Impresiones del Atlántida Film Fest

 

Por Rubén Romero Sánchez.

The summers of kings, de Jordan Voigts RobertsMi profesor de Lingüística en la universidad tenía un perro llamado Chomsky. Era un buen tipo. El profesor, no el perro. Es cierto que los alumnos presentaron una queja formal porque en una clase dijo que a las mujeres checas “les jumea el sobaco”, pero el tipo tenía su gracia. Otro de sus perros se llamaba Humboldt. Sí, habría que verlo por su vecindario. La monda. El caso es que desde aquellos oscuros tiempos de mis 18 años, no había visto nada referido a Chomsky tan extravagante como la peli de Gondry que proyecta el Atlántida Film Fest en su plataforma online de Filmin (www.filmin.es), Is the Man Who Is Tall Happy? El autor de la absolutamente asombrosa Eternal Sunshine of the Spotless Mind nos presenta una conversación con Chomsky en forma de falso documental de animación, en el cual el director ilustra las teorías del pensador con dibujos cargados de sentido del humor y fina ironía. Un gustazo, para qué les voy a engañar. Nunca la gramática generativa había sido explicada de manera más certera, a pesar de que Gondry a veces (hace que) se pierde y tiene que volver a preguntar lo mismo y reconstruir su manera de ver las reflexiones de Chomsky sobre el nacimiento del lenguaje, el surgimiento de la ciencia moderna o su propia incapacidad para ser feliz tras la muerte de su esposa. Pasará a la historia, ya lo verán.

En el festival, hasta ahora, también he visto Tom à la ferme, la última peli del niño prodigio canadiense Xavier Dolan-Tadros. Debutó con apenas 19 años con la autobiográfica y muy sensible Yo maté a mi madre (2009). Continuó con la exagerada, alocada, extravagante y magnética Los amores imaginarios (2010), donde asienta su estética entre lo pop, lo romántico y lo sublime, que diría Longino. En 2010 presentó la que para mí es su mejor obra, Laurence Anyways, una extremadamente sensible y hermosa película sobre el amor, la identidad y la asunción de responsabilidades como motores vitales. Y ahora nos trae una película que se aleja de su habitual lenguaje formal y, con una puesta en escena despojada de adornos, construye un thriller de psicópata en el que el humor de las situaciones cotidianas y, sobre todo, la creación de cuatro (únicos) personajes muy complejos a los cuales a veces ni siquiera llegamos a entender, lo cual provoca incomodidad empática en el espectador, rompen las convenciones del género y asistimos, en realidad, al desmoronamiento de una familia en la que lo más importante es lo que se oculta tras la vergüenza y el peso de la culpa, y a la transformación de un joven perdido que, al final, consigue tomar las riendas de su propia vida tras una bajada a los infiernos de la que sale intacto pero distinto. Dolan comprende a sus personajes y siente cariño por ellos, los muestra vulnerables a la vez que agresivos. Y sigue creciendo. Hasta dónde llegará este caballero.

Por último, una sorpresa, The Kings of Summer, de Jordan Vogt-Roberts. Su argumento no puede ser más simple: tres adolescentes, hartos de que sus padres no los comprendan, deciden un verano construirse una cabaña en un bosque para vivir como adultos. Sí, una payasada. Pero todo depende de cómo lo cuentes, igual que los chistes. El caso es que esta película destila una socarronería, un humor negro, unas réplicas de sitcom y una colección de personajes y situaciones a cual más absurdos que es imposible no prendarse de ella. No es Cuenta conmigo ni lo pretende, pero al menos hace pasar un buen rato sin tomar al espectador por un memo, lo que ya es bastante. Además, el personaje de Biagio merece un spin-off, señores productores. El peligro de estas películas es que a veces arriesgan tanto con la rareza que pueden hacer un Parker Lewis peor incluso que el original, pero a Vogt-Roberts le sale bien la jugada desde el momento en que no quiere romper pretenciosamente con los postulados del subgénero de paso de la infancia a la vida adulta, sino que, de manera sencilla, se ríe hasta de sí mismo, sin perder, y ahí está su gran acierto, la mirada sensible sobre unos personajes entrañables.

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