Eugenia Marlitt: de la música a la literatura

Por Silvia Pato.

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E. Marlitt (Bild aus Seite 473 in “Die Gartenlaube”. Image from page 473 of journal Die Gartenlaube, 1887)

La escritora alemana Eugenia Marlitt, pseudónimo de Friederieke Henriette Christiane Eugenie John (1825-1887) comenzó su carrera artística relacionándose con la música, ajena a la pluma y a las letras.

Cuando la aristócrata Mathilde de Schwarzburgo-Sondershausen, encargada de la educación de la joven Eugenia, la escuchó cantar, la envió a estudiar al conservatorio imperial de Viena. Un par de años después de haber iniciado sus estudios musicales, la muchacha debutó en la ópera, cosechando varios éxitos. Pero la cantante padecía una enfermedad del oído que terminó dejándola sorda. Así, Eugenia abandonó las tablas y volvió a ponerse al servicio de la princesa como dama de honor.

450px-Die_Gartenlaube_(1869)_001Cuando la aristócrata prescindió de su protegida por motivos económicos, Eugenia se fue a vivir a la casa de su hermano Alfredo, maestro en Arnstadt. En ese momento, comenzó a escribir, firmando sus obras como E. Marlitt. Envió su primera novela, en 1865, a la revista Die Gartenlaube, que la publicó con el título de Los doce apóstoles. Al año siguiente, alcanzó el éxito con Goldelse, y la revista empezó a aumentar sus tiradas gracias a las historias de la antigua cantante.

Las ganancias que le proporcinaron sus libros favorecieron que Eugenia se construyera una casa en la localidad de Arnstadt a la que puso de nombre Villa Marlitt. Y es que, teniendo en cuenta que muy pocos conocen en la actualidad a la autora, fue una de las escritoras más célebres de su tiempo. Sus historias estaban entre las más vendidas y todas sus novelas fueron bestsellers, como The Princess of the Moor o The Lady with the Rubies.

La escritora, que siempre había padecido diversos problemas de salud, nunca dejó de escribir. Falleció el 22 de junio de 1887. Su mano había dejado una novela inacabada: La casa de los búhos, que fue terminada años después por Wilhelmine Heimburg.

 

FUENTE: Cultura sorda

 

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