Exentos de didactismo

Por Dinorah Polakof.

Sobre mi mesa de trabajo descansan dos libros. Claro, descansan después de haber sido leídos una y otra vez, y mil veces más. Los niños, familiares o prestados, talleristas, y vecinitos, han recorrido sin descanso las páginas de dos libros-álbum que no conciben el didactismo como premisa.

Y es así como los primeros lectores se sienten atraídos y sin ataduras. Cuanto menor es la imposición,  y el texto e ilustración se alejen lo más posible de la función didáctica,  mejor  y naturalmente se dará la comunicación entre ambos. De esa forma aumenta el vínculo afectivo con el objeto y los adultos se cuidarán muy bien de repetir hasta el cansancio la manida frase: “Mi nene no lee”.

Un  acercamiento inicial a Vaya Rabieta escrito e ilustrado por Mireille d´Allancé, nos introduce en las primeras etapas de crecimiento del niño. Las rabietas o pataletas se suman a las expresiones de enojo que los pequeños manifiestan con todo su cuerpo, incluyendo gritos y objetos voladores identificados. ¿Quién no ha pasado por ellas? El tema es que a toda esa angustia se le adjudique un color, ¡el rojo vivo! Y de ahí en más este libro recomendado se transforme en literatura infantil de buena calidad.

El texto surca amablemente los caminos de la ternura. Las imágenes visuales destacan en elocuencia. Ambas disciplinas, la escritura y las artes plásticas se unen para mostrar la rabia que envuelve a Roberto, el principal protagonista del cuento.

Un guiño a la actualidad, es sin duda, la imagen de un papá cocinando y haciéndose cargo de su hijo, actividades impensables dentro de las creaciones literarias de comienzos del siglo XX.  En suma, un libro para leer y leer, limitados únicamente por el sueño nocturno vencedor.

Otro ejemplo de libro-álbum gratificante  cobra vida en ¡Es un libro!, firmado por  Lane Smith,  quien sostiene el texto e ilustración con honores. Grandes páginas diseñadas para comparar con las nuevas tecnologías.

Mostrar cómo conviven la lectura,  desde un libro y compartirla con lo que nos brinda un P.C. parece ser el lema de Smith, portador de numerosos premios incluido el de permanecer entre los “top 10” de la revista Publisher´s Weekley.

¡Es un libro! , ha sido traducido a 20 lenguas acaparando la atención de lectores de diversos puntos geográficos. Su contenido integra a un mono, un asno y un ratón que abundan en diálogos tan someros como esenciales. Ese afán por brindar al niño una lectura transparente acerca del significado del libro está delineado en las páginas, así como el respeto por los derechos del niño a leer.

Un mono que prefiere conversar en silencio con el libro, que se ve reconfortado sin necesidad de contraseñas, nombres  de usuario o  pantallas a color. Un mono que se cansa de ser molestado e interrumpido  a cada rato en su lectura, y que finalmente pone en manos del interlocutor fastidioso el objeto de controversia.

El propio Smith ha declarado que se ve rodeado de libros en todas las habitaciones de su casa. “Me gusta la forma en los libros de ver, sentir y oler”. Desde el sitio personal curiouspages.blogspot.com  narra sobre las técnicas y materiales que utiliza  para crear el libro,  aportando generosamente, el motivo de su éxito. Tinta y pincel sumados al aspecto moteado de los dibujos dirigen su versatilidad.

Vaya Rabieta. Editorial Corimbo, 2001.  4ª edición junio 2010.

¡Es un libro! Océano Travesía, 2010.

 

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Foto vía:

oceanouruguay.com

corimbo.es

 

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