Sola contigo (2013) de Alberto Lecchi

 

Por Rubén Romero Sánchez

 

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Ariadna Gil en “Sola contigo”

 

El riesgo de las películas cuya trama da un vuelco total en la última secuencia es, habitualmente, que o te lo solucionan todo y te das cuenta de que acabas de ver un puzzle cuyas piezas encajan a la perfección, o se te queda cara de imbécil por el enésimo truco que se saca el director de turno de la manga.

Sola contigo se cierra con lógica. Dando la vuelta a todo lo que nos han contado hasta entonces, pero con cierta lógica. Lo malo es que si revisas la película te das cuenta de que se le ven demasiado las costuras, y se le nota demasiado la diseminación de detalles con el único fin de que los recojas al final (la diseminación recolectiva tan cara a los poetas barrocos) en lugar de con el fin de que la trama avance sobre ellos.

Una mujer, soberbia Ariadna Gil que sostiene ella sola la película, perdidos dos hijos y con muy pocas cosas más que perder, recibe la llamada telefónica de un desconocido que le anuncia que la matará en cinco días. Ella, responsable de recursos humanos en una empresa, tiene muchos enemigos, y por ahí van todas las sospechas. Planteamiento sencillo cuya puesta en escena es casi transparente, lo que redunda en la atención del espectador. Por ahí pasa Leonardo Sbaraglia, cada día más apuesto pero que aparece por primera vez casi a mitad de metraje, y uno, que regó su adolescencia con Caballos salvajes de Piñeyro, si sabe que este caballero sale en una peli quiere verlo en pantalla cuanto más mejor.

Alberto Lecchi, ayudante de dirección de Aristarain en Un lugar en el mundo, canela fina, entrega un drama disfrazado de thriller que no aburre, lo que ya es bastante en los tiempos que corren, pero que si arrancara antes se le agradecería bastante.

 

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