Espía mi bolso, Silvia Gallego

 

portada ESPIA MI BOLSO

 

 

Espía mi bolso

Silvia Gallego

 

Por Sara González Mulero

 

 

(Cuadernos del Laberinto, 2013)

 

La autora está formada en la Universidad de Extremadura donde cursó Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y Filología Hispánica, también por esta universidad hizo los cursos de doctorado de su segunda titulación, y para hacer los de la primera tuvo que viajar hasta Universidad Granada.

 

Allí ha sido donde le ha dado forma a este maravilloso poemario que en un principio fueron, como dice ella, “borrones en un folio”, plaquettes, fanzines… hasta convertirse en el libro que tenemos ahora entre las manos.

 

En Espía mi bolso se exploran los sentimientos amorosos desde una voz femenina en un tono fresco y actual, ya que se asocian estas emociones a los elementos que la mujer de hoy en día, podemos decir que “urbana”, suele llevar en su bolso: desde un pintalabios, pasando por una tablet hasta un bloc de notas.

 

El libro empieza con una auténtica declaración de intenciones en su poema “El contrincante” en el que a través de una condición

 

“Si p o e t i z a s mi piel,

el Ritmo será nuestro”

 

muestra sus claves poéticas: el amor y la pasión erótica a través de la palabra.

 

Durante todo el poemario, sobre todo en la parte que llama “ZIP de letras” y la última, “Bloc de notas”, se presenta el juego amoroso, flirteo, la batalla sexual y erótica, el deseo, la rutina amorosa e incluso el desamor en términos lingüísticos (que obviamente conoce por su formación académica y su desarrollo profesional).

 

“Soy raíz

 sin desinencia”                                                              (del poema III de ZIP de letras)

 

“Quiero hacer sintaxis

con tu delicioso cuerpo”           (del poema Análisis sintáctico también en ZIP de letras)

 

“Rompe para mí

el muro de contención

 

de las p a l a b r a s.”                                                  (en el poema IV de Bloc de notas)

 

Si su formación lingüística se hace patente en sus textos, no es menos notorio su bagaje literario que percibimos intensamente en “Emociones en MP8” o en “Lecturas en

 

“A pie de

almohada

tus sinestesia

alitera mis

sonidos”

“no permitas que el tempus fugit

ocupe su carpe diem”

 

Encontramos también “glosas”, al estilo de Huidobro, de fragmentos eróticos como el de Rayuela o de versos de Javier Egea.

 

Por no mencionar su pasión, esta vez no amorosa, sino literaria homenajeando a Cervantes y a su personaje más ilustre.

 

Lo cierto es que “Lecturas en el Ipad” es una de las partes más leídas, releídas y elaboradas del poemario, puesto que, aunque no pierde ese toque fresco de la perspectiva del yo poético identificado con la joven actual en busca de un amor que la llene plenamente, no en balde este apartado está muy condicionado por autores de la talla de Cortázar, Almudena Grandes, Salinas, Gioconda Belli, Sabina, Luis Pastor y otros tantos escritores y cantautores que se saborean y paladean en sus versos.

 

Menos serios son los versos que aparecen en “Objetos” y “Emociones en MP8”. Hablan del amor en términos técnicos, asociados a la realidad actual: la red, el móvil, el Ipad, el chat, el ordenador… Y se reivindica en ellos un amor más directo y desenfadado a través de las jergas informática y matemática, del uso continuo de la formas de imperativo, de los juegos de palabras y juegos tipográficos.

 

“No imprimas tu dolor

déjalo atrapado en Word,”

 

“Teclea mi piel con asteriscos”

 

“Misterízate conmigo,

bolericemos las miradas,”

 

Pero nunca, en ningún momento, renuncia a la palabra. En todos los textos hay una constante: el amor se traduce en palabras bien matemáticas, informáticas, anuncios o post-its, pero siempre se hace palpable a través de la palabra (es una obsesión casi juanramoniana):

 

“Este angosto puente de palabras

se estrecha en la garganta,

máscara que se disuelve

más acá del teclado”.

 

“Si me descifras…

d e l e t r e a m e.”

 

El libro se acaba, como todo buen bolso para que no se pierda nada , con un “Cierre de cremallera” que en el caso de esta poetisa extremeña consiste en mostrar sus cartas: su poética, las claves de su poesía.

 

 

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