El teatro del tiempo

Por Mariano Velasco

El Español recupera el espléndido “Follies”

tras su reciente éxito de público

 

Tras su arrollador y reciente éxito durante ocho semanas, con 32.100 espectadores y un 96,10 por ciento de ocupación total de localidades, el espléndido musical Follies vuelve al Teatro Español para mostrarnos, una vez más, el crudo espectáculo de la vida misma conducido por el director más despiadado y exigente que haya pisado escenario alguno: el tiempo. Sí, el dichoso tiempo que pasa y pasa y no hay manera de detener.

El legendario teatro está a punto de cerrar para convertirse en un garaje y al viejo empresario no se le ocurre otra que reunir en una fiesta a todas sus antiguas y ya caducas estrellas. Prepárense, señoras y señores, porque seremos testigos de lo que este cruel director es capaz de hacer con sus actores. Vida y teatro, realidad y ficción, primera de las extrañas parejas que encarnan este juego de antagonismos y espejos deformes que recorre todo la historia de Follies, nacido como homenaje a los espectáculos de variedades que triunfaron en el Nueva York de principios del siglo XX.

Ese tiempo, que no solo dirige sino que también actúa (como también lo hace Mario Gas en este su último espectáculo al frente de la gestión del Teatro Español), se desdobla con sorprende facilidad. Presente y pasado, otra pareja imposible, se manifiestan en un mismo plano, el del teatro, permitiendo que cobre vida la versión juvenil de los protagonistas, fantasmas que anticipan la tormenta de sentimientos que en cualquier momento podría acabar por desencadenarse. Ahí arranca la trágica y trascendental historia que subyace al alegre, cómico y aparentemente insustancial espectáculo de variedades. Tragedia y comedia, y dale con los antagonismos.

Sabido es que la imperfección forma parte de la vida misma, con lo que esta estructura de líneas equidistantes se acabará por romper por su parte más débil, la que conforman las dos parejas protagonistas, quienes, en contra de lo que pudiera parecer, no avanzan en paralelo sino que se entrecruzan conformando un entramado mucho más complejo y, por ende, también mucho más humano. Así es como descubrimos que una elección, la elección, tal vez no fuera la correcta.

Desencadenado el drama, la segunda parte del espectáculo resulta ser más onírica e irreal. Cada personaje pone en escena su número de “follies” – nuevo paralelismo del teatro dentro del teatro – construidos todos ellos con los recuerdos, ansiedades, frustraciones, deseos y sueños de los cuatro protagonistas. Entre las escenas más conmovedoras, la de Muntsa Rius, avanzando sin avanzar, con las luces de la ciudad de fondo y la inquietante neblina a sus pies mientras interpreta “Loosing my mind”. Todo un regalo para ojos y oídos.

¿Qué decir, por cierto, de los actores? Encabezados por un sorprendente Carlos Hipólito, sorprendente no por sus dotes como actor, más que reconocidas, sino por su muy buena voz, y por un valor tan seguro como Vicky Peña, a la que no le hace falta ni cantar para llenar el escenario, cabe destacar la arrebatadora aportación de Massiel, así como el enternecedor y admirable papel de Asunción Balaguer, toda una dama de la escena. Y en ambos casos ya se sabe: lo bueno, si breve…

Cierto es que Follies llega a resultar a veces deprimente. Sus personajes nos provocan pena porque representan la decadencia, lo que pudieron haber sido y no fueron o, en el mejor de los casos, lo que dejaron de ser. Pero su argumento contiene por encima de todo, en un último y admirable juego de antagonismos, un mensaje de optimismo y esperanza al que aferrarse: que echar la vista atrás para recuperar nuestros recuerdos sirve también para alumbrar el camino que queda por recorrer.

En definitiva, que lo ideal no es sucumbir y tirar por tierra lo poco o mucho que se tiene, sino mirar hacia adelante y tratar de enderezar el rumbo. Mientras todavía quede algo de tiempo.

Más información:

Follies en el Teatro Español

Del 8 de junio al 21 de julio de 2012

Dirección: Mario Gas
Horario: de martes a domingo a las 20h.
Precio De 8 a 30 €. Martes y miércoles 25% dto.
Duración 3h. aprox. (intermedio incluido)

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