Karina Jazmín Juárez Ramírez: “…las tortillas simbolizan una ofrenda…una forma de preservar el vínculo con su pasado familiar…”

 

Karina Jazmín Juárez Ramírez: “…las tortillas simbolizan una ofrenda, representan una ceremonia, un sello familiar y una forma de preservar el vínculo con su pasado familiar…

Por: Mauricio A. Rodríguez Hernández

mauricioar@culturamas.com

Karina Juárez, comenta para Culturamas México sobre la publicación, Tortillas Ceremoniales, un libro trilingüe (español, ñha-ñhu, inglés), que forma parte de la colección editorial Arte y Culturas Populares de Guanajuato, junto con el Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato (IECG) y con la finalidad de divulgar entre los diversos sectores las tradiciones de los diversos municipios de Guanajuato buscan la promoción de la práctica de pintar las tortillas con una imagen festiva para participar en las celebraciones familiares y religiosas en las comunidades otomíes de los municipios de Comonfort y San Miguel de Allende.

1.   ¿Cómo nace la idea de elaborar este libro?

La tarea de documentar las prácticas sociales actuales resulta imprescindible cuando se busca la preservación de las mismas.  Una de las líneas estratégicas en el Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato es la de conservar y difundir los elementos relacionados a la identidad de la región, por ello llevamos a cabo la documentación de la práctica de elaborar tortillas pintadas o tortillas ceremoniales como parte de una de las expresiones más significativas en los rituales y ceremonias de las comunidades otomíes del estado de Guanajuato.

Unido a lo anterior, buscamos contribuir en la documentación de una práctica poco conocida y de la cual no existe acervo bibliográfico que posibilite su difusión en otros ámbitos.

Creemos firmemente que la documentación de las prácticas rituales y sociales contribuye al fortalecimiento de las tradiciones y costumbres.  En el caso de la elaboración de tortillas ceremoniales encontramos un elemento que identifica a los guanajuatenses, y como tal es necesaria su promoción.

2.   ¿Qué significa el uso de la tortilla artesanal para usted?

Creo que las tortillas ceremoniales más que un fin artesanal tienen un fin ceremonial y ritual para las personas que las elaboran y las consumen.  Es estos términos más que mi percepción, es importante lo que para la comunidad significan y las tortillas simbolizan una ofrenda, representan una ceremonia, un sello familiar y una forma de preservar el vínculo con su pasado familiar que al mismo tiempo es una manera de presentarse y representarse en una festividad comunitaria.

3.   ¿Qué fue lo más difícil durante este proceso de investigación?

Más que el proceso de investigación, la complejidad del tema fue el plantear el diseño de mecanismos para preservar la tradición al buscar involucrar a las nuevas generaciones para la continuidad de la práctica.  Nos percatamos que el cambio en el entorno influye en ello, pues los moldes para pintar las tortillas son de madera de mezquite y al no existir estos árboles disminuye la producción.

Ante esta circunstancia decidimos implementar, de manera paralela a la investigación, programas de reforestación de mezquites en los que se involucraron los jóvenes de las comunidades.  Buscamos a los viejos talladores de moldes para que impartieran sus conocimientos con los jóvenes, invitamos a las mujeres a diversos eventos para que dieran a conocer su práctica.

4.   ¿Por qué elaborar el libro en ñha-ñhu?

Todo proceso de documentación de las prácticas sociales debe ser a fin a las comunidades, es decir, no sólo para los ámbitos académicos, primordialmente debe conformarse un documento en el cual se vean reflejados los integrantes de las comunidades.  En este sentido, el libro está escrito en lengua materna de los otomíes que es el ñha-ñhu, y con ello se contribuye no sólo al fortalecimiento de las lenguas maternas, sino que un documento establece el vínculo con la comunidad.

También está en ingles, pues las personas migrantes de las comunidades que viven en Estados Unidos ya no hablan ni español ni su lengua materna, sin embargo, hay que buscar, en sus lenguajes, mecanismos de apropiación de sus prácticas.

5.   ¿Cuál es su plato preferido para cocinar?

Me gusta la cocina indígena de Guanajuato. Conocerla, cocinarla y compartirla es una de las enseñanzas que me han dejado las mujeres otomíes.  La comida no es sólo alimento, es una forma de compartir lo que del mundo conocemos.

Cocinar tortitas de cilantro me recuerda las tardes que he pasado en las comunidades y aunque vivo en la ciudad, cuando las comparto con amigos o familia, viene siempre a mi memoria Natalia, quien me enseño a prepararlas.

Los guisos y salsas con xoconostle me gustan especialmente. Son una forma de mantener el contacto con mi abuela materna y con esa otra abuela Lioba Félix, que conocí en la comunidad indígena.  Cada vez que pruebo un xoconostle es irremediable que vengan a mi memoria.

Y es muy probable que me guste la cocina indígena porque estoy orgullosa de saber que nací en una ciudad que hace cientos de años fue fundada por otomíes, y aunque no hable su lengua materna, conocer sus prácticas y cocinar sus platillos hace que genere un vinculo profundo con mis raíces.

6.   ¿De qué manera debe México preservar el consumo de este alimento como tradición?

Conociendo, respetando y divulgando sus tradiciones como una parte sustancial de nuestro ser.  Lo más importantes es hacernos consientes y vivirlo en lo cotidiano, quizá en pequeños sucesos pero tenerlo siempre presente.

Esto no significa pelearse o apartarse de la modernidad.  Vivimos en mundo en el que afortunadamente podemos convivir con las grandes transnacionales dedicadas a la comida, pero también tener espacios en los que la comida huele a carbón, comemos tortillas hechas a mano y salsas en molcajetes.  Lo importante es aprender cuál es lo nuestro y vivir disfrutando de un solo espacio en el que se unen tradición y modernidad.

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