Caballero Bonald asegura que con los últimos casos de corrupción, España ha tocado fondo

José Manuel Caballero Bonald ha reflejado a veces en su poesía la indignación que le producen las injusticias y abusos que se cometen en el mundo. Ahora, se siente «abrumado y avergonzado» por los últimos casos de corrupción política que publica la prensa y cree que España «ha tocado fondo».

«El hecho de que la corrupción se haya convertido realmente en una epidemia, en un hábito generalizado, me hace pensar que estamos atravesando por uno de esos ciclos históricos de absoluta decadencia moral y material», afirma Caballero Bonald en la entrevista que concedió a Efe en su casa de Madrid para hablar de su nuevo libro, «Oficio de lector».

Publicado por Seix Barral, este libro contiene «el canon personal» de Caballero Bonald, que ha reunido en sus 600 páginas reseñas, prólogos y conferencias (algunas de ellas inéditas) sobre aquellos autores que «de un modo u otro» le han «agradado como lector».

Pero la aparición del libro coincide con la polémica desatada en España por «los papeles» de Bárcenas, y este gran escritor, Premio Cervantes 2012, asegura que, si se demuestra finalmente que esos documentos son ciertos, «habría que disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones», aunque tiene sus dudas de que, «tal como están las cosas, eso sea una solución esperanzadora».

«Me siento abrumado, aparte de enfurecido, de avergonzado también. El país está llegando a unos límites insoportables de tensiones, de corrupción, y la prensa nada más que está llena de casos nuevos o de los anteriores», afirma Caballero Bonald, que aprovechará el discurso de agradecimiento del Premio Cervantes, el próximo 23 de abril, para hablar de «la necesaria regeneración moral» de España. «No se pueden silenciar unos problemas tan graves».

Tras asegurar que su confianza en los políticos «está en su nivel más bajo», Caballero Bonald dice que la democracia «se ha degradado», pero no renuncia «a pensar que aún es posible la regeneración del país, la restauración legítima de una democracia sin fisuras, de lo que se entiende por decencia política».

La publicación de «Oficio de lector» le coincide al escritor con la preparación del discurso del Premio Cervantes y le preocupa la solemnidad de la ceremonia y el protocolo. Lleva mal eso de «alquilar un chaqué», subirse a la cátedra del paraninfo de la universidad de Alcalá de Henares para leer su discurso y «oír al rey hablar de tu propia obra».

Todavía no se ha «planteado en serio por dónde va a ir el discurso», pero sí tiene algunas ideas. Sobre todo tratará de la poesía de Cervantes, el aspecto menos valorado de su obra y, «de ese tramo de su biografía más o menos enigmático, cuando abandonó las letras porque tenía otras cosas a qué dedicarse».

«También, seguramente haré una defensa de la poesía como terapia contra las amenazas de la vida. La poesía tiene algo para mí salvador. Aparte de celebrar la vida también mitiga muchas asperezas», asevera Caballero Bonald (Jerez, Cádiz, 1926).

Su nuevo libro es fruto de «la obstinada idea de que el lector justifica la literatura», y de ahí la cita inicial de Joseph Conrad que lo preside: «El autor sólo escribe la mitad del libro, de la otra mitad debe ocuparse el lector».

Y, así, el lector se encontrará con textos sobre Cervantes, San Juan de la Cruz, Góngora y Quevedo; Dostoievski, Mallarmé o Kafka; Juan Ramón Jiménez, Antonio y Manuel Machado, Eliot, Jorge Guillén, Alberti, Lorca o Luis Rosales, entre otros autores.

El autor de «Manual de infractores» se siente «muy unido» a la literatura latinoamericana, y el libro contiene numerosas reseñas sobre escritores de aquellas tierras: desde poetas como César Vallejo, Neruda, Octavio Paz hasta narradores como Onetti, Juan Rulfo, Carpentier, Lezama Lima, García Márquez y Vargas Llosa.

Como es lógico, su opinión ha ido modificándose con el paso de los años. «Hay escritores que te gustaron mucho en un momento determinado y que, con el paso del tiempo, han dejado de gustarte o te gustan menos».

Poco a poco, se va quedando con un número de escritores predilectos cada vez más reducido.

«Acabaré quedándome con media docena de clásicos. Aparte de Cervantes, que es el padre y el maestro de todos, hay un eje del que me siento muy próximo, el que va desde Góngora a Juan Ramón Jiménez y que llega luego hasta Cernuda, Lorca y Valente. Por ahí anda mi predilección», señala.

La poesía de Cervantes inaugura los artículos del libro, una faceta que Caballero Bonald conoce a fondo y sobre la que hizo una antología.

«A Cervantes, como poeta, siempre se le ha tratado bastante mal, muy injustamente, por pura inercia. Hasta cierto punto es comprensible que haya ocurrido así. El esplendor del Quijote ensombreció, anuló el resto de casi toda la obra de Cervantes, sobre todo de su poesía».

Su admiración por San Juan de la Cruz tampoco tiene límites: «es uno de los grandes poetas universales cuya palabra va más allá del lenguaje. La mística de San Juan es la vía de una palabra que significa más que lo que quiere decir en los diccionarios. La poesía ocupa más espacio que el texto».

Y si de predilecciones se trata, Juan Ramón Jiménez encabeza la lista de los poetas contemporáneos: «Es uno de los grandes poetas europeos del siglo XX. Su poema ‘Espacio’ es la mejor muestra española de poesía narrativa de todos los tiempos».

«Es el poeta completo, dedicó su larga vida a indagar en el fondo de la poesía, probó todos los caminos posibles y llegó siempre a una iluminación. Y cada vez mayor, a medida que envejecía se iba haciendo más poeta, más secreto y más luminoso», añade.

De Alberti le gusta especialmente «Sobre los ángeles», como también elige «Poeta en Nueva York», de Lorca, o «La destrucción o el amor», de Vicente Alexandre.

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