La poesía de Raúl Quinto

La poesía de RAÚL QUINTO

Por Jorge Díaz Martínez

 

Una de las aportaciones más atractivas de la poesía de Raúl Quinto consiste en haber incluido en su repertorio temático toda una amplitud de referentes normalmente considerados de baja cultura, como el universo de los comics de superhéroes, siendo tal vez el único poeta castellano en haber ambientado un libro completo en dicho universo (La piel del vigilante), a lo que hay que añadir cierta querencia por los asuntos macabros (La flor de la tortura), todo ello tratado desde la perspectiva de un ilustre apasionado por la historia del arte y la cultura pop contemporánea. Clásico, sin embargo, en la composición, rara vez se atreven sus poemas a salirse de los cauces métricos tradicionales, aunque en ocasiones también practique el poema en prosa. Su gusto por los poemarios temáticos probablemente pueda relacionarse con su faceta de narrador (Idioteca), atendiendo a la composición de conjunto de las obras. Estas operaciones le permiten abordar desde un prisma poético toda una serie de cuestiones, tanto sociológicas como individuales, muchas veces difíciles de mirar a los ojos.

 

 

Raúl Quinto, nacido en Cartagena 1978 y licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Granada. Actualmente reside en Almería donde ejerce como profesor de secundaria. Ha publicado los libros de poemas Grietas (Dauro, 2002; reeditado junto a Poemas del Cabo de Gata, La Garúa, 2007), La piel del vigilante (DVD, 2005) y La flor de la tortura (Renacimiento, 2008). Aparece en numerosas antologías y ha sido traducido a varios idiomas. Codirigió la revista electrónica Oniria y la colección de poesía de La Garúa Libros. Colabora con la compañía de danza contemporánea DA.TE para la que ha realizado la dramaturgia de la obra Fronteras; y escribe artículos de opinión sociopolítica en La Voz de Almería y crítica literaria en Quimera. Su última novedad es el libro de ensayos híbridos Idioteca (El Gaviero, 2010). raulquinto.blogspot.com

 

 

Su poesía

 

EL COMEDIANTE

 

            Un sudario manchado, un traje de segunda mano

            de harapos y de sedas, un disfraz.

                        (The Velvet Underground)

 

 

Es cierto que los hombres se disfrazan

para acercarse más a la verdad.

 

Vi la piel del incendio derramarse

como un río de algas,

y supe que los cuerpos calcinados

conservan su sonrisa en la ceniza.

 

Siempre recuerdo las miradas huecas,

los gestos delatores, el perfume

que renuncia a los párpados

para volverse sólido y antiguo.

 

La condición humana es una mueca.

 

Yo vi cómo unas manos escarbaron la tierra

para encontrar un agua del color de su alma,

y vi cómo se hundían bajo su propia arena.

 

Soporté la mirada de este mundo

y rompí a carcajadas cada velo.

Había comprendido la broma de la vida.

 

[de La piel del vigilante, 2005]

 

 

 

PENTAGRAMA

 

 

Con una cuerda de violín

secciona mi garganta

 

y transcribe el sonido

del aliento silbando

a través de la herida.

 

La música es materia:

el canto del arpón

atravesando el pecho de la sirena;

 

la partitura ciega

de las arañas

tejiendo nuestros labios,

el uno contra el otro,

como en un beso

donde no hubiera más salida

que respirar a dentelladas.

 

 

MALLARMÉ (DAGUERROTIPO EN LLAMAS)

 

Gira el tambor de la pistola

como una oscura órbita

en tus oídos.

 

El azar no decide.

Tejen tu cuerpo las agujas lentas

del sudor, anocheces,

y la única bala

construye su mirada entre tus ojos.

El azar no decide.

 

A través de la venda puedes ver

la silueta de unos dedos

apretando el gatillo.

Puedes ver el sonido del disparo

y la exacta grafía

de tu cerebro

sobre la pared blanca.

 

Puedes verte a ti mismo

escrito para siempre

en el silencio de este verso.

 

 

RUANDA 1994 (LITURGIA)

 

LA empuñadura de marfil

desnuda en rojo

la cópula de huesos.

 

Habla el machete con la voz de dios

 

y su palabra es lenta

como la danza de los árboles.

 

Igual que una canción

en la que cada nota fuera un paso

penetrando en la nada:

un incendio de sombras

al otro lado de este párpado.

 

Habla el machete con la voz de dios

 

y su palabra es pura

como el silencio de los muertos.

 

 

EN LA ÓPERA DEL RUIDO

  

Alguien señala con el dedo

la dirección a un precipicio,

escribo el vértigo;

escribo la caída

                        de este verso

al vacío, la página

arrancada del libro.

 

Desde el espacio en blanco

que divide el silencio de tus ojos,

desde la helada boca del revólver

besándote la nuca

y el corazón diseccionado

de los siameses,

desde el latido que los une

y el bisturí que los separa;

 

escribo el alarido.

Escribo que no hay nada

dentro de las palabras

como tampoco hay nada en las pupilas

del que observa la nieve,

 

y desde aquí,

desde este extremo de la niebla,

desobedezco.

 

[de La flor de la tortura, 2008]

 

 

BRUMARIO

 

Decide un punto de partida.

 

Hay una música de arañas.

Una esfera perpetua. Una ofrenda

para la diosa y su corona

de moscas. Un satélite

de incomunicaciones. Una ley.

 

Diseña un edificio cuyas puertas

desaparezcan una vez cruzadas.

 

Diseña una emoción.

 

Un clavicordio, percutiendo

metálico la cuerda. La cuchilla

que desciende del cénit

 

interminablemente.

 

Algunos aseguran

que una cabeza separada

del cuerpo puede continuar consciente

casi medio minuto. Esos ojos

abiertos de raíz

frente a la multitud. Eso decir.

 

 

WARHOL

  

Miro un espejo y sólo veo

el esqueleto de un relámpago

varado en el desierto. Alguien duerme.

Alguien nos sueña. Comprobaron

la eficacia del método

en animales superiores:

un elefante cae a plomo

ante los ojos de la prensa.

Corriente alterna. Color plano.

Digo relámpago y es bello.

Digo descarga de dos kilovatios,

y el olor de los cuerpos

derretidos por dentro

 

y nada ocurre. Un jirón

en la carpa del circo:

sólo la trapecista ve la luna

deshaciéndose

como un grano de sal, también sus huesos

en el centro del aire desgarrado.

Alguien la sueña y en ese instante

despierta con un grito. Amarillo

plano, violeta riguroso,

copia tras copia. Una máquina

de huesos. Un retrato al natural

del vacío. Aquí.

 

 

BARROCO

 

Difumina la línea entre su cuerpo

y el resto de las cosas. Escaleras

rotas. Un corazón entre las manos

como respuesta. No preguntes.

 

No alteres el desorden.

 

Recuerda que el final nos llega a todos,

y que esta música pretende

no acabar nunca.

 

 

[de Ruido blanco, inédito]

 

(Estelle Talavera)

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