Serie Directores de Cortos: 7- Manuela Moreno

 

Por Rubén Romero Sánchez

 

 

Manuela Moreno

 

Quedamos en un bar en Malasaña. Manuela Moreno es una persona que se derrama en cada frase, cuando habla de cine no existe nada más allá. Aunque ella no se dé cuenta, sus explicaciones son claras y muchas veces didácticas, se nota que ha reflexionado sobre la creación cinematográfica y sobre su propia obra. Autora de una serie de cortometrajes que dibujan un mundo propio regido por las relaciones de pareja y la incomunicación entre los seres humanos y ganadora de numerosos premios nacionales e internacionales, Manuela no deja de ser una chica encantadora con una potente y personal visión de la vida que plasma en un cine sencillo en su puesta en escena y complejo en su desarrollo emocional. Nos sentamos en la terraza del bar y empieza a hablar sin necesidad de que le pregunte nada. Es una conversación como las de sus películas, no una entrevista.

 

– Cuando eres honesto con lo que haces, todo lo demás llega solo. Ahora trabajo en publicidad, y para mis futuros proyectos el escaparate han sido mis trabajos como cortometrajista; esto te abre puertas para muchas cosas. El trabajo no termina cuando acabas de editar el corto, sino que lo termina el espectador cuando lo ve y hace sus lecturas; y a la vez eso es consecuencia de muchas cosas, de futuros proyectos. Hay gente que subestima el corto porque dice que quién lo va a ver; pero es que hay un manantial de posibilidades en el mundo del corto. Por ejemplo, Cloe se proyectó en los cines Renoir, porque ganó uno de los premios importantes del Notodofilm Fest, y ver uno de tus cortos en los Renoir delante de las pelis, que hacía mucho tiempo que eso no se hacía, hace mucha ilusión.

 

– ¿Siempre tienes varios proyectos en mente a la vez?

– Sí, Lo sé, que ha ganado el premio al mejor proyecto de corto en el festival de Medina del Campo, es un corto que yo tenía escrito hace cuatro años, pero nunca ha podido ver la luz porque nunca he tenido el dinero suficiente para sacarlo, porque han sido siete días de rodaje, veintidós localizaciones, y es bastante costoso. Y el lío de preparar subvenciones, papeleos e historias, siempre me ha dado bantante ansiedad, y al final, por las ganas de sacarlo adelante, al final siempre tiraba con menos medios, pero lo hacía. Pero este corto no lo podía hacer sin ayuda, era de manual; y gracias al premio de Medina lo he podido hacer.

 

 

– ¿Crees que a veces los cortos los subestiman los propios realizadores de cortos? Por que hay directores que lo utilizan exlcusivamente como entrenamiento para ir al largo.

– Sí puede ser. Yo no lo subestimo para nada, al fin y al cabo de lo que se trata es de  contar una historia, y una historia no tiene duración, es igual que una canción: una buena canción puede durar dos minutos o puede durar siete. Sí es verdad que un corto no tiene el mismo nivel de público ni de promoción que un largometraje. También un largo necesita más dinero. Pero yo ahora mismo estoy preparando mi primer largometraje, y eso no quita que vaya a dejar de contar historias en cortos posteriormente, porque lo que quiero es contar historias. Historias que me gustaría ver como espectadora. Eso no significa que no sea espectadora de otras historias diferentes.

 

– ¿Quién crees que te ha podido influir como directora, o como escritora, ya que escribes tus guiones?

–  Lo que más feliz me hace es dar imagen a aquello que he imaginado. Siempre dirijo las historias que he escrito, me cuesta mucho trabajo dirigir algo que no he escrito. La única vez que lo hago es en publicidad porque el sistema es así, está la agencia que hace la idea y el realizador que la plasma. No soy muy fan de directores, sino de películas. Valoro a grandes genios de la cinematografía pero se me quedan más algunas películas. A mí me ha influido de todo, tanto de mi infancia, como de mi pueblo, como de caminar, de lo que veo, de los libros que me rodean, de lo que observo, del tiempo que paso sola, de todo en general. Aparte, soy bastante voyeur.

 

– El videoclip  Telescopio, de Alis, va de eso, de un voyeur.

– Sí, tengo fascinación por eso y por el universo entre los desconocidos, me fascina el rollo de las relaciones que se establecen entre desconocidos. De hecho, en todos mis cortos se habla de relaciones entre desconocidos, excepto en Camas, que es justo lo contrario, relaciones entre conocidos que pasan a ser desconocidos.

 

 

– Sí, lo que llama la atención de Camas es que aparecen dos personas que son felices y de pronto uno dice una frase con toda la buena intención y de repente les cambia todo, se fastidia todo.

– La sinopsis de Camas es: «a veces todo puede cambiar tanto en tan poco…». La gente me pregunta si hay algo verídico en ese corto. No lo hay ni en mí ni en gente cercana a mí, pero curiosamente el espectador, cuando lo ve, sí se identifica mucho con las historias. El corto ha funcionado muy bien tanto a nivel nacional como internacional, y la gente me decía: «pues a mí me pasó esto una vez», algunas de las cuatro historias del corto. La del embarazo sí que me decían que les había ocurrido, no como broma en los Inocentes, sino como prueba para ver cómo reaccionaba el chico, y entonces veían que se ponía hecho una furia y se daban cuenta de que no querían que fuera el padre de sus hijos nunca. También ocurre lo del episodio de Raúl Arévalo: en la cama tienes un código establecido con tu pareja, y de pronto tu pareja dice algo que no está en el código establecido y entonces se despierta algo. Quería mostrar a una tía paranoica que parece que se ralla con todo y resulta que no, que tiene razón. También hablo de la torpeza, porque a veces no se pueden decir algunas cosas cuando no proceden, como la que dice que el mejor sexo fue con su ex. Si la conversación hubiera seguido lo habrían arreglado, pero el tío se va, y es que ese tipo de sinceridad no procede. Es cierto que el personaje de él también es torpe por preguntar eso de si le han hecho alguna vez el amor así.

 

– Él va de chuleta, y yo creo que el epectador empatiza con la chica. Piensa: «que se joda, por listo». Pero luego le ves y te da pena, porque le sienta tan mal que ni se cabrea, directamente se va.

– Sí, es cierto. A mí es que me fascinan las relaciones humanas muchísimo. Tengo la gran fortuna de tener muy buenos amigos y la suerte de ser suconfidente como ellos lo han sido de mí, y me encanta hablar con ellos de las relaciones de pareja, cómo se estropean, por qué hay carencia de algo, por qué algo no fluye. Cuando escribí Camas quería mostrar las relaciones de pareja, y cómo lo que aparentemente es armonía esconde algo más, cómo algunas parejas están por comodidad, por miedo a lo desconocido; porque el miedo a lo desconocido hace a veces mucho daño.

 

 

– En tu cine las historias son siempre de dos personas.

– Sí, es verdad, me lo acabas de hcer consciente. Es verdad, es curioso.

 

– No hay una sola secuencia en que salgan tres personas hablando.

– Es curioso, nadie me ha planteado eso, ni siquiera me he dado cuenta yo. En el primer largometraje que tengo, Rumbos, también aparecen siempre dos personajes. No me lo he planteado, no sé qué contestar.

 

– Quizá tu manera de escribir se siente más segura en el enfrentamiento entre dos personas, en la confrontación dialéctica.

– Yo nunca me planteo pensar en algo, simplemente me viene. Cuando escucho una frase, o veo una peli y veo por dónde podría girar si la hubiera hecho yo y hago anotaciones… Con Camas no me planteé nada. O con Cloe. La verdad es que Starbucks sí me fascina, me inspira ese lugar. Suelo escribir ahí, porque soy hiperactiva y la tranquilidad me pone nerviosa. Me mola escribir en terrazas, más que en casa. En casa escribo por la noche, más que nada porque no duermo.

 

– En tu cine también abunda la incomunicación, sobre todo en Dolores, que es pura incomunicación.

– Yo en ese corto no me planteé de qué quería hablar. Quería mostrar dos tipos de soledad: la de la persona que habla mucho y la de la persona que se mete para dentro, que es el personaje de Rafa Ordorika. Hablo de dos personas de nivel cultural diferente que tienen en común la soledad. Y hay un final abierto, nunca sabremos si él volverá a la parada. Y también quería mostrar cómo a veces puedes contar a un desconocido cosas muy personales que no le contarías a un conocido. Ese corto me dio muchas alegrías, a nivel nacional e internacional flipé: en Rumanía, y en Tokio.

 

 

– ¿Qué se siente la primera vez que se va a un festival y se ve el corto proyectado en una pantalla de cine y la gente viéndolo?

– Tuve una sensación de felicidad plena y la consciencia de saber que quería dedicarme a eso. Era la primera vez que le daba imagen a un guión que tenía en la cabeza, eso me fascinó, que esos personajes dijeran las palabras que yo había escrito. Me fascinó que gente de otra cultura, como puede ser la oriental, flipe, le fascine la historia. En las ruedas de prensa me preguntaban cosas de detalles que yo pensé que nadie se fijaría, como cuando él le pega el corte a ella y hay un plano de los pies de ella jugando con una colilla, donde quise mostrar que ella se siente como si fuera una colilla pisada. Te das cuenta de que hay un lenguaje no verbal que es universal. Puedes conectar con gente porque miran de la misma manera que miras tú. Más que premios es eso lo que me llena de una satisfacción enorme, el hecho de conectar con el espectador. En Aguilar de Campoó me dieron con Camas el premio de las mujeres, y me hizo tanta ilusión que vinieran luego las mujeres a decirme que se sentían identificadas…

 

– Sí, porque Camas además presenta a las mujeres como las sensatas en una relación.

– Sí, pero no lo hice conscientemente, no lo hice desde un punto de vista feminista. Creo en la igualdad entre hombre y mujer. Eso no quita que apoye cuando ahora se beneficia a la mujer: por todos los años que la mujer ha estado en un segundo plano, que incluso hubo un tiempo en que los guiones de las mujeres los firmaba el marido. Nunca se ha valorado el trabajo de la mujer, del ama de casa, o del ama de casa que además trabaja fuera.

 

-¿Por qué trabajas siempre con Manuela Burló? Es una actriz inmensa.

– Ella es mi fuente de inspiración. Gracias a ella di el salto a escribir y dirigir. En el corto Lo sé es la primera vez que no cuento con ella.

 

– ¿Y Rafa?

– Yo soy fan de Rafa. Es uno de los mejores actores de este país, es camaleónico, da verdad a todos sus personajes.

 

– Rafa no parece un actor actuando, parece que es él, el personaje.

– Tiene algo que tienen muy pocos actores: su forma de escuchar. Interpreta cuando habla y cuando escucha. Me inspira muchísimo, suelo escribir para él, en mi largo Rumbos también está. En Lo es saco su vis cómica, y os vais a quedar fascinados con él.

 

Rubén Romero Sánchez y Manuela Moreno

 

– ¿Qué esperas de tu futuro como directora?

– A día de hoy tan sólo quiero dar imágenes a las historias que escribo. Ahora estoy fascinada con el montaje de mi primer largo, me encanta montar. Quiero seguir haciendo lo que he estado haciendo hasta ahora, sólo que con un largo.

 

Manuela tiene una energía que hace que el Correcaminos sea un indolente. La gente del cine la quiere, todos me hablan maravillas de ella. Ahora se embarca en la aventura del largo, seguirá con los cortos, y rodará anuncios como el de hoy con Cristiano Ronaldo y otros futbolistas del Real Madrid

La suerte es de los valientes, y en valentía a ella hay pocos que le ganen.

 

[vimeo]http://vimeo.com/41017692[/vimeo]

 

One thought on “Serie Directores de Cortos: 7- Manuela Moreno

  • el 7 enero, 2014 a las 7:43 pm
    Permalink

    Genial artículo y mejor artista…
    ¿Sabéis cuando sale el corto Lo sé?

    un saludo

    Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *