Te vas a reír cuando te lo cuente. Entrevista a Félix J. Velando

 

Por Ana Blé.

 

Te vas a reír cuando te lo cuente. Félix J. Velando. Editorial La Página, 2012. Colección Miradas / Humor. 122 páginas.

 

Lo primero que tengo que decir sobre este libro es que ha conseguido de mí lo que pretendía: me ha hecho reír.

Félix J. Velando (Fuente Álamo, Albacete, 1970), escritor y guionista de televisión desde hace más de una década, se ha entrenado en programas como Siete vidas o Las noticias del guiñol, así cualquiera. En esta recopilación de nueve cuentos, hace gala de un sentido del humor inteligente y ácido que provoca admiración y mucha envidia sana y profunda, porque qué genial se vuelve el mundo cuando puedes verlo a través de los ojos de alguien que tiene una forma de mirar tan divertida.

Una noche en la tele, el cuento con el que se abre la sesión de risas, fue Finalista en el Premio Internacional de Relatos de Humor Jara Carrillo, uno de los galardones más antiguos y prestigiosos de España en lo que a este género se refiere. En cuanto a Pezones, enamorará a todo aquel que sepa captar la parodia que hay escondida (lo de escondida es un decir) entre sus líneas. En Mejor que no te cruces con Propp, hay una gran osadía y un gran atrevimiento y una gran desvergüenza. En Septiembre y las medusas hay inocencia y ternura. En El bronceado perfecto, mucha locura y desenfreno. Son varios los temas que se abordan en estas nueve historias, pero el sentido del humor es siempre el ingrediente básico que les da forma.

En relación a los personajes, decir que son de pura carne y de puro hueso, por muy poco convencionales que puedan parecernos a primera vista. Es lo que tiene que alguien sea capaz de dibujar la realidad con tanta maestría y con tanta guasa. Pero para ir haciendo boca, aquí os presento a algunos de ellos: al inefable escritor patrio y facha, don Luis Antonio de Peralada; a Jeremías Martínez, el ex legionario nudista que la lía parda; a Sifrig Rosenberg, poeta pesado y escrupuloso estilista; ¡y también a Vladímir Yákovlevich Propp!, lingüista erudito, y muerto hace ya más de cuarenta años. Aunque lo mejor es que seáis vosotros mismos los que los conozcáis a todos en persona. Os vais a reír con ellos, seguro.

 

Te vas a reír cuando te lo cuente se presenta este viernes, 8 de junio, a las 20:00, en la librería Arrebato de Madrid (C/ La Palma, 21).

 

 

Entrevista a Félix J. Velando

 

¿De dónde viene tu inclinación por el género de humor?

No lo sé bien. De niño ya disfrutaba con El pequeño Nicolás, Astérix, Mortadelo y Filemón, Guillermo Brown, supongo que como casi todos los niños. A mi padre le gustaban bastante las “sit-com” británicas de la BBC que por entonces se emitían, y a mí, cuando pude comprender algo, también me gustaron. Además leía todo lo que pillaba por mi casa, como un diccionario humorístico de José Luis Coll que teníamos por allí con palabras inventadas por él. Me llamaba mucho la atención que se pudieran crear palabras nuevas y además publicarlas bajo el nombre de diccionario. Creía que era algo casi ilegal. En mi casa había también algún libro supuestamente humorístico de Fernando Vizcaíno Casas, pero creo que más que por lo humorístico los leía porque a veces escribía de extranjeras en tetas, y eso, de crío, molaba.

En la biblioteca de mi pueblo tenían libros de Álvaro de la Iglesia, de Jardiel Poncela, de Wescenlao Fernández Flórez, de Julio Camba. Manuales muy cursis sobre cómo redactar cartas de amor, sobre cómo ser una perfecta casada… Me hacían gracia esas cosas. Y poco a poco fueron cayendo. Una formación un poco bizarra, visto ahora.

 

¿Y la decisión de que tu primer libro fuera una recopilación de cuentos?

Como la mitad de los españoles, tenía y tengo una novela a medio escribir que nunca termino. Pero los cuentos sí los suelo acabar. Y vi que había unos cuantos unidos por un punto de vista humorístico. Decidí llamarlo “libro de cuentos” y enviarlo a varias editoriales. Una de ellas aceptó que aquello era un libro de cuentos y lo ha publicado.

 

¿Cómo fue el proceso de creación de los personajes? ¿Fue el mismo para todos ellos?

No era consciente del proceso. Primero surgía la idea inicial, decidía un tono para contar esa historia y a partir de ese momento iban creciendo los personajes. Hay algunos que son parodias fácilmente reconocibles de escritores patrios, y ahí ya estaba creado el personaje. Solo había que exagerar sus rasgos.

 

¿Qué elementos de tu experiencia como guionista de televisión aplicas a tu trabajo en la narrativa?

Comencé a escribir cuentos antes que guiones, y creo que diferencio mucho ambos tipos de escritura. Tal vez sufra deformación profesional y eso me lleve a usar bastante el diálogo. Pero aprovecho la libertad que me da la literatura para intentar dejar de lado los límites que tiene la escritura de guiones de televisión, donde debes respetar ciertos parámetros, digamos, y donde opinan y modifican tu trabajo el directivo de la productora, el coordinador, el director del capítulo, la señora de la limpieza, el directivo de la cadena, el becario de la cadena, que al final es quien más manda, el marido de la señora de la limpieza y, por supuesto, los actores. Sé que puedo meter elefantes o helicópteros en mis cuentos y, aunque aún no lo he hecho, la simple posibilidad me gusta, y es posible que en mi próximo cuento meta un elefante dentro de un helicóptero.

 

¿Cuáles son los cuentos y las novelas que más te han hecho reír?

De crío (también ahora) cualquier cosa de Goscinny, desde sus guiones para cómics hasta El pequeño Nicolás. De chaval, Sin noticias de Gurb, El laberinto de las aceitunas. Después, por citar unos cuantos, Noticia bomba, de Evelyn Waung, La conjura de los necios, de John Kennedy Toole, los cuentos y novelas de Woodhouse, los cuentos de Woody Allen, los de Ethan Cohen, los de Saki, de Rick Moody… Los cuentos de Hipólito G.Navarro, de Fernando Iwasaki, algún relato de David Foster Wallace y sus crónicas, las vivencias de David Sedaris, las novelas de Tom Sharpe, algún cuento de Wells Tower. Y muchos más que ahora olvido.

 

¿Y los autores que más admiras?

Los ya citados. Y saliéndome algo, que no del todo, del mundo del humor, Eloy Tizón, Coetzee, Capote, Cheever, Chéjov… Y muchos otros.

 

¿Cuál es tu relación con los gerundios?

He descubierto que el gerundio está muy perseguido por los correctores, los manuales de escritura y las escuelas de creación literaria. Pero yo sigo defendiéndolo y escribiendo cosas como “defendiéndolo” y apellidándome “Velando”.

 

¿Alguna fórmula secreta para reír en tiempos de crisis?

No sé si es muy secreta, pero ponerse unos capítulos de Seinfeld o de The Inbetweeners. Cualquiera de los libros arriba citados. Ver Intereconomía sin sonido, intentar imaginar que están diciendo algo importante y coherente, y entonces subir el volumen. El mismo ejercicio se puede realizar con Tele 5.

 

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

En septiembre publico una novela infantil en la que también está presente el humor, porque los protagonistas son dos calcetines y, como todo el mundo sabe, si eliges a dos calcetines de protagonistas de cualquier cosa y luego nadie se ríe, algo has hecho mal. Sigo teniendo mi novela a medias, pero he comenzado otra y tengo en la cabeza ideas para alguna más. Solo me queda resolver el hecho de que soy un poco vago. También me quiero comprar un órgano que no sea caro y saque un buen sonido de Hammond, y después aprender a tocarlo.

 

Pues lo dicho, si queréis conocer mejor a Félix y a los personajes de su libro, no os perdáis la presentación de este viernes en la librería Arrebato.

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