Escritores adictos al café

¿De verdad es  inspirador  el café? Sabemos que el alcohol y otras drogas han inspirado a narradores y a poetas.

¿Qué hay de la cafeína? No creo en las drogas y alcohol como fuentes de creatividad efectiva, porque entorpecen, logran que casi todo parezca válido o congruente, se hacen de la vista gorda frente a las inconsistencias y el resultado por lo general es un conjunto de disparates. El café, en cambio, confiere un nerviosismo y un estado de alerta que resultan muy útiles durante la escritura.

 

Muchos escritores se han declarado adictos al café. Algunos de ellos han decidido beber más café que alcohol, porque la cafeína los ayuda a mantenerse despiertos, a cumplir con las fechas de entrega, y además funciona como un sustituto tramposo del desayuno.

Por otra parte, resulta chocante este vínculo forzoso que se establece entre el café y la literatura: beber café mientras se lee o se escribe como el rey de los lugares comunes, uno que podemos volver más caricaturesco si le agregamos una tarde de lluvia y un disco de jazz sonando en el estéreo.

Pero, nos guste o no, para muchos el café juega un papel importante en los procesos de lectura y escritura. Por eso vengo con una pequeña muestra de escritores adictos al café, y con otra de lo que se ha dicho de esta bebida.

Honoré de Balzac

 

 

Cuenta la leyenda que Balzac se tomaba unas cincuenta tazas de café al día, y mejor mientras más cargado. Algunos de sus biógrafos sostienen que fue esa adicción lo que lo llevó a la muerte, a los 51 años.

Cuando no tenía a la mano una taza, optaba por masticar granos de café. Así, pelones, sin cobertura de chocolate ni nada.

El autor de la Comedia humana habló de los beneficios e inconvenientes de la cafeína en «Los placeres y dolores del café», un ensayo que escribió antes de morir:

Este café cae en el estómago … A partir de ese momento, todo se agita. Las ideas rápidas se ponen en marcha como los batallones de un gran ejército… […] La pluma se desliza por el papel, el combate, la lucha, llega a una violencia extrema y luego muere bajo un mar de tinta, negro como un auténtico campo de batalla que se oscurece en una nube de pólvora.

Johann Wolfgang von Goethe

 

¿Sabían que Goethe contribuyó a nuestro descubrimiento de la cafeína? El café le gustaba tanto que incluso se interesó en la investigación de sus efectos.

Se dice que, en un encuentro con el joven científico Friedlieb Ferdinand Runge, el poeta lo animó a analizar unos granos de café para averiguar sus propiedades. Entonces Runge identificó la cafeína, la descubrió. A ellos dos les debemos el conocimiento de su existencia.

Truman Capote

 

Capote tenía que escribir recostado y a esta maña agregaba el hábito de fumar y beber café. Y pensar que sólo tenía dos manos. También sabemos que no se limitaba al café: le gustaba el alcohol y lo consumía con frecuencia, pero el café era el punto de partida:

Soy un autor completamente horizontal. No puedo pensar a menos que esté acostado, ya sea en la cama o en un diván y con un cigarrillo y café a la mano. Tengo que estar chupando y sorbiendo. A medida que avanza la tarde, cambio de café a té de menta y de jerez a martinis. No, no uso máquina de escribir. No al comienzo. Escribo mi primera versión a mano (con lápiz).

J. K. Rowling

 

 

No estamos seguros de si haya bebido agua o té chai o café durante el proceso, pero se sabe que la Rowling escribió Harry Potter en espacios públicos, uno de ellos el café The Elephant House de Edimburgo… Entonces, es probable que haya sido café. De hecho, en un cartel de su ventana, el establecimiento declara ser «el lugar de nacimiento de Harry Potter».

Otros autores

¿Qué han dicho los escritores sobre el café? Aquí una pequeña colección de citas textuales al respecto.

La luz se llevó las esferas violetas y a Oliveira le empezó a gustar más el cigarrillo. Ahora se estaba realmente bien, hacía calor, iban a tomar café. (Julio Cortázar)

Una buena taza de su negro licor, bien preparado, contiene tantos problemas y tantos poemas como una botella de tinta. (Rubén Darío)

La mujer es como una buena taza de café: la primera vez que se toma, no deja dormir. (Alejandro Dumas)

Yo he medido mi vida en cucharitas del café. (T. S. Eliot)

El sacerdote vudú y todos sus poderes no eran nada comparados con el café expreso, el capuchino y la moka, que son más fuertes que todas las religiones del mundo juntas, y quizá más fuertes que el alma humana. (Mark Helprin)

Es imposible conseguir una taza de café con sabor a café ya en este país? ¿Qué pasó con el café? Me he perdido una reunión de mierda con el café, ¿eh? ¡Puedes encontrar café con todos los sabores, excepto café con sabor a café. (Denis Leary)

El café me enardece, me alegra, es fuego suave sin llama y me acelera toda la sangre de mis venas. (José Martí)

Café, lo que hace que los políticos sean sabios, y que puedan ver a través de todas las cosas con sus ojos medio cerrados. (Alexander Pope)

Creo que los seres humanos pueden hacer muchas cosas, no porque son inteligentes, sino porque tienen pulgares para poder hacer café. (Flash Rosenberg)

La vida es como el café o las castañas en otoño. Siempre huele mejor de lo que sabe. (Maruja Torres)

El café, néctar de dioses, ha de ser, para ser bueno, ardiente como tus ojos, negro como tus cabellos, tan puro como tu alma, tal dulce como tus besos. (Francisco Villaespesa)

Claro que el café es un veneno lento: hace cuarenta años que lo bebo. (Voltaire)

Busqué una cita más, pero no la encontré, así que la parafraseo según mi mala memoria. Alguna vez leí, no sé en dónde, o escuché, una frase que decía algo así como «me parece insólita la existencia del café descafeinado, es como decir que se tiene sexo sin tener sexo». Y me encantó, a pesar de que tomó café descafeinado, a veces, para evitar el insomnio.

 

One thought on “Escritores adictos al café

  • el 16 enero, 2014 a las 12:39 am
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    Maravilloso conocer algo de la vida de los genios que nos han hecho soñar y han hechado a volar nuestra imaginación. Gracias.

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