Entrevista al escritor Mario Crespo a propósito de “La 4ª”

 

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Mario Crespo (Zamora, 1979) es licenciado en Historia del Arte y Documentación. Ha escrito y dirigido los cortometrajes OdioSin título Death y es autor de las novelas LS6 (2010), distinguida en el Festival du Premier Roman de Chambéry, Cuento kilómetros (2011), Biblioteca Nacional (2012) y La 4ª (2014). También ha coordinado, junto a José Ángel Barrueco, la antología Viscerales (2011). Es colaborador habitual de prensa y su obra poética y narrativa aparece antologada en varios libros. Actualmente reside en Madrid.

 

La 4ª. Mario Crespo. Ediciones Lupercalia. 2014. 211 páginas.

El escritor ha respondido algunas preguntas a propósito de su novela “La 4ª” para Culturamas.

 

P. Da la impresión de que “La 4ª” es un punto de inflexión en tu carrera. ¿A qué crees que se debe este cambio en tu trayectoria literaria?

 

R. Creo que se debe a una evolución natural que procede tanto del estudio de la prosa como de la existencia de inquietudes más graves. También es cierto que he intentado cuidar el estilo con mucho mimo. No obstante, esta obra, “La 4ª”, está escrita en 2012, y ahora, al releerla, no me reconozco en ella; considero que el estilo es, como dice Víctor Balcells en la contraportada, muy sobrio, al menos respecto al que estoy practicando ahora, algo más florido. De todas formas, creo que la evolución es, y debe ser, una constante en todo novelista joven.

 

P. Me ha llamado la atención la estructura. ¿Nos podrías contar algo sobre ella?

 

R. Bueno, la estructura es similar a la de mi primera novela, “LS6”, la cual se dividía en seis capítulos independientes que interactuaban los unos con los otros para componer la historia. Aquí ocurre lo mismo, pero de forma un poco más elaborada, pues cada uno de esos capítulos pretende ser un relato en sí mismo, y funciona tanto en relación con los demás como solo. En cualquier caso, lo más atractivo, creo yo, es la interacción entre las partes, que funciona como un juego de espejos donde, al unir distintos trozos, uno puede ver finalmente la imagen completa. Me interesaba que las subtramas abiertas en el capítulo dos, por poner un ejemplo, se cerraran en el seis, que es un capítulo con personajes, localizaciones y atmósferas muy distintas a las del dos. Y me interesaba porque el marco temporal de la obra va desde los años setenta hasta un futuro en el año 2046, y narrar toda la historia de Carlos Barbosa de manera lineal podría haber convertido la obra en una selva difícil de transitar. En ese sentido, la novela funciona como un puzle que lector ha de reconstruir mentalmente conforme va leyendo, lo cual lo convierte, de alguna manera, en un elemento activo, y no en el típico lector pasivo al que le dan todo hecho. Por otro lado, “La 4ª” plantea de fondo algunas ideas filosóficas, como que la realidad que vemos no es única, sino que se compone de distintos planos o niveles, y la estructura fragmentada sirve para apoyar ideas como ésa. Considero no obstante que usar elementos que requieran de la voluntad del lector ayuda a mantener la salud de la novela.

 

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P. En la novela aparecen referencias a otros libros como “San Manuel Bueno, mártir”, de Unamuno, o “La historia interminable”, de Michael Ende. ¿Nos podrías hablar de cómo se relacionan estas obras con tu texto?

 

R. Cada capítulo lleva el nombre de una obra literaria o cinematográfica que marca de alguna manera el relato en cuestión. En el primero, “La historia interminable”, el joven protagonista aprende a huir de una realidad que le maltrata gracias a la lectura del libro homónimo, cuya narración se compone de dos planos alternos; el real y el del mundo de Fantasía. Y esa Fantasía, también entendida como género literario, me sirve para exponer la idea de fondo de la novela, la de la espiritualidad del occidente contemporáneo, algo que no se ciñe hoy en día a los dictámenes de la Iglesia, sino que se forma en cada individuo con teselas de conocimiento, sensaciones y experiencias. De ahí que “San Manuel Bueno, mártir” aparezca estructurando el relato que cronológicamente acontece primero; el que narra la historia del padre del protagonista y plantea la existencia de la fe como algo absurdo y paradójicamente necesario. He recibido algunas opiniones de lectores que me comentan que la parte religiosa/espiritual no les ha interesado mucho porque no son religiosos. Yo tampoco lo soy, pero, obviamente, la certeza de la muerte es algo que nos incumbe a todos. He intentado acercarme a la metafísica por carreteras secundarias, pero al mismo tiempo recién asfaltadas; temas contemporáneos como por ejemplo las drogas de diseño (en este caso a través de la Ruta del Bakalao, un fenómeno del que se ha escrito muy poco en España), pero entendidas éstas como puertas de la percepción, como vía de entrada a un mundo mental capaz de revelarnos algunos secretos. La educación espiritual, entendida como gnosis, me parece un tema olvidado hoy día como si fuera un polvoriento y obsoleto reproductor de vinilo cuando sin embargo debería ser un tema de importancia capital para la mejora de la educación, y por lo tanto del sistema, pues, como diría el poeta: la educación hace el alma navegable.

 

Por Rebeca García Nieto

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