Spain, the British colony. El artículo que nunca debí escribir

Por Miguel Ángel Montanaro. La que me va a caer por escribirles este artículo.
Les comentaba la semana pasada, que durante unos años viví en Alicante.
Hoy, al hilo de la abundante información y desinformación que se lanzan España y el Reino Unido desde este verano por el conflicto en Gibraltar, he recordado un desagradable episodio que me tocó sufrir en cierta localidad alicantina en aquella época.
Como un incauto, quise que me atendieran en un bar de ambiente inglés, y el tipo que regentaba el local, me hizo el vacío hasta que ante mi tozudez, me escupió en un inglés plagado de expresiones de un zafio cockney, que no entendía el español.
Ni corto ni perezoso llamé a la Policía Local. Cuando se personaron los agentes, les narré con todo lujo de detalles como aquel hijo de la Gran Bretaña se negaba a atenderme en el idioma oficial del país, lo que camuflaba evidentemente, un solapado derecho de admisión, a todas luces ilegal.
Los guripas se lo explicaron rápidamente al fulano y además de pedirle todos los libros del establecimiento, ante la falta de limpieza que demandaba el tugurio, hicieron las gestiones pertinentes para que se acercara un técnico de sanidad hasta allí, para que comprobase la salubridad del local.
Este verano, tantos años después, compruebo que en la zona de playa de cierto hotel de la ribera del Mar Menor, mientras todos los turistas patrios se reparten por aquella franja arenosa, en un apartado, un chiringuito de alquiler de patines náuticos, con su bandera de la Union Jack y la bandera pirata, izadas a la par –muy apropiada la relación entre ambas, por cierto–, se mantiene alejado de los bañistas españoles, como un nuevo peñón británico en plena comarca de Cartagena.
Pero hay más. Me desplazo hasta una localidad cercana donde poseo una casita, y me encuentro que los locales para ingleses, incluido un british market, crecen como esporas año tras año.
Les animo a que hagan la prueba de entrar en cualquiera de ellos y aguanten el tipo ante las miradas y los comentarios de los británicos.
Los ingleses ya no nos cortan el cuello, como antaño, pero siguen sin querer mezclarse con los españoles. Les damos asco.
Hay quien dice que existen especímenes de ingleses que nos respetan y que unos pocos, incluso, nos aprecian; pero de ser cierto, estamos ante casos inexplicables. Como los de los OVNIS. Todo español ha visto alguno, al menos, una vez en su vida.
Puede que algunos de ustedes caigan en la tentación de pensar que estoy presentándoles una columna facilona e incendiaria, pero no es así.
He vivido una temporada en cierto pueblecito de la campiña inglesa, situado en el distrito londinense de Bromley y además, he tenido a un familiar cercano, destinado durante unos cuantos años en la Embajada española en Londres y sé de lo que les hablo.
Que conocemos perfectamente la idiosincrasia británica, vaya.
Verán, los ingleses medianamente civilizados, vienen a nuestro país y disfrutan de nuestro clima, de nuestra gastronomía, de nuestros precios y de nuestra hospitalidad. Y de nuestra estupidez congénita.
Se retiran al sol español y en un magnánimo acceso de generosidad, incluso nos saludan, pero nos siguen considerando una raza inferior.
Los sajones no pueden evitar sentirse superiores a los latinos. Va en su ADN.
Por contra, los ingleses por civilizar, mean, cagan y vomitan en nuestras calles y playas de Mallorca, Benidorm, Salou, y en donde se les ponga en la minga. Que para eso pagan.
Así que, no es de extrañar lo que viene sucediendo en Gibraltar.
Poco me parece.
Nos llevamos ahora las manos a la cabeza por los bloques arrojados por la colonia en la Bahía de Algeciras, o porque estén construyendo una urbanización de lujo, valiéndose de nuestra propia arena, en aguas españolas.
La pregunta es ¿qué podíamos esperar de personas que nos ven como a sus camareros y fregonas?
Acepto apuestas a que Gran Bretaña ya está sopesando la posibilidad de aumentar las millas de esas aguas para colonizarlas.Al tiempo.
Por cierto y al hilo del tema de las aguas, ahora comprenderán, lo que muchos dijimos a los indocumentados de turno que clamaron al cielo cuando España recuperó el islote de Perejil.
Deben de saber, que cuando un país A pone un pie en un territorio, si otro país B no lo reclama, pasado un tiempo ajustado al Derecho Internacional, el país A pincha la punta de un compás sobre el territorio ocupado, traza un radio de las millas convenientes y éstas pasan a su soberanía, con todo lo que ello implica a nivel económico y geoestratégico que ahora no vamos a tratar aquí.
Y eso, es lo que vamos a ver en Gibraltar. Ni más, ni menos.
Podemos hacer ironías sobre el asunto, podemos tratar a los que se preocupan por nuestro territorio como a unos fachas y tildarles de falangistas, podemos sacarles coplas e incluso, podemos escribir artículos como éste, pero les aseguro que todo eso, no valdrá para nada, porque Gran Bretaña es una potencia mundial y nosotros, somos lo que somos.
Diecisiete españitas peleadas. Así que lo tenemos mal.
De momento, podemos satisfacernos haciendo chistes con los manidos chascarrrillos de que en verano, en España, nueve de cada diez inglesas no llevan bragas, y el olor a Eau de Porcin que dejan los ingleses a su paso con sus antihigiénicos calcetines cuando pasean en sandalias.
Podemos incluso, en un alarde de genialidad hispánica, firmar una iniciativa en Change.Org  para que en adelante, se le haga un tacto rectal a cada británico que cruce la verja de Gibraltar, y así, los ingleses aprovechen al cien por cien nuestro sistema sanitario.
Pero la verdad sea dicha. Hoy, visto el uso de nuestro país que hacen estos tíos y el trato que nos dispensan, comprobaremos muy a nuestro pesar, que España entera, es una colonia británica.
Y ahora me pregunto, ya que nuestra cotidianidad económica, política y social es angustiosa y viendo el tren de vida en el que se mueven los gibraltareños, ¿no nos saldría a cuenta a los españoles el que solicitáramos la nacionalidad británica?
Total, solo podríamos mejorar.

3 thoughts on “Spain, the British colony. El artículo que nunca debí escribir

  • el 13 octubre, 2013 a las 3:17 pm
    Permalink

    Los anglosajones no pueden sentirse superiores a los españoles, precisamente por eso, porque va en su ADN.
    La mayoría de los actuales habitantes del Reino Unido son herederos directos de los españoles», confirmó al diario «The Independent» el profesor Bryan Sykes, quien llegó a esta inesperada conclusión mediante el análisis de material genético de personas de origen celta y de habitantes de la costa cantábrica. Tras comprobar que el ADN de ambos grupos era prácticamente idéntico, lanzaron la teoría de que los ingleses provienen de un grupo de pescadores que salió de la Península Ibérica hace unos 6.000 ó 7.000 años.
    Leer más: http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=2237

    Respuesta
  • el 13 octubre, 2013 a las 4:08 pm
    Permalink

    Vaya complejo de inferioridad más grande tienes! Todos los ingleses admiran nuestro país y si te sientes vulnerable es que debes ser bastante inseguro, ya que practicamente no hablas su idioma y no consigues expresar lo que quieres decirles. En resúmen, no hay comunicación. ¿En España aún nos consideramos únicos y especiales? Pues tal vez nos vean ellos así, especiales.

    Respuesta
  • el 13 octubre, 2013 a las 7:54 pm
    Permalink

    John, creo que los británicos son un ejemplo de la práctica de las buenas maneras, «gracias», «por favor», «con permiso», siempre y cuando no se trate de invadir los derechos de otros pueblos, de otras naciones, entonces allí sí, olvidan los buenos modales y se asocian con nuestros vecinos del norte para adueñarse solapadamente a veces, de lo ajeno y otras, a viva voz, como lo han hecho con nuestras Malvinas.
    Claro, devolver una posesión traería la consecuencia adversa de que sirviera de ejemplo para tantas y tantas tierras abusadas y violadas.
    Pero bueno, todo es cuestión de paciencia y de dignidad sostenida para los que soportamos esas injusticias. Para todos aquellos que los vemos un poco especiales.

    Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *