Violeta

VioletaVioleta de Elena Molist. Editorial Amigos de Papel, 2013. Cartoné, 23×25 cm., 32 pp., 14.30 euros.

 
Por Anabel Sáiz Ripoll.
 
 
 
No siempre es fácil explicar a los más pequeños que las apariencias engañan, que a menudo lo más importante, lo esencial, como se lee en El Principito, no se puede ver, pero sí sentir. De ahí que sea necesario explicarlo mediante la metáfora o acudiendo a otros personajes. 
 
Es lo que ha hecho Elena Molist en Violeta. Violeta es una oruga muy crítica consigo misma, que piensa que es muy fea y decide ocultarse. Ahora bien, Violeta sabe valorar la belleza y le encantan las flores. Y es muy sensible gracias a esa riqueza interior que posee. La oruga se hace continuas preguntas que nadie sabe contestar porque, donde vive, ella es la única oruga. Es una araña, un enemigo potencial del insecto, quien le da las respuestas y la orienta porque Violeta, con el tiempo, se convertirá en una hermosa mariposa, aunque ella aún no lo sepa.
 
El cuento, destinado a los primeros lectores, no solo habla de las falsas apariencias, sino de la importancia de saber escuchar y del deseo de aprender. Además alaba las virtudes de la paciencia, del recogimiento y de la confianza. Violeta aprecia los colores más que nada. De ahí que su nombre, como un reclamo, siempre se reproduzca con el color violeta.
 
Violeta tenía la autoestima muy baja, pero eso no le impidió seguir buscando hasta descubrir su verdadera identidad. Conocerse a uno mismo es una tarea a la que podemos dedicar toda una vida.
 
El libro se presenta en formato de álbum ilustrado dentro de la colección Bichiamigos de Papel. Las ilustraciones son de la propia autora y nos muestran unos dibujos tiernos, de colores suaves, en los que Violeta se muestra en toda su belleza, porque al pequeño lector, sin duda, no le parecerá fea la oruga, sino simpática, de grandes ojos y expresión calmada.

Violeta explica la metamorfosis de oruga a mariposa, pero no se queda solo en el plano natural, por decirlo así; sino que Elena Molist se para a escuchar y recoge las emociones y el proceso que sigue nuestra oruga hasta convertirse en mariposa hermosa y volar. Cuántas veces la propia persona se infravalora y han de ser los amigos o algún observador imparcial quien le descubra todo su potencial. Un cuento para leer en familia y permitir una buena reflexión posterior.

 

Publicado en Pizca de papel

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