La eterna nostalgia de Tacita Dean

Por Eloy V. Palazón
 
Film
Tacita Dean
Tate Modern. Turbine Hall. Londres
Hasta el 11 de marzo del 2012

 

Desde que Louise Bourgeois inauguró la serie Unilever en la Tate Modern de Londres en el año 2000, la sala de las turbinas ha alojado doce obras de diferentes artistas del panorama actual del arte. Olafur Eliasson iluminó la sala con un sol creado, Bruce Nauman la inundó de una escultura sonora, mientras Anish Kapoor colgó la piel desollada de Marsyas, Doris Salcedo agrietó el suelo y Ai Weiwei lo llenó de pipas de porcelana. También pasó por la sala el español Juan Muñoz, que hizo historia con su obra Double Bind, según dicen algunos, la más ambiciosa y trascendente que haya pasado por la sala (tal vez también con un aire mítico por su muerte prematura al poco de acabar la instalación). El pasado 11 de octubre la sala de las turbinas se quedó a obscuras (y así seguirá hasta el 11 de marzo) para albergar la instalación Film, de la artista británica Tacita Dean: una pantalla de trece metros de altura donde se proyecta una película realizada por ella misma.

 

Dean ha girado la pantalla de cine 90º, pasando de la orientación de paisaje a la de retrato, con los agujeros dentados a los lados, que nos recuerdan a la cinta de película, y la ha colocado enfrente de la pared oriental de la sala de las turbinas (leitmotiv de la película, normalmente de fondo sobre otras imágenes, como en la foto de la izquierda, haciendo de la arquitectura de la sala parte de la obra).

 

Este poema visual, como lo ha querido llamar la propia artista, tiene como banda sonora el propio ruido de la sala: “No quería silenciar su característico sonido de voces y pasos que retumban en el edificio”. Una mirada a los principios del cine, como esos fotogramas coloreados a mano. Y es que esta película es un homenaje al cine analógico, un medio que está desplazando el cine digital, pero con el que según Dean no tiene por qué competir, ya que uno y otro ofrecen dos mundos diferentes, como la pintura y la escultura. Una prueba de ese desplazamiento paulatino es que tuvo que cambiar su voluntad de llevar a cabo la obra en una película de 16 mm, que es la que suele usar, para hacerla con una de 35 mm, al haber dejado el Soho Film Studio de imprimir en tal formato (no olvidemos que pocos lo hacen en el mundo y que él era el único que lo hacía en Gran Bretaña). La película de Dean está hecha con métodos tradicionales, sin posproducción alguno: pintura en cristales mate, múltiple exposición, collage, efectos cromáticos. Once minutos en bucle infinito de una película con escenas y objetos cotidianos como escaleras, tomates, huevos, fuentes, flores, paisajes… En definitiva, una metapelícula.

 

Esta obra guarda coherencia con la trayectoria de la autora. Ya en 2007 recurrió al silencio en su obra Merce Cunningham performs STILLNESS (in three movements) to John Cage’s composition 4’33” with Trevor Carlson, New York City, 28 April 2007 que, como reza su título, es la coreografía de los conocidos Merce Cunnigham y Trevor Carlson para la célebre composición de John Cage. Además Tacita Dean siempre ha sentido curiosidad por objetos que, pasado el tiempo, han caído en desuso; pensemos en las máquinas de hacer olas de Delft hydraulics (1996) o en Sound Mirrors (1999), donde se mostraban estructuras concebidas, entre 1928 y 1930 en la costa británica, para captar las vibraciones de los aviones que se dirigían a Reino Unido (aunque al final se viese que los espejos sonoros amplificaban todo sonido y no permitían discriminar unos de otros).

 

Aunque Film no trate un objeto cuyo uso se ha extinto, sí que lo hace sobre algo que está a punto de desaparecer: “Me doy cuenta de que este bello medio que creamos hace ciento veinte años está a punto de perderse. No soy fetichista del medio, ni soy antidigital, quiero que quede claro. Pero me encanta hacer cine, y no quiero perder la posibilidad de hacerlo”.

 

Tacita Dean firma una interesante obra que ha costado hacer y que se entregó al comisario sólo unos días antes de la inauguración (por problemas de última hora) pero que no pasará a la posteridad como la mejor de la serie.

 

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