La creación colectiva de la Pantalla Global

Por Lorena Cervera.

Pantalla Global es una exposición que indaga sobre la evolución, las cualidades y los efectos de las pantallas, desde las más clásicas, surgidas como soporte de difusión cinematográfica, hasta las modernas tabletas táctiles. Una exposición que, además, se propone como un reto interactivo en el que los usuarios pueden formar parte, difundiendo su propia obra en algunas de las pantallas de la instalación. Todo ello con la intención de crear una “tensión dialéctica entre el campo – entendido como la parte de la exposición comisariada – y el contracampo – las aportaciones ajenas – de la exposición presencial”. Y, además, cada uno de nosotros podemos disfrutar en nuestra pantalla personal, desde el calor de nuestros hogares, de una exposición virtual complementaria que “permite explorar las posibilidades conceptuales y formales que se abren antes y después de la visita presencial” al Centre de Cultura Contemporànea de Barcelona (CCCB).

Sin duda, desde el primer contacto presencial, se crea una atmósfera especial. Tras una protectora cortina negra, te adentras en una oscuridad interrumpida únicamente por las luces de las proyecciones. Para comenzar, una enorme pantalla en la que, a modo de videojuego, comienzan a caer primero las grandes estrellas del cine clásico, arrolladas después por los nuevos famosos televisivos, que son desplazados, finalmente, por la autoexaltación del talento individual que se potencia a través de las redes sociales. Una primera instalación que ya propone una profunda reflexión a cerca del poder de las pantallas a la largo de la historia.

Y es que el poder de las pantallas a lo largo del siglo XX es ya incuestionable. Desde la imagen de las masas encandiladas durante las primeras sesiones cinematográficas hasta la abstracción individualista de los usuarios de smartphones. Poder que se engloba en diferentes vertientes, como son: la seducción, el espectáculo, la creación de arquetipos y modelos, la información, la comunicación, la estrategia del shock, la interactividad, la vigilancia… Unas vertientes que se agrupan en sietes grandes grupos, que se corresponden con las siete gran instalaciones de la exposición: historia, política, deportes, publicidad, exceso, vigilancia y juego.

¿Hasta que punto el desarrollo tecnológico, el soporte, ha condicionado el contenido? La respuesta la podemos encontrar en la instalación sobre política, por ejemplo. A través de diversos vídeos observamos qué tipo de tratamiento de imagen ha recibido cada uno de los sistemas o etapas políticas: desde el fascismo y el comunismo hasta la explosión de las libertades en las sociedades democráticas. Desde los grandes documentales de Leni Riefenstahl, hasta los debates televisivos y, por último, el uso de las redes sociales durante la campaña presidencial de Barack Obama que consolida la pantalla como herramienta de comunicación interactiva.

Con la exposición, los creadores quieren proponer un nuevo uso de la pantalla. Proponen romper con el “yo” como autor de la creación artística. Así se desarrolló, de hecho, el proyecto. Partiendo de la idea original del filósofo y sociólogo francés Gilles Lipovetsky, pronto se incorporó el crítico de cine Jean Serroy para, conjuntamente, desarrollar lo que resultó ser, en primer lugar, un exitoso ensayo y después esta exposición. La intención: crear una obra artística colectiva a partir no sólo de sus aportaciones, sino también de las colaboraciones del público, que al igual que en el web 2.0 puede incidir de forma activa en la creación de los contenidos. La exposición ha sido producida también de forma conjunta por el Centre de Cultura Contemporànea de Barcelona y el Museo de San Telmo de San Sebastián y permanecerá en el CCCB hasta el próximo mes de mayo.