El tranvía a vapor de La Panderola vuelve a Castellón

 
 
La sociedad eminentemente rural ubicada en la comarca de La Plana experimentó una notable mejora de sus estructuras agrarias a partir de la segunda mitad del siglo XIX. El período, marcado por la Restauración, permitió acrecentar dicha mejora al sentirse apoyado el sector agrario por la potenciación de los medios de transporte, que permitirían la ocupación de mercados inaccesibles gracias al talante mercantil y exportador de sus gentes. Así, con la llegada el 22 de noviembre de 1862 de la primera locomotora a Castellón los excedentes agrarios castellonenses pudieron situarse en los mercados centroeuropeos, lo cual vino a colaborar en una economía floreciente que despertó el interés de inversión en el establecimiento de un ferrocarril que articulara los transportes de viajeros y mercancías en la comarca de la Plana. Las prometedoras posibilidades en la aportación de tráficos de la industria cerámica de Onda y la procedente del cultivo de cítricos y de otros excedentes agrícolas e industriales, son premisas con las que el grupo promotor del ferrocarril de vía estrecha contó en la posibilidad de conseguir óptimos coeficientes de explotación de la futura línea. 
 
Constituida el 13 de julio de 1887, la Compañía del Tranvía a Vapor de Onda al Grao de Castellón de la Plana contó con gran parte de aportaciones de capital procedente de accionistas castellonenses. El lunes 4 de junio de 1888 se iniciaron los trabajos de colocación del material fijo de vía en la sección entre Castellón y el Grao. Un mes después, el 18 de julio, se realizó la primera prueba oficial en un convoy que partió desde Castellón, de modo que, contando con el informe favorable de la Jefatura de Obras Públicas así como con los oportunos permisos oficiales, la compañía procedió a inaugurar la línea el 13 de agosto de 1888 con el acompañamiento de autoridades, invitados y bandas de música entre gritos y vivas del numeroso público asistente a tan histórico acto que llegó a ocupar todo el recorrido de la línea. Tanto éxito tuvo desde el día de la inauguración que, a pesar de que el precio del billete se consideraba algo elevado en relación al poder adquisitivo de la época, tan solo seis días después de la inauguración de la línea la prensa local anunciaba que el tren tuvo que detenerse por no poder arrastrar la máquina el excesivo número de carruajes que “llenos de bote en bote de viajeros” conducía a la capital. 
 
Esta locomotora que marcaría el vivir económico y social de Castellón fue indiscutiblemente una de las infraestructuras de transporte más importantes de la provincia de Castellón. El desarrollo de Almassora, Burriana, Castellón, el Grao de Castellón, Onda y Vila-real estuvo marcado por este tranvía, tantas veces añorado, que se erigió como pieza clave de la economía y de la sociedad castellonense desde 1888 hasta 1963.
 
 
 
Testigo de miles de historias y entrañables vivencias, la Panderola, cuyo nombre se debía al color de su máquina de vapor con combustible a carbón, y a lo lento e irregular de su marcha, sigue muy presente en la memoria popular de Castellón. Ahora, la Fundación Caja Castellón le rinde su particular homenaje en la Sala San Miguel con la colaboración de la Diputación de Castellón, del Ayuntamiento de Castellón y de la Asociación del Ferrocarril de Castellón. Desde el día 26 de noviembre, y hasta el día de Reyes la Panderola volverá a estar más viva que nunca en la calle Enmedio de la capital de la Plana.
 
 

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