Català-Roca, el legado del blanco y negro

Por Lara Marchante. 

 

Círculo de Bellas Artes

Sala Picasso, calle Alcalá,nº 42, Madrid. 

Hasta el 12 de enero de 2014.

 

El Círculo de Bellas Artes de Madrid se convierte en el escenario de una de las miradas más inteligentes e importantes de la postguerra española, la del fotógrafo Francesc Català-Roca (Valls, 1922-Barcelona, 1998). Hasta el 12 de enero de 2014, los visitantes tendrán la oportunidad de contemplar, a través de sus ojos, la España entre bambalinas que se reconstruía bajo la férrea vigilancia de la dictadura franquista.

 

Ciento cincuenta instantáneas, en blanco y negro, reviven la geografía y etnografía de las décadas de los cincuenta y sesenta de nuestro país. Conocidos rostros de la época, como  el pintor Salvador Dalí y el torero Luis Miguel Dominguín, conviven en esta muestra con transeúntes de las urbes de Madrid, Barcelona y Sevilla y lugareños de poblaciones rurales de Cuenca o Toledo.

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Considerado como uno de nuestros fotógrafos documentales más importantes, si bien es cierto que goza de un amplio reconocimiento nacional y han sido numerosas las exposiciones que han acogido sus fotografías desde la posguerra, la nueva muestra aporta al visitante algo de frescura. Ésta no solo ofrece una perspectiva de nuestra memoria histórica reciente con sus instantáneas, sino que también nos permite ir más allá de las mismas y conocer “la verdad” del que se situaba tras el objetivo.

 

Sus archiconocidas obras comparten el espacio de la Sala Picasso con elementos textuales que dan a conocer la vida de Català-Roca y la concepción que éste tenía sobre su medio de vida. Para ello, junto con las imágenes de la selección, se intercalan algunas de sus citas sobre de la labor del fotógrafo y apuntes personales de sus jornadas más reseñables. Además el público cuenta, para bucear en su obra, con un corto documental que conjuga las vivencias y el trabajo del autor. Un nexo que permite reabrir la lectura del espectador ante cada retrato y ante la totalidad de la obra que se le presenta.

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Cuando las imágenes dramatizadas y de estudio dominaban el panorama de la fotografía, Francesc Català-Roca apostaba por el fotoperiodismo: recorría en Vespa (como la inmortalizada en esta antología gráfica) y posteriormente en Seiscientos una España  encerrada en sí misma, asediada por el hambre, la destrucción y la moral de un régimen obsesionado con la exaltación de la tradición.

 

Retrataba la realidad de una manera valiente y digna: la más cercana posible a los supervivientes de la guerra, sin caer en el regodeo del drama ni renunciar a las paradojas, detalles y curiosidades de la sociedad. Turistas sonrientes en una ciudad completamente derruida, mujeres objeto de miradas indiscretas con el bajo clero presente, niños y ancianos convertidos en  testigos del último suspiro del sempiterno toro de las fiestas y campesinos a la sombra del omnipresente yugo y las flechas.

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La belleza y la verdad parecían combinarse de forma natural para este profesional, defensor de la fotografía como medio de comunicación y no como un objeto artístico de colección. No obstante, en cada retrato de Català-Roca nada acaba de ser del todo casual: se esconde en ellos la búsqueda de la perfección, elevadas dosis de paciencia y un extraordinario conocimiento sobre la luz solar. Un refinado dominio del medio que tenía por objetivo devolver a los españoles su espejo  más humano de mediados del siglo XX en forma de 200.000 negativos.

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