Paco Gómez, espigador de fracasos

 

Por Facundo Duvón

Hoy por hoy, Paco Gómez (Madrid, 1971) es uno de los fotógrafos españoles más inquietos e imaginativos que pisan la calle, lo cual le lleva con frecuencia a tropezarse con las demarcaciones de la realidad, incluso a traspasarlas. Ni sus múltiples tareas dentro del colectivo NOPHOTO ni sus más recientes libros de fotografía –La felicidad (2012) o Photo Poche nº 103 (2012) – le han impedido dedicar estos tres últimos años a un nuevo reto: novelar la historia inverosímil de un hallazgo, la vida abandonada junto a cubos de basura de una extraña y extinta familia estadounidense en la malasañera calle Pez de Madrid. De Los Modlin, que podría definirse como una novela de no ficción-diario ilustrado-crónica detectivesca sobre sus experiencias en torno a dicho hallazgo, y de todo su proceso de gestación, os habla su autor en esta entrevista hecha para Culturamas.

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-¿De dónde sale tu afición, Paco, a recopilar cosas encontradas en la calle?

Durante mi época universitaria trabajé varios años de basurero. Al amanecer, volvía siempre a casa cargado de cosas de las que otras personas habían decidido deshacerse. A pesar de que no era común, lo más codiciado por mí eran las fotografías y los documentos, porque con ellos podía imaginar las vidas de personas desconocidas a partir de pocos datos inconexos.

 

-Como uno de los espigadores de Agnès Varda, que aseguraba que la basura es un abanico de posibilidades, tú has seguido con esa costumbre de recolectar bagatelas… ¿Cuántos restos de los Modlin te encontraste en la calle Pez, aquella noche de 2003?

Mucho material, sobre todo cartas, fotografías y negativos, lo que me cupo en una caja de fruta que encontré en la propia basura. Las fotografías, sobre todo, eran increíbles, surrealistas, con una calidad fotográfica impactante. El material se fue mezclando con aquello que fui recopilando durante la investigación y con mi propio material generado, su álbum familiar se acabó mezclando con el mío.

 

-¿Qué has hecho con todo ese material?

A esto no lo contesto para no tener que hablar del final del libro y hacer spoiler.

 

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-La historia que hay detrás de los Modlin sin duda da para ello, pero… ¿Cómo surge la idea de hacer una película?

Desde el primer momento entendí que el propio proceso de investigación podría ser muy interesante como historia. Decidí asociarme con mi amigo Jonás Bel para registrar en vídeo todas las entrevistas y los pasos que se dieran, con la intención de construir en un futuro una película documental, una vez que la investigación concluyera. Cuando esto pasó, escribí varios guiones y percibí que necesitábamos subvenciones públicas para poder pagar el uso de extractos de películas como “La semilla del diablo”. Pero tras varios intentos fracasados entendimos que era difícil que concedieran una subvención pública a alguien que no venía del mundo del cine y que no tenía experiencia. Decidí, entonces, asociarme con una productora, y ofrecimos la dirección a varios directores importantes. Al final, uno de ellos aceptó hacer la película en unas condiciones de coproducción fijadas. Yo me convertía sólo en un coproductor y en asesor y espectador de la versión personal de un desconocido. Estaba contento porque estaba convencido de que la historia era tan potente que triunfaría, yo no quería que quedase en el olvido. La película se hizo y es maravillosa. Triunfó en todo el mundo, estaba rodada con mi cámara, contaba la interpretación que yo hice de la familia a través de unas manos que enseñaban mis fotografías, utilizaba mi música y mis hallazgos, pero yo desaparecí incomprensiblemente de los créditos, y el director negó cualquier acuerdo inicial previo conmigo. Fue el episodio más triste de mi vida. Sentir la traición de un amigo de esa forma me ha hecho una persona muy desconfiada.

 

-¿Y el libro? ¿Qué te lleva a enfrentarte a una página en blanco, con lo duro que resulta para tantos escritores?

Lo del libro nació de una propuesta de una editorial, pero yo ya lo tenía en mente. A pesar de que la historia de los Modlin y mi propia investigación podían contarse de manera multidisciplinar, por la reacción de la gente, yo sabía que la mejor forma de contarla era de forma oral, y que yo debía ser la persona que lo escribiera. Era un cuento increíble que cuando se lo contaba a mis amigos y les enseñaba las fotografías les atrapaba y les provocaba la necesidad de querer saberlo todo. Por eso un libro que mezclase la narración con las fotografías me parecía la forma ideal.

 

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-Pero tú no eres escritor… ¿Cuándo empiezas a escribir Los Modlin? ¿Cómo se hace uno escritor?

No tuve miedo a enfrentarme a la página en blanco, no me preocupaba demasiado el éxito o el fracaso de esa empresa, lo que me interesaba era disfrutar con el proceso. Empecé a escribirlo creo que en 2010 y a raíz de la propuesta editorial. No me considero escritor. He escrito un libro, eso es verdad. El libro no es sólo mío, he tenido la ayuda de amigos, de Lete en el diseño, de Eva Lamarca en la construcción de la estructura, y de Juan Marqués y Ángela Villaverde en la corrección de textos. Sebastián Taberna ha sido mi compañero de aventura en la fase final, él ha realizado la edición del texto. Sebastián tiene un criterio excelente y me ha ayudado de forma definitiva a darle la forma definitiva, ha sido un apoyo ideal para confrontar los posibles caminos que podía tomar. Los dos queríamos que fuese un libro que se leyera rápido, que enganchase y que el lector se quedara con ganas de más. Parece que eso al menos se ha conseguido, viendo la respuesta de los lectores.

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-Tenías una editorial interesada en el libro, y sin embargo te has lanzado a la autoedición. ¿Por qué?

El libro lo imaginaba al margen de los estilos e intereses de las editoriales. No quería que todas las decisiones fueran encaminadas a generar un éxito de ventas y a reducir al máximo los costes de edición.

Para mí, el libro tenía que ser la culminación de un proyecto personal en el que yo tenía que tener el poder en todas las decisiones. No me daba miedo que el libro saliera imperfecto, de tener defectos serían reflejos de mis defectos. Yo hago libros de fotografía para otros, y una editorial no me aportaba nada. Es verdad que el lector necesita la coletilla de “editado por”, y por eso cree Fracaso Books, para aquellos lectores inseguros. La autoedición te permite controlar todo el proceso y no hacer un producto previsible, pero sobre todo, te concede la que parecía utópica posibilidad de ganar dinero con tu trabajo.

 

-La autoedición, entonces, te llevó al crowdfunding. ¿Cómo te ha ido ese asunto?

Eso sí que me sorprendió. Llevaba meses diseñando la campaña en Verkami, pero la respuesta superó todas mis expectativas. Yo necesitaba 7.500 € en 40 días y en tres días ya se había superado la cifra. Al final, se consiguieron más de 600 mecenas y 21.000 €.

 

-Andrés Trapiello o Agustín Fernández Mallo han elogiado tu libro, que funde diferentes géneros narrativos y los adereza con fotografías. ¿Qué significado tienen las fotos cuando son acompañadas por la narración? ¿Adquieren un nuevo significado? ¿Pierden el inicial?

Yo soy fotógrafo y mucha gente esperaba un fotolibro, pero para mí el libro es una novela ilustrada. Tiene dos tramas, una literaria y otra fotográfica. La literatura se impone, pero la fotografía siempre está presente porque acompaña a la historia y le da credibilidad. Las fotografías acompañadas del texto aumentan su significado, el autor te las interpreta, pero te deja iniciado el camino para que la imaginación del lector actúe. Las imágenes elegidas tienen un fuerte poder de melancolía y, puestas en su lugar ideal, ayudan a generar un ambiente apropiado, una atmósfera. Por eso tomé la decisión de que el libro fuera íntegramente impreso en color, para que la posición de las fotografías no fuera condicionada por criterios de costes.

 

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-El poder de las imágenes de la familia Modlin, fuera de su contexto original, lleva su historia a un territorio que ninguno de ellos hubiera imaginado. ¿Qué aporta este libro a la propia historia de los Modlin, a la artista que hay encerrada en Margaret, la esposa y madre?

Yo creo que el libro les aporta la visibilidad que se les negó en vida y les da la posibilidad de alcanzar la fama que los padres tanto ansiaron. Idealiza la obra de Margaret por ser coherente con sus propuestas, por disparatadas que puedan parecer. Yo considero el libro un homenaje a todos aquellos que persiguen una idea fija durante toda su existencia y acaban fracasando a los ojos del mundo, y así lo dejo claro en la cita inicial de Stanislaw Lem. Sé que es delicado trabajar con la vida de unas personas que no tienen posibilidad de defensa, pero asumo el riesgo y las críticas que surjan por mi atrevimiento.

 

-Tú has ido recreando escenas y poses fotografiadas por los Modlin que añaden otro valor a las fotos. ¿Es algo más que un homenaje? ¿Qué comunión se establece entre esas fotografías y tu trabajo de fotógrafo?

Mi obsesión fue tal que yo quise introducirme en el álbum familiar de estas personas. Quise fotografiarme yo, y fotografiar a mi familia y amigos en los mismos lugares que ellos se fotografiaron. Quería rellenar los huecos que los Modlin dejaron en el aire. Ilusamente, pensaba que con estos experimentos desataría fuerzas ocultas que liberarían hechizos y quién sabe si, así incluso, pudiera devolverles a la vida.

 

-¿Se ha banalizado el valor de la fotografía hoy en día, en la era de lo digital?

En la era digital la fotografía es más democrática que nunca y tiene más presencia en la vida de las personas. Pero a la vez, paradójicamente, es cuando menos presencia física tiene desde su descubrimiento. Un hallazgo como el de los Modlin será impensable dentro de unos años, nuestras vidas las estamos guardando en soportes inmateriales que tienden a infinito. Un basurero curioso del futuro puede que encuentre un disco duro que contenga un tesoro como el de la familia Modlin pero probablemente no hará el esfuerzo de adentrarse en su interior.

 

El libro LOS MODLIN de Paco Gómez puede adquirirse a través de la página www.losmodlin.com y en varias librerías independientes de toda España.

 

One thought on “Paco Gómez, espigador de fracasos

  • el 10 enero, 2014 a las 8:02 pm
    Permalink

    Hola, me gustaría contactar con Paco Gomez. Conocía a Nelson y tengo su voz grabada. Si no ha localizado otras fuentes de su trabajo Es posible que le interesae.
    Salud.
    G. Lopez

    Respuesta

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