullitzer por la obra Agosto) con la fuerza y brillantez de sus mejores logros. Contundente y sorprendente de principio a fin, recupera el ambiente de las novelas de Jim Thompson para ofrecer un divertido y salvaje relato de una familia tan amoral como desestructurada en la que Matthew McConaughey sigue intentando enderezar su carrera interpretando el tipo de personaje habitualmente reservado a Woody Harrelson. Brutal y genial.

 

Hasta aquí mis crónicas del Festival de Sitges de este año. Un certamen con una oferta tan variada y suculenta para el aficionado al fantástico que obliga a cada asistente a trazarse una hoja de ruta que por necesidad ha de dejar fuera muchas de las propuestas cinematográficas ofertadas y que provoca que cada uno de los espectadores tenga y experimente su propio certamen que poco o nada puede tener en común con el de otro seguidor. Yo he intentado centrarme en las propuestas más bizarras y enfermas, pero un devoto al cine de acción habría referenciado los numerosos largometrajes asiáticos en este género o un fanático de la animación se habría llevado a casa un panorama completo del estado de los  dibujos animados en el mundo. Resulta, en todo caso, admirable  la capacidad de Sitges para traspasar las fronteras del fantástico y transitar por otros géneros colindantes sin que su personalidad se altere lo más mínimo.

 
Dentro de 6 años cumplirá medio siglo. Como yo.
 

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