#5razones La caída

caída

Por FERNANDO J. LÓPEZ. Cierta persona de mi entorno, sabe usted, dividía a los individuos en tres categorías: los que prefieren no tener nada que ocultar antes que verse obligados a mentir; los que prefieren mentir antes que no tener nada que ocultar, y finalmente los que aman a la vez la mentira y el secreto. Le dejo escoger la casilla que mejor me conviene.

Albert Camus, La caída

Con esa cita se abre mi última novela, Las vidas que inventamos. Y la elección, por supuesto, no es casual. Por un lado, esas palabras del gran Camus son, posiblemente, el mejor resumen del tema de la novela (¿cuántas mentiras sumamos -y necesitamos- cada día?) y, por otro, es mi forma de homenajear a uno de los autores que más me apasionan e inquietan desde que, allá por la adolescencia, tuve el placer de descubrir sus textos. Por eso, este segundo #5razones está dedicado a La caída. Empezamos…

5. Porque es un ejemplo perfecto de cómo una novela breve puede crear un universo -personal y social- tan sólido y complejo como absorbente.

4. Porque su personaje-narrador (que se autopresenta como «juez-penitente») es hipnótico y resulta imposible no escucharle con atención, por mucho que nos duelan algunas de sus agudas -y, a veces, lacerantes- conclusiones.

3. Porque la peripecia vital del protagonista -que da pie a la mínima trama, apenas narrativa, del libro- es demasiado moderna como para no entender la novela en una clave plenamente contemporánea.

2. Porque Camus es uno de esos autores que, por culpa de haber escrito una obra maestra, parecen condenados a ser recordados solo por un título -en este caso, El extranjero– a pesar de que su trayectoria novelística y dramática haya dejado muchas más obras de rotundo trazado.

1. Porque en estos tiempos de dudosa ética, de desorientación colectiva y, sobre todo, de descomposición y retroceso social, es muy saludable retomar las lecturas de los existencialistas como antídoto contra la insensiblidad-que querría inocularnos el poder. Además, qué mejor lectura para estos días ahora que se estrena su obra El malentendido en el CDN.

Y, como cierre, otra cita más de esta obra en la que, en apenas 122 páginas, gasté decenas de post-its para marcar pasajes memorables:

Los mártires, querido amigo, deben elegir entre ser olvidados, escarnecidos o utilizados. En cuanto a ser comprendidos, nunca. Además, vayamos directamente al grano, a mí me gusta la vida, esa es mi verdadera felicidad. Me gusta tanto que no tengo ninguna imaginación para todo lo que no sea ella. 

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