Una historia sencilla

Por Jorge Díaz.

 

Una historia sencilla. Luis Velasco Blake. Ed. Caballo de Troya. 138 páginas.

 

Hay historias sencillas de mayor calado que las grandes historias. Hay novelas de ochocientas páginas, muchas y cada día más, con menos verdad que las poco más de un centenar que tiene esta novela de Luis Velasco Blake, la primera de este autor argentino residente en Madrid.

 

Un español es incapaz de entender el peronismo, creo que nadie que no haya nacido en Argentina es capaz de hacerlo. Y aún podríamos racionalizar y aplaudir una gran parte de los avances sociales que llevó al país en su momento, pero nunca lograríamos compartir la fascinación por las personas, por los mitos, por el general, por Evita… Claro que tampoco creemos que Maradona sea Dios, sólo un buen jugador de fútbol.

 

Sin embargo podemos leer la novela de Velasco, una historia sencilla y argentina, sin saber nada de todo eso. Velasco habla de personas y de sentimientos. Habla de una familia de padres enamorados, hermanos mayores que van a la universidad y tienen una novia maravillosa, hermanas que estudian economía y adoran a su padre, de un hermano pequeño que intenta perder la virginidad…

 

Pero por detrás, y por encima de todo, Velasco nos está contando la historia de un fracaso, del fracaso de una familia y una sociedad.

 

Nos habla de un padre que va de negocio en negocio sin tener éxito en ninguno y sin asumir sus responsabilidades como jefe de la familia; de una madre que estira lo que puede lo poco que tienen y sufre con la ausencia paterna; de un hermano mayor que, en contra de la tradición familiar, se hace peronista, milita en los montoneros, vive en la clandestinidad y acaba huyendo de su país para encontrar la paz, y la vida, en Brasil; de una hermana a la que secuestran los esbirros del régimen militar, delatada por un antiguo compañero del colegio, a la que violan y torturan y sólo escapa para vivir su exilio en Madrid, con terrores nocturnos hasta más de veinte años después; de un hermano pequeño, Matías, que es quien narra la historia, que crece a medida que la Historia con mayúsculas golpea a los García Miralles.

 

“Una historia sencilla”, novela breve pero ambiciosa, abarca gran parte de la segunda mitad del siglo XX en Argentina: el peronismo, la muerte de Evita, el exilio del general en Madrid, su vuelta a Argentina, la lucha armada,la Junta Militar, los desaparecidos, la guerra de las Malvinas… Hasta el mundial del 78, aquel que divide el corazón de los argentinos hasta el punto de que muchos quieren el triunfo de los holandeses porque sus jugadores han acordado que en caso de ganar no subirían al palco oficial a recoger el trofeo de manos del dictador Videla: el gesto que todos necesitan para pensar que se puede seguir luchando…

 

La familia, rota, sólo se encontrará en Paraguay, muchos años después, para dar la bienvenida a un nuevo miembro y despedir a uno antiguo.

 

Como dice Fito Paez, y recuerda Luis Velasco Blake, “¿quién dijo que todo está perdido?… Tanta sangre que se llevó el río, yo vengo a ofrecer mi corazón”.

 

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