Vuelve a Madrid «La piedra oscura»: la última representación de un gran amor de Federico

Por Horacio Otheguy Riveira

La piedra oscura, de Alberto Conejero: una ceremonia tan profunda y emotiva a la vez que los estudiantes de instituto que llenaron la sala aplaudieron de pie con los ojos bañados en lágrimas, cuando no lágrimas liberadas envolviendo sus rostros de sorpresa, inocencia rota en el umbral de una vida ante el conocimiento de crímenes que no deben olvidarse. Un gran éxito de 2015, ganador de 5 Premios Max, vuelve a Madrid en septiembre 2016.

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De izquierda a derecha: Daniel Grao, Nacho Sánchez

En 1936 muere asesinado Federico García Lorca en Granada. En Madrid había dejado obras que sus compañeros de La Barraca guardaron. Federico, el hombre que llevó su teatro y su poesía, junto al teatro y la poesía de compatriotas por pueblos donde la mayoría ni siquiera habían podido ir a la escuela. Ese era su peligrosísimo emblema de rojo al que había que liquidar cuanto antes. Hasta hoy no se conoce el lugar donde arrojaron sus restos, y quienes continúan en España el legado franquista con máscaras de demócratas de toda la vida hacen todo lo posible para no revelar la verdad.

Pero, hete aquí, cosas del destino, en un teatro del Estado español se representa esta obra breve en la que hay mucho y muy bueno de la terrible guerra. Y recreado con dominio del lenguaje, un texto dramático en el que la acción interior-exterior fluye con la naturalidad de quienes saben que son los gestos de los seres humanos los que importan, y las palabras vienen después.

Un soldado del bando republicano de nombre Rafael Rodríguez Rapún es un prisionero herido, vigilado por un muchacho de 18 años que es en realidad un chiquillo de ambiente rural, criado entre reses, que nunca jugó al fútbol ni conoció muchacha, y todo le asombra y le asusta porque ha visto morir a su madre y medio pueblo bombardeados por fuego amigo, los aviones de Mussolini que así castigaron a una población católica que salió en busca de los que suponía sus salvadores.

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El herido y el muchacho desesperado con los gritos de su madre en la cabeza son enemigos. El proceso en que se terminan abrazando es la propia historia de esta función admirable en la que cada pausa, cada silencio, como cada mínimo gesto están graduados según el palpitar de los corazones de sus dos actores: el experimentado Daniel Grao (EmiliaLa avería, por ejemplo), y el recién llegado Nacho Sánchez.

Entre los dos y la mano sutil de un gran equipo de producción, todos a una en los matices de la luz, la frialdad del acero de las paredes, el minucioso realismo de la suciedad imperante, bajo una dirección de Pablo Messiez capaz de extender el coraje y el miedo de los personajes como parte indisoluble del miedo y el coraje de los espectadores, convencidos de que la memoria no es histórica sino un presente cargado de futuro.

Detrás de todo, en la atmósfera precisa de la representación, un autor que ha indagado, entrevistado a herederos e historiadores, y de los hechos surge esta ficción bien documentada para alcanzar el pacto entre dos hombres atrapados en una contienda que nunca buscaron, mientras de fondo, Federico menciona en una carta, sólo una vez, La piedra oscura. Y nada más. No se sabe si fue un poema o una obra teatral que nunca llegó a escribir o fue destruida lo mismo que su cuerpo.

La piedra oscura es también la última representación del gran amor de Federico, de cuando el prisionero Rafael Rodríguez Rapún confiesa haberse rendido a la irresistible seducción del poeta, por única vez en su vida enamorado de un hombre; un hombre al que abandonó en busca del amor de mujeres, de la placentera vida del mar y su sensualidad, del descubrimiento del teatro, y aquí y ahora, en un escenario, 78 años después representa la redención por amor a la vida, horas antes de echarse a morir como aquel a quien abandonó cuando más lo necesitaba.

Y al final, fuera de escena, fuera del teatro, en el recuerdo personal de quien esto escribe, algunos párrafos de la Elegía a Federico que le dedicara Pablo Neruda:

SI pudiera llorar de miedo en una casa sola,
si pudiera sacarme los ojos y comérmelos,
lo haría por tu voz de naranjo enlutado
y por tu poesía que sale dando gritos.

Porque por ti pintan de azul los hospitales
y crecen las escuelas y los barrios marítimos,
y se pueblan de plumas los ángeles heridos,
y se cubren de escamas los pescados nupciales,
y van volando al cielo los erizos:
por ti las sastrerías con sus negras membranas
se llenan de cucharas y de sangre
y tragan cintas rotas, y se matan a besos,
y se visten de blanco.

… …

Hay tantas gentes haciendo preguntas
por todas partes.
Hay el ciego sangriento, y el iracundo, y el
desanimado,
y el miserable, el árbol de las uñas,
el bandolero con la envidia a cuestas.

Así es la vida, Federico, aquí tienes
las cosas que te puede ofrecer mi amistad
de melancólico varón varonil.
Ya sabes por ti mismo muchas cosas.
Y otras irás sabiendo lentamente.

Neruda y García Lorca no volvieron a encontrarse. Tres años después de muerto Federico, el poeta chileno fue cónsul en París protegiendo a cuantos españoles pudo dar refugio. Poco más tarde llegan los nazis. El mundo en llamas, pero esa sería otra obra. Esta Piedra oscura habla de la impotencia de los hombres en la consecución de sus lazos verdaderos, de la criminal victoria fascista en una España que no termina de quitársela de encima, como el único país de Europa donde el fascismo se perpetuó, enmascarada en una aparente democracia. Una obra que habla a su vez de la valerosa capacidad humana para encontrar solidaridad donde menos se la espera.

[Recomiendo la lectura de un artículo estupendo sobre los hechos reales en que se basa la obra: Mira que nos acechan todavía].

Foto11.lapiedraoscura.marcosgpuntoLa piedra oscura (Ediciones Antígona)

Autor: Alberto Conejero

Dirección: Pablo Messiez

Ayudante de dirección: Javier L. Patiño

Meritorio de dirección: David Castillo

Portada de la edición del texto. Fotografía de Federico con el protagonista de la obra.

Intérpretes: Daniel Grao, Nacho Sánchez

Escenografía y vestuario: Elisa Sanz

Iluminación: Paloma Parra

Coordinación musical: Ana Villa/Juanjo Valmorisco

Fotos: marcosGpunto

Lugar: Teatro María Guerrero. Sala de la Princesa. Fechas: Del 14 de enero al 22 de febrero de 2015. Entradas en venta para la reposición: del 18 de septiembre al 18 de octubre de 2015.

REPOSICIÓN 2016, Teatro Galileo del 8 de septiembre al 6 de noviembre 2016.

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