Georges Braque en el Guggenheim de Bilbao

Por Carlos Toribio. 

George Braque. 

Museo Guggenheim de Bilbao

Hasta el 21 de septiembre. 

Los sentidos deforman, el espíritu forma. Trabajar para perfeccionar el espíritu: sólo hay certeza en lo que el espíritu concibe… La nobleza viene de la emoción contenida… Me gusta la regla que corrige la emoción”, Georges Braque en 1917 en Nord-Sud. Esta forma de pensar y de crear se puede contemplar en el Museo Guggenheim de Bilbao del 13 de junio al 21 de septiembre, conmemorando el 50º aniversario de la muerte del artista francés.

Braque es una de las figuras más destacadas de la vanguardia artística de principios del siglo XX, y es uno de los tres miembros de la trinidad de estos inicios de siglo dentro del mundo artístico, junto a Matisse y Pablo Picasso. Braque que era un refinadísimo artesano, el faber de la pintura moderna, retomó junto al español la lección plástica de Cezánne, y sobre todo pusieron en marcha la revolución artística con el cubismo, término que surgió de Louis Vauxcelles, cuando en 1908, en el hogar de Daniel-Henry Kahnweiler, dijo que Braque reducía todo a esquemas geométricos, a cubos.

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Con este montaje expositivo del Guggenheim de Bilbao, nos encontramos con la retrospectiva más ambiciosa celebrada en España del artista, comisariada por Brigitte Leal, y en la que podemos contemplar las 250 piezas que acoge la exposición, entre las que se incluyen algunas de las grandes obras maestras del que fuera precursor del cubismo. Esta muestra que comienza por sus inicios vinculados al fauvismo, transcurre posteriormente por su gran etapa cubista, las naturalezas muertas, los talleres y pájaros, y finalmente por los paisajes de Varengeville.

El recorrido de la exposición, comienza con un joven Georges Braque, que en 1905, cuando descubre el Fauvismo como corriente de la época, cuando visita el Salón de Otoño, a través de las pinturas de Matisse, Manguin o Derain, y será en 1906 cuando en Anvers realiza sus primeras obras fauvistas. Braque, después de haber pasado el verano en L’Estaque, desvió este tipo de pintura hacia una liberación del motivo. Fue en 1907, cuando la trayectoria de Picasso y Braque se cruzaron en el taller del malagueño en Bateau-Lavoir, justo cuando estaba realizando “Les demoiselles d’Avignon”.

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Con el cubismo, nos encontramos con el primer gran esfuerzo de hacer una nueva realidad, partiendo del fragmento y construyendo una realidad que tiene el valor de estructura y el adecuado método de creación era el collage. El cubismo, quería dar una imagen moderna de las cosas y quería recomponer un mundo que se encontraba roto en mil pedazos. El interés era ver la construcción de la imagen. En esta primera fase de la invención del movimiento, ambos artistas iniciaron un diálogo constructivo y modificaron radicalmente el vocabulario plástico. Sus lienzos eran de temas muy pocos variados, sobresaliendo los retratos, las naturalezas muertas o los paisajes, y entre las características eran la dislocación de las estructuras y la legibilidad en cuestión.

Dejado atrás el cubismo y sus diferentes fases, en 1930, Braque realiza naturalezas muertas, y el tema de los billares. De aquí encontramos “Mujer con paleta” (1936) o “Le Duo” (1937). En el año 1944, inicia una serie de billares que finaliza en 1949. Tras estos, encontramos los talleres y el tema del pájaro.

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Finalmente realiza los últimos paisajes entre 1955-1963 entre París y Varengeville, creando grandes vistas panorámicas, que admiraba en gran medida Alberto Giacometti. Y dentro de esta gran retrospectiva, el Guggenheim ha dejado una sorpresa agradable, y es la de utilizar una sala para el Braque escenógrafo, la relación que tuvo con los Ballets rusos y sobre todo con Serguéi Diaghilev y Leónide Massine. De este momento hay las obras “Salade” (1924) y “Les Sylphides” (1926).

Con esto se cierra un recorrido por la exposición ambiciosa de Braque, la más importante celebrada en territorio español, y el Guggenheim siguiendo su espectacular programa expositivo (Yoko Ono, Ernesto Neto…), ofrece un gran homenaje a uno de los artistas principales de la vanguardia artística del siglo XX.

Para finalizar, una de las citas principales de Braque: “La pintura siempre es una aventura. Cuando me enfrento a la tela vacía, nunca sé lo que puede surgir. Éste es un riesgo que siempre hay que correr”.

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