Delicadeza violenta. La obra de Amparo Sard

Por Julio Andrés Gracia Lana

 

“El sueño permite, sostiene, retiene y saca a luz una extrema fineza de sentimientos morales, a veces incluso metafísicos, el sentido más sutil de las relaciones humanas, de las diferencias refinadas, un sabor de alta civilización, en resumen, una lógica consciente, articulada con una delicadeza inaudita que sólo un vigilante trabajo podría conseguir.” (Roland Barthes)

 

Amparo Sard entusiasma. Hace aproximadamente un mes, el Museo ABC clausuró su primera exposición en Madrid. Todavía hoy nos siguen llegando imágenes a la mente que la evocan. Es un buen momento para reflexionar sobre lo visto desde la nómina que proporciona el tiempo. Sobre ella, la artista destacó que era:

Fig. 1. Técnica empleada por Amparo Sard
Técnica empleada por Amparo Sard

 

“una muestra sobre la idea de inmaterialidad, sobre lo fantasmal y evanescente, cuanto se diluye como una versión más del otro mundo. Entran en juego los abismos del ser, los estados anímicos. Es un análisis de sensaciones.”

 

Lo decía con convicción y sin falta de lógica. Su obra es poderosa a nivel visual, capaz de emocionar y conmover. La artista ha trabajado vídeo, instalaciones o performances, pero es especialmente conocida por su manejo del papel: toma la superficie y la agujerea con la ayuda de un bullón o alfiler para que forme el relieve que le interesa. Georges Pierre Seurat (y, en general, el grupo de pintores enmarcados normalmente bajo el término “puntillistas”) utilizaba pequeños toques de color aplicados con el pincel para sacar a la luz el dibujo que deseaba. Lo hacía acercando la herramienta de forma rápida al lienzo, dando pequeños picotazos con la materia pictórica. Amparo Sard cambia el pincel por el alfiler, pero aguijonea igualmente la superficie. La atraviesa con la oscuridad que le proporciona el vano. La trabaja con la delicadeza de un escultor de Medina Azahara. En la antigua ciudad cordobesa, el relieve se modelaba con cuidado, utilizando el vacío proporcionado por el punzón para hacer que los detalles de las formas emergieran con delicadeza. Hojas trenzadas, racimos o textiles sobresalían de forma armoniosa, superponiéndose unos a otros con cuidado. El vano se utilizaba en la piedra tal cual era, como un elemento que proporcionaba el vacío. Amparo Sard lo emplea para producir relieve por sí mismo, taladrando el papel para que se adapte a su antojo. Lo consigue con delicadeza, pero se trata, en el fondo, de una delicadeza violenta, porque supone atravesar el papel, atacar su superficie a través de la perforación.

Fig. 2. Una de las obras incluidas por Amparo Sard en el programa Conexiones
Una de las obras incluidas por Amparo Sard en el programa Conexiones

 

El espectador recibe la fuerza emocional de lo plasmado. De forma directa, sin intermediarios. No se trata de un grabado (como los “punteados” de Giulio Campagnola), en el que el trabajo de buril queda oculto por el posterior empleo de la tinta. Se trata de una plasmación viva, de un contacto directo entre el papel y la artista. Entre éste y el espectador. Constituye motivos extraños, que remiten a un mundo bizarro, a un bosque propio al que ya hacía referencia Jesús Zurita, participante en la anterior propuesta del programa Conexiones. Los artistas toman una obra de la Colección ABC y otra de la colección de Banco Santander tratando de crear, a partir de ellas, un proyecto de exposición dialogado. En este caso, las elegidas por la artista fueron El espejo de la muerte de Gutiérrez Solana y Homenaje a Ángeles Santos de Julián Grau Santos. Introspección y, respectivamente, tenebrismo vital y personal que se muestran unidos en la figura de la muchacha que recorre los mundos oscuros. La propia artista, en una búsqueda de sí misma. La Otra que daba título a la exposición.

 

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