Hablamos con el equipo de «El artista y la modelo»

 

Por Tamara Silva-Proll Dozo

 

 

 

Un modo de hacer cine

 

F. Trueba: «El cine, como todas las artes, lo que necesita es la libertad. La libertad a veces la tienes, otras veces la negocias, otras la conquistas, otras la robas y otras te cuelas por la puerta de atrás. O sea que siempre habrá gente que haga cine de autor, que es el único que tiene sentido.»

 

J. Rochefort: «Hay películas que pasan a ser como un encuentro intenso y que dan la sensación de hacer una obra. Esto ha sido posible para mí y es el viejo actor el que habla Ha sido posible gracias a un estado casi mágico, de una gran complicidad artística con Fernando. Uno de mis amigos directores, francés, dice que el director no está aquí para hacer trabajar un actor o dirigirnos sino para inspirarnos. Cada vez que “actuaba”, sólo tenía el deseo de darle la prueba a Fernando de que estábamos en una relación casi de hermanos.»

 

F. Trueba: «En un primer nivel, la película no tiene nada de autobiográfico. A un nivel profundo, probablemente sea una película en la que mi forma de ver las cosas, de pensar, está bastante presente todo el tiempo. Una película donde alguna de las personas más cercanas a mí se reían porque saben que me ven por todas partes, no me puedo esconder.»

 

Un estilo

 

F. Trueba: «Pienso en la película como en el 95 o 96, de acuerdo a los primeros papeles que tengo escritos sobre ella. Puede ser que sea una película distinta a las otras que he hecho. Lo bonito es que haciendo cosas  muy diferentes, pueda encontrarse ese elemento común inevitable que tienen si las ha hecho la misma persona. Lo malo es cuando ese elemento común está en primer plano. Es decir, cuando uno está haciendo siempre la misma película. El estilo es el que cada uno tiene, aparece aunque hagas otras cosas. A veces incluso cuando haces una película de encargo. John Ford hizo películas de encargo la mayor parte de su vida, pudo hacer muy pocas que fueran producidas por él, y, sin embargo, hasta en las de encargo estaba su sello personal.»

 

F. Trueba: «Renoir es uno de mis directores favoritos, de los que me han enseñado no sólo a amar el cine sino a amar muchas otras cosas. Con él la deuda es más que cinematográfica, es casi vital. Sus películas lo que tenían era una actitud hacia la humanidad, una manera de mirar a los seres humanos y la vida que era muy bonita. Por ejemplo, a parte de los aspectos más aparentes o formales que pueda tener esta película, a lo mejor de una manera profunda, en lo que tiene más que ver con Renoir es en un cierto panteísmo, que era una de las cosas que estaba latente en todo el cine de Renoir y que creo que en esta película lo hay.»

 

De idiomas

 

F. Trueba: «Aquí llega un alemán y lo hace un alemán. Sé que hay otros directores que para hacer personajes ingleses cogen a españoles. También es una opción. Los americanos lo hacen todo el rato. A mi me gusta que los actores tengan la nacionalidad del personaje, me parece que es más real, me lo creo yo más.»

 

J. Rochefort: «Yo me siento muy orgulloso de haber tenido este papel en francés en una película que siento que es profundamente española. Me alegro mucho del recibimiento que hasta hoy ha tenido la película. No quiero pasar por un viejo malo, pero me siento aún más orgulloso de que cuando la película se presentó en Cannes no estuvo seleccionada en cuanto a película española. Esta película es una película europea, en todo el sentido de la palabra. Me alegro de que esta película española no corresponda a los formatos usuales. Es una película que trata con mucha sensibilidad y pudor una historia tan profunda y tan bonita sobre la vida y la muerte.»

 

Blanco y negro

 

F. Trueba: «Nunca he optado por el blanco y negro. Antes de escribir una palabra la película era en blanco y negro. Desde el momento en que se me ocurrió que quería hacer una película sobre este tema, hace muchos años, era en blanco y negro. O sea que nunca ha habido que tomar esa decisión. Era así, no antes de rodarla sino antes de escribir una palabra.»

 

F. Trueba: «Los dibujos, las esculturas, los materiales, el interior del taller, los volúmenes de las cosas, no sólo del cuerpo sino de las esculturas, yo creo que el blanco y negro es la manera adecuada de tratarlo.»

 

Música on/off

 

F. Trueba: «La película no me pedía música. Ya cuando la escribía yo tenía ese sentimiento, esa sensación, pero no es una decisión que se tome previamente. Esperé a tener la película hecha, incluso montada para ver si la película exigía música o no. Y al final acabó siendo como en mi cabeza yo la había imaginado en este aspecto. En otros, a lo mejor, había más cambios. Sin música y con el pequeño trozo del final de la novena de Mahler en los últimos dos planos. Y el otro trocito de música que hay, se introduce de manera curiosa. Mi idea en el guión y en el rodaje era que hubiera sólo unos músicos ensayando para tocar en la plaza del pueblo. Pero mientras los músicos preparaban su parte se aburrían y se pusieron a tocar. Nos miramos el cámara, el ingeniero de sonido y yo, nos hicimos una seña y nos pusimos a rodar aquello que ellos habían decidido y que nos gustaba tanto que les hubiera dado por tocar y que ya existía en aquella época.»

 

Sobre la desnudez

 

Aida Folch: «Ha sido comodísimo trabajar desnuda. Es en el rodaje en que más cómoda me he sentido, porque hemos sido un equipo muy pequeño, de 18 personas, y porque me he sentido muy arropada por mis compañeros y por Fernando. Cuando tienes tanta confianza con alguien te sientes cómodo. Para mí era muy importante que mi cuerpo se viera relajado y libre. Creo que gracias al equipo y a la comodidad que me han hecho sentir, lo he disfrutado más que nunca. Es una experiencia muy bonita, la recomiendo a todos.»

 

F. Trueba: «Yo creo que cada plano de una película es de una enorme dificultad. Haciendo una película no puedes bajar la guardia en nada, en ninguna frase, en ningún plano, en ningún ángulo, ni en la composición, ni en los actores, ni en la luz, ni en el movimiento de cámara. Eso es el trabajo de un director. No hay plano fácil. En esta película, por ejemplo, ya que le habéis preguntado por el desnudo a Aida, para mí era una gran complicación el estar rodando media película con una actriz desnuda. Para no caer en ninguno de los peligros que acechan en la escena de una actriz desnuda. No caer ni en el cutrerío horrible y la vulgaridad fea, el feísmo absurdo, y no caer en el desnudo moderno publicitario que vemos en las películas que parece un anuncio de champú en vez de una película. Mantener la película donde debía estar y no caer en todos esos peligros, todas esas trampas en las que a nada que te descuides puedes caer. Mantenernos en la coherencia con lo que la película está contando. Hay una identificación entre la película y el trabajo del artista Marc, que está buscando hacer algo desnudo, hacer algo esencial, hacer algo despojado de trucos y adornos. Eso que él busca, también la película lo busca. Tiene que haber una identificación entre lo que se cuenta y cómo se cuenta. Esto era para mí central»

 

El papel de la mujer

 

F. Trueba: «Yo creo que lo bonito es precisamente ese intercambio que hay entre los dos personajes. Al principio de la película, los personajes son especies animales diferentes. Les vemos que se observan, se miran con una cierta suspicacia, con una gran distancia. Yo lo comparo a veces con el león y la cebra o el león y la jirafa, que están andando en un mismo espacio, se observan sin interrelacionarse y poco a poco los personajes se van acercando, van empezando a comunicarse, a tener un lenguaje común, a comprenderse, en un momento a tener complicidad, hay una cierta amistad y finalmente tener una cierta intimidad. En todo ese proceso pasa la cosa más maravillosa que puede pasar entre los seres humanos: se dan cosas el uno al otro. O sea que se enriquecen mutuamente. Ella le da unas cosas a él, que el no imaginaba que le pudieran dar y el le da otras cosas a ella. Al final, la Mercé que se va no es la misma que había llegado, es alguien más maduro, más rico, con más experiencia, con más vida. Y ese proceso de transmisión de conocimiento, de experiencia, es lo que también la película cuenta.

 

Dedicatoria a un hermano

 

F. Trueba: «Yo pienso que yo no estaría aquí, ni habría hecho películas si no fuera por mi hermano. Él tenía un año y medio más que yo, era un artista de nacimiento, nadie le había enseñado, nadie le había dicho que tenía que pintar o que dibujar, simplemente el decidió hacer eso cuando era un niño pequeño. Con cuatro o cinco años ya dibujaba y pintaba maravillosamente. Y yo, como todos los seres humanos, siempre fui detrás de mi hermano mayor, intentando ser como él, copiarle. Yo iba detrás de él, pintando, dibujando, intentando hacer las cosas tan bien como él. Cosa que jamás conseguí. Pero probablemente si yo estoy en una actividad artística, mucho me temo que es por este hermano mío, por Máximo.

 

Al final, el suicido

 

F. Trueba: «La película tiene una serie de desafíos. Uno es contar la muerte del escultor. Pero no contarla como un acto trágico, ni como un acto de desesperación sino como un acto humano, reflexionado y tranquilo. Yo siempre me preguntaba si sería capaz de contar algo así de esa manera. No como un acontecimiento hiper dramático sino mostrar a alguien que decide acabar con su libro, el libro de su vida, en la página que él decide en vez de dejarlo acabarse solo. Yo creo que es muy coherente con el personaje. Es el momento de plenitud de un hombre, de un artista, en un momento en el que él no lo espera ya, ni lo cree posible. Y de repente la vida irrumpe, como si fuera una ráfaga de viento que entra por la ventana en la figura del personaje de Mercé. Este hombre vuelve a sentir la vida, a sentir ganas de trabajar, a interesarse por las cosas, a vivir. Incluso a sentir el deseo, que es lo que le hubiera parecido a él más remoto e inesperado. Volver a trabajar, a hacer una obra, volver a intentarlo una vez más, que es lo que hacemos la gente que nos dedicamos a escribir o a hacer películas. Entonces, él decide acabar después de ese momento de plenitud en vez de sentarse a esperar el final o la decadencia. Es tan humano hacer una cosa como la otra, tan entendible una como la otra. Esta es la opción de este personaje.»

 

Un tipo de película

 

J. Rochefort: «Sí, son este tipo de películas las que dan ganas de seguir trabajando. Y me he jurado a mí mismo que a menos que suceda un milagro esta va a ser mi última película como actor.»

 

F. Trueba: «Hemos puesto mucho amor en esta película. Así que está bien que eso se reciba bien.»

 

 

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