Guerra y paz (I) : Sun Tzu

Por Ignacio González Barbero.

 

Iniciamos con esta entrada una serie de publicaciones que reflexionarán sobre el complejo fenómeno de la guerra . Nuestra humilde pretensión es dar cuenta de las múltiples perspectivas y análisis, apologéticos o pacifistas, que han suscitado los conflictos bélicos a lo largo de la historia del pensamiento humano. A esos discursos, muchos de ellos clásicos, iremos añadiendo algunas meditaciones propias en las columnas de opinión de esta sección.

 

Hecha la presentación, les dejamos como primera entrega una selección de fragmentos de «El arte de la guerra», obra atribuida al estratega militar y filósofo chino del S.VI a.C. Sun Tzu que marca el inicio de un acercamiento «racional» a la dinámica militar:

 

 

– «Si bien a la cólera le puede seguir la alegría y al resentimiento la felicidad, el Estado que ha sido aniquilado no recobra la existencia ni los muertos la vida. Por esta razón, el soberano inteligente actúa con prudencia y el buen general lo hace con precaución. Esta es la vía que permite llevar la tranquilidad al Estado y preservar el ejército«(Cap. 12).

 

– «Por lo general, en la guerra es preferible preservar un país que destruirlo, preservar un ejército que destruirlo, preservar un batallón que destruirlo, preservar una compañía que destruirla, preserva una brigada que destruirla. Por tanto, obtener cien victorias sobre cien combates no es lo mejor. Lo más deseable es someter al enemigo sin librar batalla con él «(Cap. 3).

 

– «El buen estratega somete las fuerzas enemigas sin combatirlas, toma las fortificaciones enemigas sin atacarlas, desmiembra los Estados rivales sin permitir que las acciones militares se prolonguen. De este modo, puede conquistar el mundo entero conservando todas sus fuerzas; su ejército no desfallece y sus riquezas se mantienen íntegras. Esta es la norma de los planes ofensivos» (Cap.3).

 

– «La guerra es el arte de engañar. Así, si eres capaz finge incapacidad; si estás preparado para entrar en combate finge no estarlo; si te encuentras cerca finge estar lejos; si te encuentras lejos finge estar cerca»(Cap. 1).

 

– «Las tropas de quien sabe manipular el potencial estratégico son como troncos y piedras rodando. La naturaleza de troncos y piedras hace que resulten inofensivos cuando están en reposo y peligrosos cuando están en movimiento; quietas sobre el llano, se deslizan por la pendiente «(Cap. 5).

 

– «El grado más alto en las disposiciones militares es llegar a no tener forma. El no tener forma hace que ni el más sutil de los espías pueda sondearte y que ni el más sabio de los estrategas pueda urdir planes contra ti» (Cap. 6).

 

“Las disposiciones militares son como el agua: de la misma manera que la disposición del agua evita lo alto y se precipita hacia abajo, la disposición del ejército evita lo consistente y ataca lo hueco. Y del mismo modo que ésta adapta su forma al terreno, el ejército adapta su estrategia de victoria al enemigo. En efecto, así como el agua carece de una forma permanente, en la guerra tampoco hay un potencial estratégico permanente. Aquel capaz de obtener la victoria adaptándose a las variaciones del adversario es designado ‘inescrutable’ (Cap. 6).

 

 

(Traducción de Albert Galvany, responsable de una muy buena edición de esta obra en Trotta)

 

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