Chavela Vargas y Eugenia León

Ciudad de México (5 agosto 2012).-La dama del poncho rojo, la Chamana, la legendaria Chavela Vargas (San Joaquín de Flores, Costa Rica, 1919) falleció hoy en Cuernavaca, a los 93 años, a causa de una complicación respiratoria.

A continuación las palabras que intercambiaron tanto la cantante mexicana Eugenia León y Chavela Vargas, quien nos comparte su experiencia tras conocer a la dama del poncho rojo.

Por: Mauricio A. Rodríguez Hernández

mauricioar@culturamas.com

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En las últimas semanas he estado contigo.

Estuve en el hospital cuando María me dijo que estabas allí, y mientras conversábamos de todo, te estuve mirando.

La tarde de tus noventa años, allá en Tepoztlán, mientras cantabas, mientras te cantaba, mientras cantábamos, te estuve mirando, y tú, que nada se te escapa, sabes que te estuve mirando.

Te he mirado Chavela, enhiesta e indomable, como deberíamos ser. El mundo sería mejor sin tantos si´s tan fáciles, sin tan pocos no´s rotundos.

Te he mirado plena de los sentimientos íntimos e intensos de los seres humanos, pero ajena por completo a esa cultura de sentimentalismo fácil que nos corrompe.

Te he mirado ajena a las presiones cínicas del mercado del espectáculo que, para vender, te piden que te vendas; tú has preferido mantenerte leal a ti misma, lo bueno no es sólo que has sido como eres, lo bueno es que has sido como has querido ser y doblemente bueno que hayas querido ser… como eres… y triplemente bueno, que seguirás siendo… como te dé la gana.

Me he preguntado, mientras te miraba, si alguna vez naciste, o si siempre estuviste allí como los cerros, como el mar, como el viento.

Te contaba que te he vuelto a ver en alguna película vestida de cananas, revuelta y revoltosa.  Qué bien te iba ese traje, la revolución debe ser lo más parecido a esa fuerza devastadora y creativa que eres.

Te he escuchado otra vez en tus discos, y hace unos días en Tepoztlán, y te lo digo como cantante, sin pose, con la verdad que hemos hablado en estas semanas, te debemos cada nota, cada desgarro, cada interpretación. Te debemos la canción mexicana, es diferente después de ti.

Chavela, en nombre de todas, de todos, de tu ciudad, de sus bares, de tu gente y de tu país México; porque cantas como cantas; porque eres como has querido ser; porque tu mal ejemplo es un muy buen ejemplo: gracias, muchas gracias.

— Eugenia León

Estamos a mano, Eugenia.

Tuya es tu grandeza.

Tuya será siempre.

Me has regalado parte de tu vida,

Porque yo copio tu vida,

Tus sueños, tus angustias, yo las copio.

Pero no copio lo bello, lo lindo,

me interesa tu dolor y tus angustias

Tú angustia

Porque yo la tengo.

Que Dios te la bendiga.

Bueno, no dios porque no existe,

Sino ese ser raro que habita en nuestras vidas,

Que habita para siempre

Se queda para siempre

Y para siempre se va.

No lo maneja nadie, ni nada,

Por eso lo quiero yo.

Por eso te lo mando lleno de flores,

Como una cesta de flores,

Te lo mando en tu día,

Para que te dure toda la vida.

Te quiero mucho.

Te admiro mucho.

Ya nos veremos

En el Boulevard de los sueños rotos,

Que yo quiero tanto.

Ahí nos veremos,

En el Boulevard de los sueños rotos.

Ya nos veremos tras una puerta,

Tras una ventana

Tras una persiana

Una ventana

A mi edad se olvidan los nombres,

Se olvidan una serie de cosas y es encantador,

Porque todo lo que hablaba antes

Aburría a la gente,

y ya no lo recuerdo.

 

Estoy tranquila en este camino al destierro,

Un camino a la nada.

Se acabó esto, ni modo,

Se acabó esto, pero yo estoy aquí.

Y eso es doloroso.

Que te vaya bien,

Que te vaya bonito,

Vas a pensar en mí.

Que te quise tanto.

Hasta luego entonces,

Hasta pronto entonces,

Hasta el entonces te quiero.

Nos vemos en las puertas del ocaso.

Ahí donde todo se puede.

Te quiero y te admiro.

 

Hasta luego Eugenia y muchas gracias

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