Crowds: Genovés

Por Chiara Galligani.

 

Del 19/04/2013 al 30/06/2013 
Centro del Carmen
C/ Museo – Valencia (España)

 

“Las obras son engañosamente simples, intencionadamente descontextualizadas y cargadas de ambigüedad en cuanto al movimiento y la motivación.”

 

Con estas palabras de Martin Coomer (Time Out Magazine) se abre esta nueva exposición del artista valenciano Juan Genovés, inaugurada el día 19 de abril en el espacio expositivo del Centro del Carmen de Valencia

 

El artista, premiado, entre otros, con la Mención de Honor de la XXXIII Biennale di Venezia, (1966), el Premio Nacional de Artes Plásticas de España (1984), el Premio de las Artes Plásticas de la Generalitat Valenciana (2002) y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Ministerio de Cultura (2005), nos presenta una rica selección de su obra: 55 óleos y 2 esculturas que engloban trabajos que van desde sus primeros años, en la década de los 60, hasta las creaciones mas recientes.

 

Sintonia

La característica mas destacada que abarca toda la obra de Genovés es la de ofrecer al publico, literalmente, una nueva perspectiva de mirada, eligiendo representar lo que es la multitud, característica elogiada, entre otros, por el mismo Francis Bacon, que designó al artista como él que más había logrado representarla a través del arte plástico.  “Estoy pintando la humanidad”, afirma Genovés.

 

Recorriendo la exposición, se puede percibir la diferencia entre las obras de las décadas de 1960/1970 y las más contemporáneas, y cómo estas han sido evolucionando con el tiempo, manteniendo, sin embargo, lo que es el sujeto: la multitud.

 

En las primeras se representan siluetas planas, lineales, y la postura de las figuras pintadas refleja lo que estaba ocurriendo en la vida real en aquel entonces: hay gente, imaginamos en las calles, corriendo, casi parece que intenten escapar de un peligro, de una carga, buscar un sitio donde refugiarse. Parecen imágenes de lucha urbana, con personas caídas, arrastradas por los suelos.

 

Los colores también son muy neutros, beige, grises, marrones, y cuando hay colores más vivos, siempre son oscuros, azules marinos o verdes. Las formas circulares que aparecen en varias de las pinturas sugieren, además, la idea de mirar los sujetos a través de un visor de fusil.

 

No tiene que sorprender esta elección, conociendo la postura política del artista, relacionado con los movimientos de oposición al régimen franquista (en su casa nació la primera agrupación de artistas plásticos de España, casi un sindicado, formado por los que no podían expresar libremente su arte).

   

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Con el tiempo, sus elementos cogen tridimensionalidad, como si de verdad las estuviéramos mirando desde un avión o un globo, aparece el color, utilizado para diferenciar un sujeto del otro, con su peculiar vestimenta. Ya no son una muchedumbre anónima, sino se convierten en una multitud de personas distintas. Además, aunque permanezca  la idea del movimiento, estas personas ya no huyen, sino que se mueven con tranquilidad en su propio espacio.

 

Esta es una novedad absoluta en el mundo del arte, un verdadero cambio de perspectiva tanto para el pintor como para su público, la posibilidad de cambiar su propio punto de vista.

 

Como declara Genovés, “¿Quién decidió que los cuadros tenían que verse de pie? ¿Se ven de pie las películas? ¿Se leen de pie los libros?”.

 

Un elemento común es la falta de un fondo definido y muchas veces el espacio del centro o de los rincones del lienzo o de la tabla está en blanco, para que cada espectador tenga la posibilidad de imaginarse lo que se puede encontrar en este vacío, lo que está pasando en aquel momento, lo que estas personas están mirando. 

 

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