La novela de tu vida: Ricardo Menéndez Salmón

 

Por Ricardo Menéndez Salmón.

Viaje al fin de la noche, Louis-Ferdinand Céline. 

Quizá porque el libro ha sido desde mi infancia un objeto cotidiano, al que me aproximé con la misma naturalidad con la que se respira, he sido siempre un gran lector. No recuerdo haber tenido que pelear por adquirir la pasión de la lectura. Ello, sin embargo, no significa que siempre haya soñado con ser escritor.

Sé que hay escritores que conocen su vocación desde muy pronto, que se ven siempre con un lápiz en la mano, contándose historias a sí mismos o a los demás. No fue mi caso. Y no lo fue porque recuerdo perfectamente las circunstancias en que pensé, por vez primera en mi vida, que me gustaría dedicarme a escribir, a intentar contar el mundo y a mí dentro de él, a través del expediente de la palabra escrita.

En el último verano antes de comenzar mis estudios universitarios, compré, por casualidad, una novela. Lo hice llevado por un impulso. Me gustó su título. Esa es mi única justificación. Nada había en el libro de llamativo (era una barata edición de bolsillo); nada me decía el nombre de su autor. Pero el azar, que escribe recto con renglones torcidos, quiso que aquel libro llegara en el momento idóneo para que cosas que yo desconocía de mí mismo, se activaran y cobraran forma.

Aquella novela se titulaba Viaje al fin de la noche, y la había escrito en 1932 un francés llamado Louis-Ferdinand Céline. Es sabido que Céline es una de las figuras más controvertidas del siglo veinte. Antisemita, colaboracionista, negador de todos y de todo, sin embargo su obra es una de las cumbres del siglo. Su nombre, en ese sentido, es odiado y admirado a partes iguales. Nada sabía yo entonces al respecto. Por eso creo que la impresión que el Viaje al fin de la noche dejó en mí es tan importante. Porque fue absolutamente genuina, pues leí el libro sin ninguno de los prejuicios que como lector informado podría haber tenido.

Así, lo que queda en mi ánimo es la sensación de que aquel texto me dio la vuelta como un guante. La obra de Céline ejemplifica con especial intensidad todo el venero de movimientos que determinan al pasado siglo como el siglo trágico por antonomasia, haciendo de su escritura el crisol donde se funden buena parte de las ideas nucleares del pensamiento de la época: el nihilismo, el existencialismo, el absurdo, el nacionalismo o la tentación totalitaria. Todos esos ítems, cada uno de los cuales bien podría aspirar a erigirse como plasmación del siglo, se precipitan en Viaje al fin de la noche convirtiendo esta obra en espejo y, al tiempo, en tabla de la ley.

Más de veinte años después de aquella primera lectura, creo ser consciente de que el influjo que sobre mí han dejado esas páginas es, en buena medida, el responsable decisivo de que yo haya orientado mi vida no sólo hacia la literatura, sino hacia un tipo muy determinado de indagación en lo que escribo.

 

* Ricardo Menéndez Salmón nació en Gijón en 1971). Su última novela, Medusa, acaba de ver la luz en Seix Barral.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *