El cine histórico de Steven Spielberg

 

Por Jorge Girbau Bustos

 

Es interesante darnos cuenta de cómo ha tratado este director el cine histórico, tan complicado de realizar en la mayoría de los casos a lo largo de sus 30 años de carrera profesional. Steven Spielberg ha sorteado con talento todo tipo de géneros hasta llegar a ser el creador cinematográfico más reconocido de los últimos tiempos.

Su último trabajo que ahora está en cartelera, Lincoln, es otro de los milagros visuales y argumentales de Spielberg porque esta película atrae a todas las edades (con el siempre peligroso, ¡puede agotar!, cine histórico) pero gracias a su espectacular montaje, que es su especialidad, se hace corta y ágil.

El imperio del sol
El imperio del sol (1987) de Steven Spielberg

No voy a analizar la última superproducción de este director pero esta puede ser una buena excusa para entrar dentro de tres de sus películas históricas que corresponden a tres décadas diferentes (80, 90 y 2000) y que seguramente nos acercarán al pensamiento de este icono del cine.

La primera de ellas corresponde a la década de los 80 y se desarrolla en el marco de la segunda guerra mundial en la ciudad de Shangai: El imperio del sol, (1987) trata de un niño interpretado por un jovencísimo Christian Bale que se ve de la noche a la mañana perdido por un mundo en guerra sin sus padres y sin sus comodidades que hasta ese momento le han acompañado. Spielberg se basó para realizar esta película en un libro del escritor británico J. G. Ballard, con el mismo título, editado tres años antes de que se estrenase obra cinematográfica tan conmovedora.

Esta película tan unida al cine de los años ochenta del siglo pasado se atrevió a contar, con la mirada inocente de un niño, el traumático paso de la niñez a la edad adulta. Tal vez visionando está obra nos encontramos con el Spielberg, más auténtico lleno de finales felices porque al final de tanto sacrificio todo vuelve a la normalidad; sin embargo, hay algo en los personajes principales que se ha fortalecido en el transcurso de la epopeya del niño.

Está película no deja de alertarnos, décadas después de su estreno, sobre el peligro irreparable que puede provocar en la humanidad una guerra y las causas que la provocan y las consecuencias devastadoras en las vidas de cada uno de nosotros. El mundo entero debería recordar El imperio del sol para construir un mundo mejor sobre un pensamiento antibelicista; porque, lo otro, el paso de la niñez a la edad adulta, va a ocurrir siempre haya o no haya una catástrofe mundial.

La segunda cinta que voy a analizar es una de las más reivindicativas de este creador: Amistad (1997) nos lleva a conocer de cerca una injusticia legalizada en la historia de la humanidad: la esclavitud… Es una de las películas que mejor retratar el ambiente opresivo que ejercían sobre los negros; la historia es real y transcurre entre 1839 y 1842, cuando unos esclavos africanos que van presos en una goleta española llamada La amistad se amotinan y huyen pero finalmente son apresados y juzgados por la justicia.

Amistad
Amistad (1997) de Steven Spielberg

Spielberg con este trabajo se atreve a arremeter contra la clase dirigente por las decisiones que toman para mantener el comercio de esclavos  y seguir traficando con vidas humanas. Si tenemos en cuenta que este hecho fue la primera piedra que se puso para abolir toda clase de opresión racial en los EEUU nos encontramos con un poderoso y abrumador discurso cinematográfico donde hay opresores y oprimidos metidos en unos pocos metros cuadrados y que nos dirige hacia un pensamiento anti-racial.

Está película en su día pasó desapercibida para el público y la crítica y merece la pena revisarla porque enseña a las personas a no tener prejuicios de ningún tipo y al final nos plantea si, en realidad, aquí y ahora en pleno siglo veintiuno también tenemos “cosas legalizadas” que atentan contra el estado de bienestar y los derechos individuales y colectivos.

Ya en este siglo Steven Spielberg fue muy valiente, dentro de las obras históricas, para hacer su película más polémica hasta la fecha: Munich (2005) puede ser un artículo de absoluta actualidad porque la injusticia que cuenta todavía está muy presente al día de hoy.

La historia se sitúa en la masacre de los juegos olímpicos de Munich en 1972, donde miembros del equipo olímpico israelí fueron asesinados, y de cómo meses posteriores a este suceso un comando del Mossad asesinó a once palestinos responsables de esta brutalidad.

Puede ser una de sus películas más oscuras pero tiene mucho ritmo y tensión. Para ello, contó con actores poco conocidos por el gran público de aquel entonces; la película fue todo un éxito y sirvió de lanzamiento para sus carreras interpretativas.

Minich
Munich (2005) de Steven Spielberg

Pero Munich también es una provocación, porque este director se pone de parte de los israelíes, no se queda al margen del conflicto y esto le llevó a escuchar algunas críticas; su contestación fue que se sentía americano e israelí a la vez y con esta declaración de principios terminó de zanjar la polémica.

¿Qué le llevó a adaptar a Spielberg esta novela de George Jonas? Puede que estar más cerca de su tiempo y para hacer pensar al espectador sobre un conflicto que hoy en día aún está muy vivo entre israelíes y palestinos. En su contra está que no deja elección para que el espectador se posicione como en otras producciones suyas.

A pesar de está aclaración, Munich sigue siendo una joya para comprender problemas sociales y problemas individuales; es una de las películas que te hace aterrizar poniendo los pies en este planeta; hoy en día sigue siendo un discurso amenazador y también un trozo de historia contemporánea que nos acerca más al corazón de este creador tan sensible y crítico.

Y después de haber recuperado estos tres filmes históricos, de diferentes épocas, todavía tengo que volver al presente cinematográfico para ver desde otra perspectiva  el paso del tiempo para estas películas… que, a buen seguro, terminarán siendo un ejemplo para los nuevos cineastas que se adentren en el eterno cine histórico para contar la realidad de su tiempo.

 

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