Mitchell Leisen, un estilista en la sombra

 

Por Juan Murillo Bodas

 

 

            Un injusto olvido.

Cuando se escriben las historias del cine, y en concreto cuando se escribe acerca del cine estadounidense del periodo clásico, en escasas ocasiones aparece el nombre de Mitchell Leisen. En este artículo trataré de rehabilitar su legado cinematográfico, a pesar, eso sí, de que no es un director desconocido para los aficionados al cine y de que su figura se va poco a poco revalorizando.

Debido a que su trayectoria coincidió con la de los grandes autores de gran prestigio como :  John Ford, Howard Hawks o Raoulh Walsh… la figura de Mitchell Leisen no se ha apreciado, a mi parecer, lo suficiente. Se le ha considerado hasta hace no demasiado tiempo como un simple ilustrador de brillantes guiones, esto es,  como un artesano (en el sentido peyorativo del término); no en vano colaboró con algunos de los grandes guionistas de su época (Preston Sturges: Easy living, Renember the night), o el tándem Billy Wilder-Charles Brackett: Midnight, Arise my love, Hold back the dawn). De hecho ambos (Wilder y Sturges)  pasaron a la dirección con gran éxito. Ambos se quejaban del estilo formalista y la tendencia al refinamiento de Mitchell Leisen, así como su forma de dirigir a los actores que empeoraba la plasmación en la pantalla de sus historias…

En fin, prescindiendo de éstas anécdotas que pertenecen a la trastienda del proceso de creación de la obra cinematográficas, hay que decir que Mitchell Leisen es un autor que en sus mejores películas posee un estilo personal y y que nos ha legado una filmografía lo suficientemente te amplia e interesante para tenerla más en cuenta y acercarnos a ella. Otra cosa es que filmará productos anodinos y rutinarios como Murder at the Vanities, The Big Broadcast of 1937 o Artists and Models Abroad, algo muy habitual en la época, ya que los directores no eran sino un elemento más en el proceso de la producción cinematográfica y no se les consideraba como “autores” en el sentido en el que se lo aplicamos en la actualidad, especialmente tras las eclosión de la Nouvelle vague y su generación de directores cinéfilos que aprendieron la técnica cinematográfica a través de visionado constante de películas y de la crítica cinematográfica.

 

Mitchell Leisen

 

            Una mirada elegante y precisa.

Mitchell Leisen siempre fue un hombre entregado por completo al cine, tras estudiar arquitectura pronto comenzó a desempeñar sus primeras tareas cinematográficas como diseñador vestuario, decorador y diseñador de producción para películas de Allan Dwan (Robin Hood,, 1922) de Ernst Lubitsch ( Rosita,1923), Raoul Walsh (The Thief of Bagdad), 1924  o Cecil B. DeMille (The sign of the cross, 1932). Durante este periodo desarrolló brillantemente su oficio, esto le llevó a filmar sus propias películas (casi siempre para la Paramount Pictures), prestando gran atención a todos los elementos de la puesta en escena de forma minuciosa: decorados, posición de los actores en el encuadre, vestuario… de hecho el mismo colocaba personalmente la cámara, logrando excelentes resultados, debido a su exquisita elegancia, su gran inventiva y una gran agudeza visual. En su cine además tienen una gran imnportancia las miradas, los gestos, así como los sobreentendidos y las elipsis, que dotan a sus películas de una esencialidad y de una fluidez narrativa deslumbrante.

Así, de forma errónea se le ha calificado de forma demasiado ligera de manierista o formalista, cuando simplemente el cuidado de estos elementos dotan de una mayor verosimilitud y atractivo a sus historias. Apoyado en largos planos y situando la cámara siempre a la distancia justa para contemplar el conflicto en el que están inmersos  los personajes, contando con la colaboración de brillantes directores de fotografía como Leo Tover, Ted Tetzlaff, Charles Lang,  Ray Rennahan o Daniel L. Fapp entre otros y dando suma importancia al ambiente en el que los personajes viven su historia, Leisen no busca el realismo sino que trata de mostrarnos imágenes llenas de vida y verdad, una verdad cinematográfica convenientemente mostrada…

También es de sobra conocida su gran habilidad para la dirección de sctores (especialmente de actrices), por lo que trabajó con las grandes estrellas de su época: Claudette Colbert, Ray Milland, Marlene Dietrich, Paulette Goddard, Olivia de Havilland, Charles Boyer, Ginger Rogers, Barbara Stanwyck, Jean Arthur, Gene Tierney, Carole Lombard, Rosalind Russell o Fred MacMurray. A pesar de que colabroró con grandes guionistas, él mismo intervenía activamente en la elaboración de los mismos, pero al igual que el gran Ernst Lubistch, nunca apareció como tal en los títulos de crédito.

Otro de los tópicos acerca de su figura es calificarlo como un gran director de comedias, siendo esto tan solo una verdad a medias, ya que junto a sus grandes películas en este género : Candidata a millonaria (Hands Across the Table, 1935),  Una chica afortunada, Easy Living (1937), Medianoche, (Midnight, 1939) o Ella y su secretario» (Take a Letter Darling, 1942) también nos ha dado obras maestras del melodrama como Si no amaneciera, (Hold back the dawn, 1941), La Vida íntima de Julia Norris (To Each His Own, 1946), cumbres del género, un peculiar musical Una mujer en la penumbra, (The lady in the dark, 1944) una muestra de cine negro con elementos de melodrama folletinesco como es el caso de la excelente Mentira latente (No man of her own ,1950) o una peculiar película de fantasía y misterio cargada de lucidez e ironía como Death takes a Holiday (La muerte de vacaciones, 1934).

Rehuyendo el excesivo psicologismo, el didactismo o la sátira en cuanto al tratamiento de los personajes y situaciones, prefiere en cambio la fluidez natural del material narrativo, mostrándonos a los personajes por sus actos, tanto del presente como del pasado.

La relevancia de su obra  la constatan los dos re-makes que se han realizado de dos de sus primeras películas La muerte en vacaciones (Death Takes a Holiday, 1934) –con el títtulo de ¿Conoces a Joe Black? (Meet Joe Black, 1998) de Martin Brest  y Canción de cunaque no es propiamente un re-make sino una nueva adaptación de la obra de Gregorio Martínez Sierra del mismo título a cargo de Jose Luis Garci en 1994.

En fin, un director cuyas obras harán disfrutar a una amplia mayoría de espectadores, creador de un cine comercial y de calidad,  sus obras mayores están a la altura de los grandes directores de su época (Howard Hawks, Ernst Lubistch, William Wyler o Billy Wilder), no en vano sus películas tuvieron la mayoría mucho éxito. Espero que disfruten hoy con sus películas de la misma forma que lo he hecho  yo.

FILMOGRAFÍA RECOMENDADA

-«La muerte en vacaciones» (Death Takes a Holiday, 1934)
-«Una chica afortunada» (Easy Living, 1937)
-«Medianoche» (Midnight, 1939)
-«Recuerdo de una noche» (Remember the Night, 1940)
-«Si no amaneciera» (Hold Back the Dawn, 1941)

Una mujer en la penumbra(The lady in the dark) (1944) 
-«La Vida íntima de Julia Norris» (To Each His Own, 1946).
-«Mentira latente» (No Man of Her Own, 1950)

BIBLIOGRAFÍA

Jean Pierre Coursodon y Bernard Tavernier/ Diccionario Akal de 50 años de cine norteamericano volumen-II/ Ediciones Akal 1997, Madrid.; traducción de Francisco Díaz del Corral.
Gabriel Balmori, La comedia clásica norteamericana/ Ediciones J.C, Madrid, 2002)

 

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