“Mystic Pinball” de John Hiatt. Leyenda viva del rock.

 

 

Por Kepa Arbizu.

Se podría alabar la carrera de John Hiatt haciendo referencia a los discos esenciales para el sonido americano que ha creado (“Riding With the King”, “Bring the Family”o “Slow Turning”) o citar su presencia en el plantel de lujo, junto a Nick Lowe y Ry Cooder, que se reunió bajo el nombre de Little Village. Pero encumbrar solo su pasado haría un flaco favor al brillante músico que en los últimos años, sobre todo desde el “Master of Disaster” (2005), mantiene un nivel compositivo impresionante y una estabilidad en cuanto a la periodicidad de su producción.

A pesar de que siempre se ha instalado en el rock americano clásico como eje central de su música, nunca ha dado sensación de anquilosamiento ni se ha visto en la necesidad de recurrir a clichés. Su sonido sigue igual de vivo y emotivo que siempre, y a un tono de voz que cada vez suena más personal y punzante, hay que añadir el rodaje de su banda habitual (Doug Lancio, Patrick O’Hearn o Kenneth Blevins), dando como resultado una propuesta magistral y con la clara sensación de estar consolidando su historia a cada nuevo paso que da.

Este es el contexto en el que surge “Mystic Pinball”, que se puede ver como el segundo capítulo de la colaboración con el productor Kevin Shirley, un experto en los sonidos duros (Joe Bonamassa, Iron Maiden, Dream Theater…) y que si ya en el anterior “Dirty Jeans and Mudslide Hymns” había dejado su sello haciendo más aguerrido el sonido del norteamericano, en este todavía hay pequeño  paso más en esa dirección, y la parte del álbum que opta por las construcciones más contundentes suenan realmente compactas e intensas.

Precisamente dentro de ese espectro musical se instalan temas como “We’re Alright Now”, puro rock americano con deje sureño en el que actualiza la tradición de bandas como Marshall Tucker Band y donde sobresale por encima de todo un adictivo estribillo. Los riffs que abren “Bite Marks” son puro hard-rock que hacen que el tema no se aleje en esencia de bandas como Aerosmith y ZZ Top.

En “My Business” , con los mismos mimbres que las anteriores, comienzan a entrar ritmos y cadencias propias del blues (esos aullidos a lo Howlin’ Wolf) , lo que dota a la composición de una melodía más trepidante. Pero donde se hará  más palpables esa influencia es en la oscura y misteriosa “Wood Chipper” (no extraña que la letra esté escrito desde el punto de vista de un muerto), con tonos a lo Captain Beefheart por momentos, y en “One of Them Damn Days”  con pura esencia a John Lee Hooker y su clásico boogie.

Pero si Hiatt no tiene problemas en desenvolverse en melodías rápidas y fuertes, donde de verdad expande toda su brillantez es cuando bajan algo las revoluciones. A medio camino de ambas “velocidades” se encuentra “Give It Up”, en la que si hasta ahora la banda sonaba a puro rock ahora se transforman con la misma eficacia a los sonidos country, destacando el manejo de la guitarra slide. En “It All Comes Back Someday” y “I Know How to Lose You” todavía no desaparece la electricidad aunque esta vez menos cortante y al servicio de medios tiempos, el primero repleto de épica y el segundo más nostálgico, que marcan uno de los momentos sobresalientes del disco. Algo aplicable también a “I Just Don’t Know What to Say” , perfectamente instrumentada, donde coquetea con tonalidades más soul.

La parte acústica y más cercana al folk y similares llega con el final del disco. “No Wicked Grin” es una delicada melodía, donde la voz del músico si hasta ahora se había expresado de una forma punzante ahora arrulla en este bello tema. “Blues Can’t Even Find Me” a pesar del título, se mueve por los mismos sonidos, con algo más de músculo, y de nuevo en otra demostración de buen gusto con la utilización de los instrumentos y sus capas sonoras.

La cultura norteamericana tiene muchas representaciones criticables tanto en su forma como en su fondo, pero también alberga en su interior creadores que van desde John Ford hasta Clint Eastwood, de William Faulkner a Cormac McCarthy o de Pete Seeger hasta los Drive By Truckers, que examinan a los personajes que pueblan las grandes llanuras y/o carreteras que forman su paisaje para, partiendo de lo local y llegando hasta lo universal, reflexionar sobre sus miserias, sus logros, sus contradicciones o sus temores. John Hiatt pertenece a ese grupo de artistas y cada nuevo disco, y este “Mystic Pinball” no es una excepción, acrecienta su leyenda.

 

Escucha Mystic Pinball de John Hiatt en Spotify

 

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