Mastretta y “La emoción de las cosas”

Por Mónica Maristain. Redacción Sinembargo
 
La escritora mexicana Ángeles Mastretta acaba de lanzar su libro “La emoción de las cosas”, un compendio de sus memorias de infancia, adolescencia y juventud. Se considera “curada por la literatura” y asegura que ejercer este oficio es “una fiesta”. “No sólo los libros me han curado de la muerte primero de mi padre, sino también de la de mi madre y de muchas otras cosas difíciles en la vida”, aseguró en entrevista con dpa la también autora de “Arráncame la vida” y “Mujeres de ojos grandes”, entre otros trabajos. Mastretta, una de las escritoras con mayor aceptación en el público latinoamericano, asegura sobre su nuevo trabajo que se trata de “un libro hecho de jirones”. “Fue difícil hacerlo y no. Algunas cosas me salieron con enorme facilidad, con soltura y yo diría que hasta con gracia y otras me salieron penándolas. Aunque la verdad para mí escribir siempre es una fiesta”, manifestó la escritora de 63 años. En su enorme y bella casa de la calle Gelati, en la pintoresca colonia del Distrito Federal San Miguel Chapultepec, Mastretta se apresta a la charla haciendo gala de su cordialidad proverbial y aclara, por las dudas, que el hogar que ocupa con su esposo, el también escritor Héctor Aguilar Camín, ya no tiene fantasmas debido a que fue reconstruido tres veces. Con su aclaración, la escritora hace mención a la obra de su marido y padre de sus dos hijos, Catalina y Mateo, quien en un libro reciente dio a conocer “El fantasma de Gelati”, un cuento que la escritora considera “muy bueno, aunque aquí ya no haya fantasmas”.
–¿Entonces, es usted alguien que disfruta al escribir?
 
Mastretta: “Sí, insisto, para mí escribir siempre es una fiesta aunque esté yo dizque penando, en realidad, terminar algo, completar una frase como te gusta, siempre es una alegría. Así que no puedo decir que haya sufrido cuando hice ‘La emoción de las cosas’. No vivo mi profesión como una tortura. La paso bien. Sin embargo, este es un libro que empecé pensando que iba a ser una novela, pero que se fue completando con jirones y jirones de memoria. Muy poco tiempo después de empezar el libro me di cuenta de que no iba a ser una novela, porque no iba a poder inventar a mis papás.”
 
–¿Finalmente, ellos son el centro del libro, verdad?
 
Mastretta: “Lo que yo quería contar era su mandato, su legado, y cómo repercutió eso en nosotros, sus hijos. Y eso creo haberlo conseguido. Desde muy chico uno escucha eso de ‘guarda tus lágrimas para cuando mueran tus padres’, así que en ese sentido escribir este libro fue doloroso. Lo raro de la muerte es que aun cuando sea esperada siempre resulta sorpresiva. Mi mamá era una mujer muy joven para lo grande que era. Tenía 82 años, pero estaba fuerte, era bonita, acababa de nadar en el mar y a mí y a mis hermanos nos había preparado para una vida que terminaría en los 90 y muchos. Entonces, todos vivimos en esa idea y cuando se murió tan rápidamente, fue un golpe
 
–Pareciera en su caso que la escritura impide la caída. ¿Impide entregarse de lleno al dolor?
Mastretta: “Si no la impide, la cura. Yo la verdad es que me puse a hacer el blog de (el diario) ‘El País’, porque cuando mi mamá se murió, no podía pensar, no podía planificar a largo plazo, necesitaba compañía. Entonces el blog fue buenísimo para mí porque se creó una comunidad de gente, entre hombres y mujeres, entre los 20 y los 80 años, que me custodiaron durante los primeros tiempos tan difíciles.”
 
 
–¿Con este libro vuelve a su estilo característico, esa facilidad que tiene para transmitir emociones hondas al lector?
 
Mastretta: “La verdad es que cuando uno hace libros que hablan sobre uno, empieza pensando que a lo mejor vas a hartar a los otros. ¿Por qué estás hablando de ti si eso es muy narcisista? Y lo que me pasa también es que tengo muy asumido que cuando hablo de mí, hablo de los otros. Cuando cuento las cosas que me pasan, sé que va a haber alguien que me lea y dirá: ‘Esto también me pasó a mí’. Siento que converso con los demás, no me cuesta mucho trabajo eso.”

 

–¿Es probable que este libro sea un “Mastretta auténtico”, en el sentido de que vuelve un poco a su origen estilístico luego de “Maridos”, un libro tal vez un poco más impersonal?
 
Mastretta: “Sí, es verdad, probablemente este libro me pone en mis orígenes otra vez y no sé, la verdad, si eso me va a seguir pasando. A lo mejor ‘Maridos’ era un libro que tenía más dolores agazapados o ironías agazapadas que tenían que ver con los ojos de otras. ‘La emoción de las cosas’ está mucho más cerca de mí y tal vez por eso mismo escribirlo me alivió tanto. De repente cuentas las cosas para que alguien te las acompañe. Hay veces que inventar te aleja más de tus lectores que el hecho simple de ponerte entera en un libro.”

 

 

 

 

 
 

 

 

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