Raymond Roussel, el escritor que inspiró al arte

 

Por Benito Garrido.

 

Cuando una exposición sobre la obra de un personaje nada cercano, te remueve la curiosidad y te hace pensar, es señal de que ese trabajo te ha resultado claramente impactante.  Si añadimos que la citada muestra se desarrolla en un museo de arte contemporáneo, como es el Reina Sofía, pero que la figura exhibida es la de un escritor francés que marcó el arte y la literatura del siglo XX, todo va resultando aún más atractivo. A partir de ahí, ya es cuestión de dejarse llevar.  Así descubrimos, Locus Solus. Impresiones de Raymond Roussel.  Y así se nos manifiesta un autor que puede pasar inadvertido para mucha gente, pero que con solo diez creaciones que van de la novela al teatro, pasando por la poesía y el relato, llegó a ser decisivo en la evolución de las vanguardias artísticas.

 

Raymond Roussel (París 1877-Palermo 1933) fue un elegante y acaudalado caballero de la época, un genio muy particular que dedicó su vida a la literatura y a viajar por el mundo.  Sus representaciones teatrales eran tachadas de escandalosas y el resto de sus escritos no llegaba a alcanzar la aceptación ni de la crítica ni del gran público.  Algo que no podía comprender y que le marcó sobremanera.  Alejado de la sociedad imperante, su obra es un alarde de vasta imaginación que lejos de la realidad, dibuja caprichosos paisajes repletos de invenciones y máquinas, y que en el fondo, lo que busca es llegar a trascender la dimensión formal de la escritura.  De entre sus trabajos literarios podemos destacar Mon âme (poesía 1897), La Seine (novela en verso 1900), Impresiones de África (novela 1910), Locus Solus (novela 1914), La Poussière de soleil (teatro 1926) o Como escribí algunos libros míos (ensayo 1935).  Famoso es su  especial procedimiento de escritura, basado en combinaciones homófonas y en juegos de palabras con términos de doble sentido.  Caprichosos entramados tan complejos como líricos y perturbadores, donde resplandecía el vital uso de la palabra.  La tres obras traducidas al castellano son las más conocidas y destacadas.

 

Impresiones de África (Ediciones Siruela, 2004), nació inicialmente como novela y después fue convertida en obra de teatro.  En este libro, un barco naufraga en África y la tripulación es capturada por los indígenas.  Distraen a los que les custodian con parodias y maniobras basadas en juegos verbales.  Por otro lado, nos cuenta la historia del enfrentamiento entre los herederos Talú y Yaúr (dos hermanos de padre, hijos de dos hermanas gemelas), que termina con la victoria del primero y con la reunificación del dividido reino de Ponukelé.  En esta inabarcable narración, Roussel pone en práctica su obsesión por los dobles, el travestismo y la imitación.  Su escritura es clara, precisa y llega a detalles realmente sorprendentes.  Imagina dispositivos prodigiosos, máquinas fantásticas, acontecimientos no antes concebidos.  Impresiones de África es un pretexto para dar rienda suelta a la imaginación.

 

Muchos artistas, sobre todo surrealistas, se declararon más adelante fervientes admiradores de un trabajo creativo que marcó sus paradigmas estéticos.  Nombres como Duchamp, Ernst, Dalí, Picabia o de Chirico, Breton, Man Ray o Matta, se inspiraron y basaron algunos de sus trabajos en los innovadores y precursores textos de Roussel.  Aunque en vida alcanzó cierta notoriedad por lo especial de sus obras, realmente fue un incomprendido.  Dos años después de su solitaria muerte, cuando su último libro, Como escribí algunos libros míos fue publicado, pudimos leer: “Me refugio en la esperanza de obtener alguna audiencia póstuma a través de mis libros.”  Acertadas y premonitorias palabras.

 

Locus Solus (Numa Ediciones, 2001) también es una novela de trama compleja.  Utilizamos las palabras del escritor John Ashbery para resumirla: “Un científico e investigador importante, Martial Canterel, ha invitado a un grupo de colegas a visitar el parque de su finca, Locus Solus. Cuando el grupo visita la finca, Canterel les muestra invenciones de una complejidad y rareza cada vez mayores. De nuevo, a la exposición le sigue la explicación, la histeria fría de la primera dando paso a las innumerables ramificaciones de la segunda. Tras un martinete formado por un mosaico de dientes y un enorme diamante de cristal relleno de agua en la que flota una chica que baila, un gato sin pelo y la cabeza conservada de Danton, llegamos al pasaje central: la descripción de ocho curiosos tableaux vivants que tienen lugar en una enorme jaula de cristal. Aprendemos que los actores son en realidad gente muerta que Canterel ha resucitado con resurrectine, un fluido de su invención que si se inyecta a un cadáver reciente hace que represente el incidente más importante de su vida”.

 

Profundizar en la vida del autor puede ser una labor ardua, aunque es mucha la bibliografía que alude al mismo.  En el año 2000, el escritor Mark Ford escribió un completo análisis cargado de apuntes biográficos del autor y extensos estudios de su obra, Raymond Roussel y la república de los sueños (Ediciones Siruela, 2004). En este libro, Ford nos descubre el singular mundo imaginativo de Roussel, traza la extraña evolución de sus métodos de escritura, y describe las peculiaridades de una vida estructurada tan obsesivamente como su obra. El relato que el poeta inglés nos ofrece es al mismo tiempo cautivador, desgarrador y muy literario. ¿Acaso podrían haber inventado Proust o Nabokov un personaje tan peculiar e inolvidable como el dandy exquisito y escritor compulsivo al que este libro da vida?

 

La exposición  Locus Solus. Impresiones de Raymond Roussel se puede visitar en el MNCARS de Madrid hasta el próximo 27 de febrero.

 

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